Los símbolos son
todas esas estructuras físicas, espirituales, morales, históricas, etc, que
mueven el quehacer diario de una sociedad. Ellos tienen un impacto en nuestras
vidas y sin dudas contribuyen con el equilibrio social. En muchos casos inspiran a pueblos enteros y
generan orgullo, hidalguía y contribuyen grandemente con la idea de país y de
sociedad.
La destrucción de
Las Torres Gemelas, ubicadas en Manhattan, Nueva York; The World trade Center
(1973), no fue un hecho casual. Quienes planificaron su ataque y posterior
destrucción, no solamente estaban derribando unos “simples” edificios, estaban
derribando una las torres o edificios más altos del mundo (ocupaban el puesto
No 4 en altura, como los edificios más altos del mundo); con ellas, derribaron
también una simbología de la sociedad norteamericana. Independientemente de
quien haya hecho esto, pues, se cuestiona aun, y cada vez con mayor base (ver
informe emitido por “Científicos por La verdad”, en https//www.telesurtv.net/
“Los atentados terroristas y teorías sobre el ataque a las torres gemelas”).
Más sin embargo, este no es al aspecto a dilucidar en esta entrega.
Con el derribo de
las Torres Gemelas se atacaba también la simbología que ellas representaban
para los estadounidenses. Que dicho en palabras de Minoru Yamasaki, diseñador
de las mismas; “Las Torres van a representar la nueva imagen de la ciudad, puerta
de entrada para transmitir un mensaje de hermandad”.
En el caso de
Venezuela, insistimos, la guerra psicológica tiene su canal de expresión a
través de la massmedia. Las corporaciones de la comunicación tienen una
estrategia alineada con los centros de poder mundial.
Nadie puede negar
que El Gobierno Bolivariano, en sus líneas de acción, tenga como eje
transversal; y he allí una concepción que define su accionar político,
beneficiar a las clases sociales más desposeídas. Fortaleciéndoles su calidad
de vida y el acceso directo a los bienes y servicios. El despliegue a nivel
nacional de La Gran Misión Vivienda Venezuela es un ejemplo de ello. Y así
también la cantidad de universidades públicas que existen.
No fue casual el
ataque y quema de universidades, como la UNEFA por ejemplo, del cual fueron víctimas
en las recientes guarimbas escenificadas en Venezuela. Realmente lo que se
atacaba era la simbología, lo que ellas representan; en el marco de una
concepción distinta del hecho educativo; de gratuidad y de una educación libre
y de calidad.
Quemar viva a una
persona es destruir nuestra simbología de libre pensamiento. Es una amenaza que
claramente recuerda al holocausto cuando judíos, negros, comunistas y homosexuales
eran asesinados, en lo que se ha constituido en el mayor acto de xenofobia que
hemos padecido.
La Guerra Económica
que se desarrolla en Venezuela persigue entre otros fines, resquebrajar y
humillar al pueblo. Doblegarle su orgullo y su moralidad.
La televisión
privada todos los días nos pasan al Chavo, pero critican cuando el canal del
Estado recuerda todos los domingos los programas de “Aló Presidente” de Hugo
Chávez. Que además son programas que hoy por hoy constituyen piezas políticas
invaluables e importantes.
Los Desmoronamientos
Simbólicos buscan dejar al pueblo sin memoria. Es el objetico que persigue la
massmedia perversa, para luego someternos mansamente.
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