Hasta la saciedad
se ha dicho, sobre todo en la militancia de izquierda, que la crítica
fortalece; que la crítica y la autocrítica son herramientas que ayudan a
mantener las perspectivas de lucha orientadas por el camino correcto. Es una
elevación, una muestra de altruismo y una capacidad especial de poderse ver a
uno mismo, tal cual es, con sus defectos y virtudes; cuan fuerte o cuan débil. Sin
embargo, este ejercicio propio de la inteligencia, puede también ser peligroso,
pues, puede lacerarnos el espíritu y el juicio; la razón, la dignidad.
Por estos días, dos
connotados dirigentes del PSUV, Jorge Giordani y Héctor Navarro, han esgrimido
fuertes críticas a la forma como Nicolás Maduro ha venido conduciendo La
Primera Magistratura, y tras ellos, desde algunas tribunas importantes, otros
dirigentes de izquierda, han sostenido una crítica permanente al rumbo que
sigue la revolución Bolivariana.
En este punto es
importante recordar al mismo Comandante Chávez cuando alguna vez comentaba,
como en los años pasados, tanto los movimientos revolucionarios como muchos de
sus dirigentes no cesaban en una critica permanente y en un nunca ponerse de
acuerdo en cuanto al rumbo que se debía seguir. Ciertamente el saldo fue muy
alto. Atrás quedaron los suelos llenos de sangre y los mártires sembrados hasta
esperar la buena nueva.
Con el arribo de
Chávez al gobierno y luego de asumir su condición socialista; cristiano y
marxista, quienes por siempre hemos militando en la concepción de la izquierda
y hemos enarbolado la idea de justicia social, de humanismo y de la terquedad
de que en definitiva es necesario un mundo distinto, inmediatamente nos sumamos
a Chávez y a todo este proceso político que hoy se vive en Venezuela. Lo
apoyamos, lo suscribimos y con él contribuimos de alguna manera. De eso no hay
dudas.
Y el otro aspecto a
recordar es la disidencia permanente. Las contradicciones que lejos de aclarar
confunden y engañan. Bandera Roja con Gabriel Puerta a la cabeza ubicados al
lado de la derecha más reaccionaria, El Movimiento al Socialismo (MAS), que no
creen en el socialismo. Douglas Bravo con una posición de Tercera Vía que lo
distancia de la izquierda pero lo acerca a la derecha. En fin una disidencia
perenne criticar, oponer, contrariar, Nunca contribuir.
No es justo
descalificar a Giordani ni al profesor Navarro. Más sin embargo creemos que el
profesor Giordani, además de perder una tremenda oportunidad de crear un
documento más constructivo y más apropiado para la discusión, contribuye,
“inocentemente”, con los sectores oposicionistas al gobierno revolucionario, en
un momento coyuntural, donde para nadie es un secreto la guerra que se ha
desatado contra este país. Donde ha quedado demostrado incluso, la
participación de capital foráneo, en aras de tumbar a Nicolás Maduro.
Un hombre como
Giordani, vinculado desde hace 15 años al alto gobierno, a la alta política, no
puede desconocer el accionar de las fuerzas enemigas, por una parte. Y por
otra, el tremendo esfuerzo que hace Nicolás Maduro por cumplir el legado del
Gigante.
El que alguna duda
tenga que se remita al mensaje del comandante Chávez aquel 08 de diciembre en
la noche. Allí está plasmado lo más puro y sincero de los deseos del Gigante.
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