La
fuerza musical y el canto de Yordano Di Marzo, distan mucho de aquel músico de
los años 80, cuando siendo un perfecto desconocido, junto a un grupo de
artistas, se empeñaban en llevar su canto y sus propuestas, a un público que
sólo estaba acostumbrado a escuchar a músicos de talla mundial. Pues, el país
nadaba en la opulencia más grande y Miami era el sueño anhelado por todos. Lo
que no sabían muchos de ellos era que el llamado Viernes Negro les tenía
reservada una agradable sorpresa; el dólar de 4,30.
Esa
coyuntura relanzo el talento nacional represado en la abundancia y en la poca
valoración de lo nuestro; de nuestros sonidos, de nuestros talentos, de
nuestras raíces y de toda esa fuerza interior que concluye siendo un poco de lo
africano, de lo caribe, de lo mantuano, de lo rebelde. De allí viene Yordano,
Franco de Vita, Luzmarina, Ricardo Montaner y muchos otros que hoy son
consagrados artistas. Ellos vienen de la negación de un sistema que no les
permitía ser oídos. Sólo se limitaban a la consagración de un garaje, de un
estacionamiento, de una calle, de alguna tasca donde pulula la mala vida.
La
canción POR ESTAS CALLES, que todas las noches se dejaba oír por Venevisión,
dejaba al desnudo a un país que reclamaba cambios y un nuevo liderazgo. Fueron
las mismas circunstancias que luego trajeron a la palestra al Comandante Chávez
y a su visión revolucionaria de la sociedad.
Hoy
sin embargo, Yordano se suma, con su canción ECO; donde hace apología a las
guarimbas, a toda la campaña de descrito que hacía el gobierno venezolano y
hacía el país, ha emprendido la burguesía criolla, y luego al que se han sumado
países como los EEUU, que no ocultan su claro interés en las riquezas
venezolanas.
Así
que como Yordano, muchos artistas que han cancelado conciertos y se han
expresado públicamente en contra del gobierno que lidera Nicolás Maduro. En una
clara y abierta posición política, que a mí, como a la gran mayoría del pueblo
venezolano que apoyamos a este gobierno; que hemos apoyado a Chávez y creemos
firmemente en este proceso, nos obliga a replantearnos nuestros gustos
musicales. Ahora debemos ser nosotros quienes vetemos a estos artistas que
ponen su arte al servicio de causas que son contrarias al pueblo y a su gente
Echemos la ingenuidad a un lado y busquemos en esos nuevos sonidos que están
naciendo, en esos nuevos talentos, en esas corrientes artísticas que ha
despertado Chávez; en Los Beta, en la música urbana, en el Reggae que Bob
Marley nos enseñó, en la música de Alí Primera; que ni es panfletaria ni de
protesta, pero que aun corre por las calles del pueblo; busquemos nuevas
inspiraciones. Afinemos el oído a los nuevos cantos.
Yo
he decido vetar a los artistas; nuestros y extranjeros, que son farsantes de su
canto. Que sólo entonan una canción por que les parece bonita, pero que no
creen en su letra. Allí incluyo a Rubén Blades; que ya por cierto dejó de sonar
en mi iPOD.
Todo
era parte de una campaña. Pero ellos se prestaron. Quisieron decirle al mundo
que en Venezuela hay un gobierno asesino, que persigue y mata a estudiantes,
etc
Ellos
niegan a su propio país. Irrespetan nuestra bandera. Niegan a un pueblo y a un
gobierno, que como nunca otro en la historia de Venezuela, ha atendido el
problema de salud, de vivienda, de educación. Hoy hay universidades en cada
Estado y en muchos municipios de esos Estados. Hay un pueblo activo,
incorporado a una nueva concepción de la ciudadanía.
Yo
veto a todos esos artistas que hipotecan su canto libre. No me conformó con oír
una buena voz. Exijo un canto coherente, militante, inclusivo. Un canto que le
cante al amor y a la vida, pero que no niegue, que no mienta sobre un pueblo
que está cansado de ser negado. Tengo derecho a cambiarme de dial, a no comprar
sus discos, a no ir a sus conciertos. Tengo derecho a exigir respeto.
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