viernes, 18 de septiembre de 2020

Y QUE PASA SI LOS NIÑOS “PIERDEN” EL AÑO ESCOLAR?

 

 

   Mientras la pandemia azota al mundo y recorre cada rincón buscando víctimas, las sociedades todas, hacen grandes esfuerzos por mantener la normalidad del fenómeno educativo, el cual ha cobrado, como víctimas,  sus características más importantes; la masificación y poniendo en grave peligro, la sistematización del conocimiento.

   La pandemia obliga a abrirnos a nuevos paradigmas y a revisar el fenómeno educativo. Nos obliga a cuestionar y a poner en práctica nuevas metodologías y nuevas formas de integrar más a nuestros hijos a la cotidianidad, a la vida real de carne y hueso.

   Si bien la Escuela, como recinto físico, posee toda una estructura que permite y facilita la enseñanza del niño, no es menos cierto que La Escuela también es un submundo que distancia al niño, que lo aleja de la realidad de la vida. Es una especie de burbuja, una subcultura donde el niño aprende lenguajes, gesticulaciones y formas de expresión, que en nada se parecen a la realidad de la casa.

   La pandemia obliga a modalidades virtuales de educación. A quedarnos en casa. Por ello la pregunta; Y QUE PASA SI LOS NIÑOS “PIERDEN” EL AÑO ESCOLAR”. Qué tal si nuestros niños aprenden a cocinar, a reparar las cosas de la casa, a ordenar la cama, a limpiar, a remendar, a sembrar, a criar animales, a saber atender a su mascota. Qué tal si convertimos su cuarto, de vez en cuando, en una sala de cine donde este toda la familia.

   Qué tal si aprovechamos para que nuestros niños conozcan a sus vecinos y además, conozcan la problemática de su sector, y participen en la solución de sus problemas.

   Qué tal si nuestros niños haciendo un poco de práctica de historia regional y local, investigan porque su comunidad lleva ese nombre. Porque su pueblo, su urbanización, su barrio o ciudad llevan ese nombre. Quienes son sus héroes  y cuáles son sus méritos.

   Y QUE PASARIA SI NUESTROS NIÑOS “PIERDEN” EL AÑO ESCOLAR?, que pasaría si se desconectan de la normalidad y descubren esa “nueva” vida que para ellos ha estado oculta durante largo tiempo.

   No nos hemos detenido a pensar hasta qué punto la educación formal nos ha cambiado a nuestros niños? Hasta qué punto la Escuela es opresora y aniquiladora de vocaciones. No es la Escuela acaso un mecanismo de competencia para definir al más apto? Desde cuando la Escuela dejo de ser un sistema de ayuda para comprender la vida, el entorno y el mundo que nos rodea? No es acaso un problema serio tener que estudiar para servir para algo?.

   Hasta qué punto no es un problema para el niño, para el joven estudiante, tener que vincular la Escuela, con SU éxito en la vida?.

   Y en Venezuela el dilema es mayor. Nuestros estudiantes estudian (y valga la redundancia), para irse del país. Parece un sueño común.  Existen una desconexión alarmante entre la realidad y los sueños del joven que quiere profesionalizarse.

   La pandemia parece el verdadero parto para abrirnos a nuevos paradigmas. La normalidad ha quedado hecha trizas. Valga pues, recordar una expresión; “Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa…”.

    

No hay comentarios:

Publicar un comentario

UN GIRO A LA DERECHA

        Hay compañeros que viven en una permanente crítica al gobierno bolivariano. Son implacables, severos y constantes en sus críticas. T...