miércoles, 20 de mayo de 2015

EL ATAQUE A LA MORAL DEL PUEBLO

Sobre el proceso político venezolano se pueden decir muchas cosas. Realzar fallas  y debilidades; errores, equivocaciones, carencias. Muchísimas cosas más, ah, pero también hay que admitir que este país padece una cruenta guerra económica, alentada por múltiples actores  con un claro interés en derrotar, más que al gobierno de Nicolás Maduro, al proceso revolucionario, nacionalista y contestatario que él lidera.
Y es que no es poca cosa lo que representa Venezuela. Basta ver en la perspectiva histórica mundial para comprender semejante “destino”. Es como que a la patria de Bolívar le corresponde el mismo designio de Atlas; no por el castigo al que fue sometido este por el Dios Zeus de sostener los cielos con sus grandes manos y fuertes brazos, sino por la trascendencia que semejante revolución representa para el destino de America, y cuidado si del mundo.
Autores como Daniel Estulin señalan que Venezuela es; “punta de lanza de la defensa de la libertad de América Latina…y gracias a ese esfuerzo, toda la región está políticamente activa, consciente e interactiva. Este despertar político es una de las causas más dramáticas y significativas por las que el imperio no ha sido capaz de capturar y moldear el continente a su gusto. Se trata de la dignidad. Y Chávez demostró que la dignidad humana es el desafío central inherente al despertar político global”.
La Revolución Bolivariana; como un grito que emana de las catacumbas, es la voz de esperanza de muchos pueblos, de muchos individuos y de muchos seres humanos. Ante la voz imperial, es una reivindicación y un resurgir del socialismo. Es en pequeña escala, lo que el mismo Chávez calificaba de; “El Socialismo de Lo Pequeño”. Es decir, el aterrizaje de las ideas a la realidad. Pero no a cualquier realidad. Se refería El Comandante a la realidad individual de cada persona. El acceso a la salud, a la escuela, a la comida, a la diversión y el esparcimiento. Al derecho de soñar, pero también al derecho de concretar los sueños. Por eso es que es bien acertada aquella expresión (que he hecho mía), de Diosdado Cabello cuando alguna vez decía que; “Sino nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”.
La actual guerra económica que se cierne contra Venezuela, más allá de que escaseen los alimentos o las medicinas, busca atacar es a la moral del pueblo. Hay una guerra psicológica, previamente diseñada y estructurada en laboratorios de guerra, por especialistas en conducta y comportamiento humano, dirigida a atacar el legado más grandioso que nos ha dejado Hugo Chávez; la dignidad y la convicción de que somos un pueblo de estirpe guerrera y libertaria.
La Guerra Económica es contra la moral del pueblo. Como en el pasado cuando degollaban a un guerrero y exhibían su cabeza para que el espectáculo bajara la moral del enemigo, así pretenden hacer con las colas. Atacan la conciencia del pueblo y la burguesía y los enemigos de la patria buscan socavar la dignidad de los venezolanos.
La Revolución Bolivariana se enfrenta a un enemigo de mil cabezas. Muchas veces sin nombre y sin rostro. El enemigo cobra vida en lo cibernético, en lo mediático, en lo sublime, en lo abstracto. Quiere llegar a los sentimientos, a la mente, al espíritu, a la voluntad.
El enemigo subestima al pueblo; subestima su inteligencia, su bravura, su osadía.

El enemigo también quiere destruir; descalificar y hacerles expedientes a los líderes fundamentales de La Revolución (caso Diosdado Cabello, El Pollo Carvajal, Tarek El Aissami, José David Cabello, etc.). Y eso también forma parte de la guerra económica.

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