Sin dudas que los liderazgos suman
muchas voluntades y coincidencias. El liderazgo del Comandante Chávez,
indiscutible por lo demás, es el mejor ejemplo de ello.
Son millones de
seres que decidieron militar en el proyecto de país, en el proyecto bolivariano
que esgrimió El Comandante y que aún se mantiene vigente.
Fue crucial aquel año 2004 cuando Chávez declaro el
carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana. Y dos años después, en
el año 2006, el carácter socialista de la misma. Estos dos hechos han sido
fundamentales en el proceso histórico que ha venido construyendo La Revolución
Bolivariana. Pues, le han dado un rumbo claro al proyecto de país que queremos.
Pero además, ha permitido que abordemos de fondo el problema. El cual sin duda
se ubica en el tipo de sociedad que queremos y devela el fracaso del modelo
capitalista. Que además arrastra, aceleradamente al hombre hacia su destrucción
y desaparición.
La Revolución
bolivariana es en sí misma el aporte consiente de una sociedad, hacia lo que
debe ser el nuevo modelo hacia donde deben gravitar el resto de las sociedades.
Es decir, modelos incluyentes, modelos que tomen al hombre y sus problemas como
epicentro de sus funciones, etc.
El Chavista Light
ante tamaño compromiso, asume la diáspora. Pues, su militancia se transforma
entonces en un compromiso más serio, más riguroso e incluso, de mayor entrega,
que lógicamente él no está dispuesto a dar.
El Chavista Light es
aquel que se suma por admiración o por algún tipo de interés, pero en verdad no
tiene compromiso con nadie y llegan justo hasta donde el conflicto obliga a definirse.
Al Chavista Light lo
ideológico lo aterra y el termino socialismo lo coloca en una disyuntiva que
contradice su carga cultural y se aleja argumentando bien su nuevo camino. Y
acusa, y señala, etc.
Quizás fue una
tragedia para El Chavista Light cuando El Comandante planteo el carácter socialista
de la revolución. Oh¡ Dios, como asumir semejante anacronismo. Como, si ya la
civilizada Europa lo había desdeñado y ya el mundo asumía como verdades irrefutables
“el fin de la historia”, “el fin de los sueños”. Por qué querer cambiar todo si
con simples decretos y reformas se puede seguir llevando la vida.
De seguro asumían que
Hugo Chávez se había desviado pero su solo presencia física les impedía dar un
paso al lado. Y surgió lo imprevisto;
desaparecieron físicamente al líder. Ahora, El Chavista Light critica a Maduro
y se define defensor del legado de Hugo Chávez. Nadie más chavista que él. Algunos se dicen
depositarios de confesiones y secretos
del Comandante, pero bien lejos de todo cuanto huela a Maduro o Diosdado;
verdaderos legatarios del Comandante y quienes han estado a la altura histórica
de tamaño compromiso.
El Chavista Light,
sin saberlo o no, termina por ser
opositor, pues, las banderas que esgrime; argumentos y discursos, son siempre
para criticar a quienes ejercen responsabilidades de gobierno, mientras que en
un ejercicio de civilidad y de gente decente, se toman un café, un buen vino o
comparten una buena comida con los sectores más reaccionarios de la política venezolana.
Con esos con los que a cada rato tienen contacto con el primer mundo y que se
dicen más inteligentes que todos.
El Chavista Light no
es tan pendejo, con su “militancia” descomprometida, prepara el terreno para
brincar la talanquera con “dignidad”. Son chavistas opositores, como dijera
alguien.