Si algo importante reivindica la
navidad es el realce de lo humano, del encuentro familiar y de los afectos.
Extrañamente el mes de diciembre, en su caminar lento pero inexorable, que nos
conduce al fin de año, sirve también como “Espada de Damocles” que pende sobre
la conciencia de cada ser y como momento para sacar las cuentas propias de lo
bueno y de lo malo, de lo mucho o lo poco en que nuestros actos y acciones han
servido para la causa de lo humano.
Es el momento de nuestras culpas;
“por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, pero es también el momento;
quizás fugazmente o por un breve instante, en que cobramos clara conciencia de
que podemos ser, como lo decía Silvio Rodríguez, “un tilín mejores”.
Decir; Feliz Navidad! Es también
transmitir bondad y expresar buenos deseos. Es transmitir, entregar, un trozo
de lo humano que somos.
La navidad viste de fantasía la vida.
La llena de luces y colores. Y como un gran juego colectivo; inocente, ingenuo,
infantil; sin distingo de raza y clases sociales, nos adentramos en la
esperanza por el mañana, en el amor a nuestros seres queridos; en la añoranza,
en la tristeza, en lo humano.
Decir Feliz Navidad! Es recordar a
Panchito Mandefua y a todos esos Panchitos Mandefua que deambulan por las
calles del mundo, sin pan y sin cobijo. A los niños sin esperanzas a los que
nunca los visita el Niño Jesús. O al hombre solo que tiene que soportar íngrimo,
la fuerza indetenible del tiempo y de todas las culpas que arrastra sobre sí.
La navidad es lo humano peleando
contra lo material y contra ese monstro gigante que es la propaganda que nos
incita a gastar, a pagar, a comprar, dizque, la felicidad. Es un momento para
ser buenos y para echar al lado la maldad, el egoísmo, la indiferencia ante la adversidad ajena y para romper el aislamiento
del resto de los humanos, hacía donde nos empuja un modo de producción y un
sistema, que como el capitalismo, nos taza el valor en cuanto poseedores de
riquezas.
La navidad es un momento para
desnudarnos el alma y desechar los antivalores y convertirnos en humanos. Feliz
Navidad para todos!