jueves, 23 de mayo de 2019

LA “OTRA” REVOLUCION



 No podemos negar que toda revolución, para que sea verdadera, debe tocar todos los cimientos de la sociedad. Desde los más visibles hasta los más ocultos. Desde lo cotidiano y el quehacer diario, hasta lo extraordinario (y El Che decía que cuando lo extraordinario se hace cotidiano, estaremos en revolución). De tal manera que el fenómeno cultural; esos que distinguen la originalidad, lo genuino, el carácter y la estirpe de un pueblo. Y que lo identifica además, como que si fuera, una marca propia; es un hecho que no podemos subestimar. Muy por el contrario, por sus expresiones tan cotidianas se corre el riesgo de que se empiecen a introducir nuevos fenómenos o expresiones, que aunado a la “distracción” a la que nos conduce la dinámica social, no percibimos. Y es que tal fenómeno no lo definimos como transculturización, ya que este concepto, en estos tiempos, parece expresar un fenómeno que se da de manera natural y sin traumas. La forma como irrumpe este fenómeno en la actualidad, lo sabemos, esta movido por los hilos de la massmedia perversa. Ese conjunto de medios de comunicación que han ido degenerando en instrumentos de guerra psicológica que busca domar al hombre rebelde y hacerlo presa fácil y dócil, de los intereses que se mueven detrás del poder y que expresados en un concepto mayor; el imperialismo, pretende tener dominio del mundo y del hombre.
 El Che Guevara hablaba de “El hombre Nuevo” y Hugo Chavez insistía en “El Socialismo de Lo Pequeño”. Dos visiones que están entrelazadas y que tocan un aspecto vital del  nuevo mundo con el que sueñan los pueblos.
 El capitalismo ha instaurado todo un fenómeno cultural basado en los principios que lo mueven. De tal manera que una revolución verdadera; y he allí el gran reto de La Revolución Bolivariana, tiene que romper radicalmente con esa estructura cultural, psicológica, política, etc., que por años se ha afianzado  y que se ha consolidado como sistema.
 La Gran Revolución Cultural, o “La “otra” Revolución”, como hemos querido titular esta entrega, tienen que ver también con una revolución personal; íntima, intrínseca, psicológica, que irradie los espacios de nuestra cotidianidad. La comunidad, el trabajo, la universidad, el liceo, etc. La verdadera revolución no puede ser un punto equis distante de nosotros. No, somos nosotros girando en conjunto con el entorno. Somos nosotros en lo pequeño (Chavez), impulsando la nueva institucionalidad, el rostro que soñamos en grande hacerlo al alcance de todos. Ah, pero practicando el humanismo (El Che); siendo solidarios, altruistas, siendo ejemplo, no callándonos ante las injusticias, ser desprendidos y dados a los demás, etc.
 La “otra” revolución es vital para que se dé el concepto integral de la revolución que va a cobijar la sociedad que todos soñamos. Esa donde opere la justicia social, la igualdad entre los hombres. Y donde el hombre sea finalmente hermano del hombre.   

UN GIRO A LA DERECHA

        Hay compañeros que viven en una permanente crítica al gobierno bolivariano. Son implacables, severos y constantes en sus críticas. T...