Ya en sus últimos
días el siglo XIX, en sus pasos de gigante que da el tiempo, los EEUU avanzaban
en su idea clara de consolidar su posición hegemónica. Y es que el capitalismo,
mas allá de ser un Modo de Producción, es también una especie de maquinaria
propagandista que combina perfectamente sus postulados teóricos, con
estrategias propagandistas, métodos
psicológicos y la guerra.
El siglo XXI ha dado
inicio con malos presagios. El mundo parece que ha agotado sus recursos
naturales y todo indica que la vida en la tierra requiere de más conciencia
ecología, de más respeto por el medio ambiente y también de un mayor compromiso
político de las naciones poderosas, que tienen a su mano grandes decisiones y
grandes manejos de recursos.
Hasta qué punto
Mijaíl Gorbachov habría contribuido al desarrollo actual de los
acontecimientos?, no lo sabemos, Pues, recordemos que el lidero todo el sistema
de reformas políticas que condujeron a la desintegración de la URSS y el
desmoronamiento del bloque soviético, con la incidencia inmediata que el mundo
perdió su “equilibrio” político al resquebrajarse el llamado mundo bipolar y al
dejarle el campo libre a los EEUU de erigirse como triunfador.
Y es que realmente
el asunto va más allá de una simple disputa. EEUU logro imponer la tesis de que
el socialismo había fracasado, que habíamos llegado al “fin de la historia”, al
final de los sueños y de los deseos de aspirar un mejor mundo; un mundo más
justo, más humano, más equilibrado.
Como dijimos, se rompió
el equilibrio del mundo. La paz se fracturo y ahora El Modo de Producción
Capitalista; y además en una fase
imperial; poderosa, hegemónica, globalizada, va a la conquista del mundo.
Así ha empezado el
siglo XXI a dar sus primeros pasos. Los EEUU actuando como dueños del mundo. Empezaron
por ejercer control global de los océanos
y las líneas de comunicaciones marítimas. Ejerciendo una especie de supremacía de
poder naval.
A la par, han
inundado al mundo de bases militares (pasan de mil bases militares diseminadas
por el mundo). Y sin dejar de mencionar el programa espacial de “Guerra de Las
Galaxias”, donde el gobierno norteamericano se ha dispuesto a la conquista absoluta
del espacio y lograr espiar y monitorear; con tecnología de punta, todo cuanto
sea de su interés en la tierra.
Los EEUU, erigidos
como el imperio moderno, imponen su verdad y sus intereses sin reparo alguno. A
la mierda se han ido los postulados de la diplomacia y del Derecho Internacional.
Al carajo las instituciones, tratados y acuerdos internacionales. Los DDHH
quedan relegados, vergonzosamente, a un basurero. La humanidad parece retroceder
en cuanto al carácter civilizatorio y el siglo XXI nos presenta un mundo al
borde de la desaparición.
Afortunadamente los
nuevos conquistadores de este siglo no pueden comprar el fuego, no pueden comprar
la rabia ni la rebeldía ni los derechos de los pueblos a indignarse. Poco a
poco se empiezan a alzar las voces que reclaman un nuevo mundo, un nuevo modelo
de convivencia humana.