HÉCTOR RESPLANDOR
Es comprensible pensar que cualquier persona que viva fuera de Venezuela crea convincentemente que este país es un infierno. Pues, el empeño de sectores oposicionistas por querer sacar del gobierno a Nicolás Maduro, los hace no escatimar ningún tipo de recursos en ese objetivo. Más precisamente la burguesía criolla; que aun ostenta gran parte de los medios de producción; y que asumen como una contradicción que en una economía de mercado exista una Ley de Costos y precios Justos y que además, pretenda regular las ganancias hasta un 30%. Y por otro lado, siempre expectante, los EEUU, que como centro de poder del mundo, que además refleja como nadie la crisis estructural del capitalismo, no pueden ver con indiferencia ese suculento plato que se llama Venezuela.
Racionalmente hablando, no va nadie a creer que en el mundo no existe o no pasan cosas peores de las que aquí vivimos o vemos. Por ejemplo, La Comunidad Europea (CE), y los países que la integran es una prueba de ello. España por ejemplo, que todavía en este mundo, dizque civilizado, se da el lujo de tener una monarquía, con rey y todo, ostenta una de las tasas más altas de desempleo en el mundo. Así como también, una de las políticas más deshumanas de que se conozca; el desahucie. Una medida administrativa que pone en la calle a personas por no tener para pagar la renta. Y además, la más alta tasa de suicidio de que se tenga noticias.
Lo mismo ocurre en Grecia, en Francia, en Portugal, etc. Casi todos estos países han tenido que bajarle el sueldo a sus empleados, extender los años para la jubilación y en muchos casos reducir las nominas a niveles casi de infuncionalidad del aparato gubernamental.
Los EEUU ante el “triunfo” del modo de producción capitalista, poco le importan los comentarios. Basta sólo que ellos digan quienes son los buenos y quienes los malos. El sistema capitalista, hoy con ramificaciones mundiales, tiene suficientes medios para ser oído en cualquier parte del orbe. No nada más militarmente, también culturalmente, deportivamente, económicamente, socialmente, políticamente. Es la dominación es cualquier expresión.
El Sueño Americano todavía tiene vigencia en nuestras latitudes. Muchos son los que darían todo por vivir en El Norte. No les importa lavar pisos, o ser meseras o dispensador de gasoil o jardineros. Con tal, El Norte es lo que cuenta.
Como nada les importa, tampoco les importa la patria. Total, ese es un concepto tercermundista.
Vistas así las cosas, es mentira que en Venezuela ocurren las peores cosas del mundo. Aquí habitan los mayores consumidores de celulares del mundo, los mayores consumidores de whisky, y por nuestras calles circulan las marcas de auto más lujosos de que se tengan noticias.
Se puede estar en contra del gobierno, eso está claro, pero no en contra de la patria. Pues si el problema es ese, en nombre de nuestros hijos, nuestra familia; en nombre de nuestro honor, de nuestra sangre, de nuestra historia; en nombre de toda la sangre que se ha derramado por la lucha por la independencia de Venezuela, aquí no hay otra cosa que hacer que no sea defender a la patria. Yo me anoto!
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