martes, 28 de abril de 2015

LA CULTURA RENTISTA

   No somos ignotos, mas bien somos ignorantes y nada duchos en un tema tan complejo como la economía. Pero tercamente seguimos buscando respuestas en la economía política, para darle coherencia al pensamiento ideológico.
El Estiércol del Diablo cuando apareció en Venezuela, venía ya dispuesto a sembrar de miseria a sus gentes, pues, lo políticos de entonces entendían que este “regalo” de Dios era la puerta de entrada al progreso, al desarrollo. Y aunque tal afirmación no era del todo falsa, ocultaba en si misma la historia de engaño, de saqueo, de regalías y traiciones que estaba por escribirse.
El petróleo nos hizo más pobres; y hablo en términos de la perspectiva histórica, pues, el petróleo nos “mutiló” el progreso y el bienestar que nos garantizaba el campo, la agricultura, la ganadería; en fin, la prodigiosa tierra venezolana.
El boom  petrolero distorsionó, como ya lo había hecho la guerra, la cotidianidad del venezolano.
Así nos convertimos en un país rentista. Como para que la culpa no fuera tan grande, o como para hacernos participes de algo, nos empezaron a dar dádivas. Nos dijeron que todo el suelo venezolano estaba impregnado de “Oro Negro” y que mientras se disponía de una “Gota de Petróleo para cada venezolano, se dejaba un chorro abierto para que una casta política y una burguesía parasitaria se enriquecieran.
Así poco a poco fueron saqueando a este país y fueron gestando la bravura de un pueblo que anunciaba el agotamiento del modelo político.
Con Hugo Chávez irrumpe también una necesidad urgente. Y es la de adecentar la política, la de darle direccionalidad al rumbo del país, la de proyectar al país al desarrollo; inclusivo, participativo, protagónico. La necesidad de hacer justicia social, la necesidad de entender que la época de “las vacas gordas” quedó en el pasado. Que Venezuela no es un ente aislado de un contexto mundial que día a día produce nuevas realidades. Muy por el contrario, somos parte de una dinámica, que queramos o no, incide en nuestra cotidianidad.
Y es precisamente esa dinámica que se da en los escenarios externos lo que ha producido hoy una baja en los precios del petróleo, incidiendo sin dudas en nuestra realidad. Entre otras cosas por que ha imperado el modelo extrativista y por que sin dudas no hemos desarrollado adecuadamente nuestro aparato productivo, que con políticas eficientes, veamos en el campo y en la ganadería, nuestras fortalezas como país. Sin dejar de mencionar el desarrollo de políticas turísticas, que muestren las bondades naturales y fortalezas de Venezuela. En esa última materia Cuba es un verdadero ejemplo de lo que significa una fuerte plataforma turística.
En el camino que Venezuela debe recorrer hacía el post rentismo, debe estar la sinceración de algunas políticas macro económicas; como por ejemplo El Control de Cambio, y la eliminación de algunos subsidios, que en otrora se justificaban, pero que hoy no tienen asidero. Caso por ejemplo del subsidio a la gasolina (no se justifica su actual precio), y el financiamiento que hace el Estado con los viajes para el exterior. Convirtiendo esto en una especie de derecho adquirido, difícilmente vista en otras partes del mundo.
Así también con los dólares que reciben los estudiantes en el exterior. Esto debe regularse. Pues, este subsidio o financiamiento debería ser para estudiantes de postgrado, que previamente establezcan una obligación con el Estado de retribuirle tal inversión.
El gobierno no se equivoca al plantear el carácter revolucionario y nacionalista de este proceso político, así como el socialismo como el rumbo cierto por donde debe transitar la nación.
Así como no se equivoca Nicolás Maduro en la lucha contra la corrupción, la especulación, el acaparamiento y en contra del contrabando de extracción.
Si algún elemento se debe resaltar de todo este proceso político liderado por Chávez, y ahora por El Presidente Maduro, es que Venezuela, decididamente, ha resuelto impulsar este proyecto de país sin la tutela de organismos multilaterales como el Banco Mundial y el FMI. Evitándonos el gran costo social que eso significa (lo sabe el pueblo venezolano por experiencia propia).

        

miércoles, 22 de abril de 2015

EL TIEMPO DE LAS CULPAS

Herbert García Plaza, con el perdón de Judas
   Sin dudas, uno de los designios más grandes de una revolución, es que esta lleva sobre sí un paso demoledor de viejos esquemas, postulados y de razones que ya no cuentan, pues, el peso de la historia que se esta escribiendo a su paso abre nuevas verdades y hasta va dejando la convicción de que todo ha valido la pena. Justificando así el abono vital de que se nutre todo dolor, o todo parto. Es la sangre de los mártires, la sangre necesaria, la que convierte en verdad la gestas. Pero también, la que nos lleva al encuentro de la poesía y de la expresión plástica, como únicos lenguajes que nos permiten crear mundos y hacer real lo invisible.
   La revolución transita cada calle, cada rincón, cada espacio. Si algún estomago quiere llenar es el de la esperanza. Cree en las mayorías, pero sólo encuentra en la multitud a los desvalidos, a los pobres, a los desamparados. A los muchos.
   La revolución mira detrás de la estadística y descubre que detrás de un número, hay un rostro; un llanto, un dolor, un estomago vacío. Por eso el traidor es fusilado. Porque mata la esperanza de alguien. Mutila el mañana de un despertar. Toma para sí la ingenuidad que encierra el creer.
   No tenemos por que seguir el camino de Judas. Judas tenía el designio de traicionar a Jesús. Así estaba escrito. Ya estaba condenado. Su traición era necesaria. Su infierno estaba cantado; iba a ser el traidor. Más sin embargo, su alma en pena ha servido como ejemplo, he allí su designio, para develar el carácter prostituido del acto mismo de traicionar. Toda vez que este fue como una acción de contra prestación.
   En una revolución el acto de la traición tiene una connotación mayor, pues, la revolución es construir; es despertar, es esperanza, es futuro, es mañana. Es lo sublime; que como una niña inocente se va en brazos de todo el que le sonríe.
   El Che decía que valía la pena morir por una revolución, cuando esta era verdadera. Pero se refería él a la muerte digna por la causa justa. Más sin embargo, el que traiciona una revolución cava por si mismo su reputación y convierte su vida, ya hecho cadáver andante, ya muerto sin saberlo aun, en una penuria fea y solitaria.
   La traición es enemiga de la revolución. Por que sencillamente la revolución es construcción. Y no cualquier reconstrucción, es la nueva vida que se asoma. Es la alborada, es el mañana; es el llanto del niño que con su grito inocente nos pide que le tengamos garantizado su porvenir.
   El Che ganó la gloria cuando dijo, “No dejo nada material a mis hijos y no me apena…” (en su carta de despedida), he allí el hombre cabalgando en revolución, el hombre cabalgando en el tiempo histórico; ese mismo que da cortos pasos de siglos.!

lunes, 13 de abril de 2015

LAS VENAS ABIERTAS...

   Por una llamada de mi hija Hanoi Cipriana me entero del fallecimiento de Eduardo Galeano. Y es que hoy son muchas las emociones que se conjugan. Ya desde la madrugada hemos estado viendo, una vez más, el documental; "La Revolución no será transmitida" y pensado y analizado todos esos hechos que conmovieron al país en abril del 2002. Y la forma insólita de como los medios de comunicación se empeñaron todos en silenciar a la protagonista siempre del hecho noticioso: la verdad. Y es que no puede uno dejar de indignarse cuando observa, cuan acción para cometer un delito, como se conjugaron diversos voceros, dirigentes y actores; políticos, militares y comunicacionales, para transmitirle al mundo una verdad prefabricada; elaborada minuciosamente en laboratorios; más enmarcada en una acción de guerra psicológica, con la clara idea de mostrar una verdad conveniente para un sector; la burguesía criolla.
   Y es que Eduardo Galeano es parte de esas verdades que hemos aprendido a construir; desde la época de la universidad su voz era ya para nosotros una especie de mesías. Las Venas Abiertas de América Latina eran ya como una biblia donde empezábamos a entender al mundo y a encontrar verdades.
   La muerte de Galeano debe considerarse como una verdadera tragedia para este continente, y especialmente para Venezuela, pues, nunca como antes voces tan lucidas son tan necesarias.
   A hombres como a Galeano hay que leerlos. Sus ensayos, su poesía, su discurso son siempre como cátedras abiertas, buscando desesperados oídos receptivos. Por fortuna nos deja un legado. Sus libros, sus ideas, sus investigaciones y su voz uruguayamente universal; taciturna, pedagógica, retumba en su intelectualidad.
   Con Galeano nos ocurre, que humanamente es tan nuestro, tan como nuestros seres queridos, que su partida a la eternidad y hacía la universalización, nos deja inertes, tristes, ojeando su genialidad!    

UN GIRO A LA DERECHA

        Hay compañeros que viven en una permanente crítica al gobierno bolivariano. Son implacables, severos y constantes en sus críticas. T...