Hasta hace pocos
días veíamos una campaña mundial pidiendo S.O.S por Venezuela. Dizque en este
país la dictadura comunista de Maduro estaba matando a los estudiantes, a la
ciudadanía pacífica que salía a manifestar a las calles, etc.
A esta campaña, con
un mediatismo sin precedentes, se sumaron artistas nacionales e internacionales,
deportistas, intelectuales y hasta CNN en Español como el gran instrumento para
mundializar la tragedia de Venezuela, se instaló en el país con corresponsalías
en las principales ciudades de la guarimba (Táchira, Valencia, Caracas).
Muchos artistas
venezolanos que cuentan con el aprecio y la admiración del pueblo, prestaron su
arte y su histrionismo para fingir situaciones falsas. Las mismas organizaciones
deportivas, como MLB Baseball por ejemplo, fueron utilizadas para que sus
jugadores expresaran su S.O.S por Venezuela, y en muchos casos con la bandera
patas arriba, con siete estrellas y el amarillo hacia abajo. En el país se
suspendieron conciertos y eventos importantes. Se buscaba la presión definitiva
para salir de Maduro. Hasta el Premio Oscar fue utilizado para que famosos
actores y actrices, que ni remotamente conocen a Venezuela, se pronunciaran con
su S.O.S.
Por fortuna la
mentira ha quedado develada. Poderosas fuerzas económicas y políticas se han
estado moviendo, sin escatimar millones y millones de dólares, para tumbar a
Nicolás Maduro y acabar con el proceso de transformación que aquí se inicio
desde el liderazgo de Hugo Chávez.
Por estos días
hemos estado asistiendo a un espectáculo dantesco. Podemos entender o no las
razones del conflicto que hoy tiene a Palestina y a La Franja de Gaza, pero lo
que no se puede aceptar, y no hay banderas que lo justifiquen, es la masacre
humana que está ocurriendo en Palestina.
Ya lo decía Ernesto
Che Guevara alguna vez; “Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el
golpe dado a cualquier mejilla de hombre”. Todos los seres humanos deberíamos
indignarnos ante el genocidio que hoy ocurre en Gaza y al pueblo Palestino
todo. No hay argumentos que justifiquen el asesinato de civiles; de niños, de
mujeres, de familias enteras.
Las imágenes que
nos llegan son terribles. Es impresionante el uso de armas no convencionales;
armas de destrucción masiva, de aviones no tripulados, de tecnología súper
avanzada. No es una guerra, es una acción de exterminio. Un genocidio.
Digna ha sido la
posición de Nicolás Maduro al gritarle al mundo un S.O.S por Palestina.
Mientras la oposición venezolana, agrupada en lo que ellos vulgarmente llaman
la MUD (como dijera Roberto Malaver), hacen silencio y callan vergonzosamente.
A todos esos que se
prestaron para gritarle al mundo un S.O.S por Venezuela, pero que hoy callan
ante lo de Palestina, los hemos calificado como miembros del “Club de los Estúpidos”.
Y en ellos recordamos aquel viejo adagio que reza que, “de lo sublime a lo ridículos
hay sólo un paso”.