El hecho de que El PSUV sea definido como un
partido de masas; el más grande partido político de Venezuela, no es una
casualidad. Si bien este está definido en una recia dirección política y una
sólida estructura funcional, existen lazos de otro tipo, que no se fundamentan
en decretos ni formalismos. Lazos que contradicen los principios del marketing
y de la publicidad. Y lazos tan complejos que ni los mismos expertos
(psicólogos, sociólogos, comunicólogos, etc), son capaces de explicar y/o de
entender.
Quizás habría que ser chavista para entender
este fenómeno. Pues, sólo un chavista sabe lo que significa, esa “conexión”
inexplicable, que brota cuando se invoca lo grande, lo sublime, lo hermoso, lo
gallardo.
Es que, lo quijotesco que hay en esta gesta
del chavismo, la encuentro; en similitud y grandeza, en la figura firme y recia
del comandante Che Guevara (guardando las distancias). Pues, no es poca cosa lo
del Che. Ya desde joven cuando emprendió la aventura de conocer el continente;
más nutriendo su vocación por la medicina, que su vocación política, nos daba
pequeños destellos de lo que estaba por venir.
Su vida cambio sin dudas cuando conoció a
Fidel castro. Y luego La Sierra Maestra y el triunfo histórico de la Revolución
Cubana. Y como que si fuera poco todo lo hecho, renuncia a sus cargos y
privilegios e insiste en la montaña, en la lucha armada. Insiste en los
avatares, en la intemperie de los cielos; en la incomodidad; en el “imposible”
de universalizar la revolución. Y así se hizo inmortal El Guerrillero Heroico.
Ernesto Guevara de La Serna. El Che Guevara.
Cuando Hugo Chávez insurgió, aquel 4 de
febrero de 1992, el pueblo venezolano retomó nuevamente la esperanza ya mil
veces rota, y se fue tras su líder. Y Chávez, en una clara lectura del momento
histórico y de conciencia política; y de trascendencia, y de altruismo; y de
valentía, se convirtió en un rebelde “residenciado” en Miraflores. Y tras él,
todo un pueblo (el pueblo, siempre definido en un concepto político y aferrados
a la definición que hace El Materialismo histórico de él); que entendía su
lenguaje, su osadía y su grandeza.
Pronto empezó a brillar el estadista; el
político audaz e inteligente. El ser humano capaz de abrasar a un indigente o
de exigir atención, en plena caravana presidencial, para un perro que
arrastraba sus patas traseras.
“Chávez Corazón del Pueblo” define la
conexión inexplicable del líder y su gente. Y a su vez la gesta de Chávez trajo
consigo un lenguaje y una forma de expresarse el pueblo y su gente. Unas
conexiones más profundas, multiplicadas de mil formas. Esas que los que ven al
pueblo por encima de los hombros no logran ver, ni oír, ni palpar. El pueblo de
Chávez está bañado de poesía, de literatura, de música, de teatro. Chávez sacó
al genio de la botella y ahora el genio recorre los barrios, los cerros, las
calles y las almas de los soñadores.
Y es allí donde el PSUV es vanguardia del
pueblo. Es allí donde su aparato organizativo y la recia direccionalidad que
ejerce Diosdado Cabello y todo el equipo de La Dirección Nacional, juegan un
papel de suma importancia.
La ausencia física del líder sembró dolor,
pero dejó sembrada la rebeldía y la conciencia necesaria para que sigamos
comprometidos con Maduro y su liderazgo. Y es que hasta en eso Chávez fue
genial. Antes de irse, como buen maestro, trazo las líneas a seguir. En El Plan
de la Patria dejó el rumbo por donde debe seguir la patria.
Al pueblo lo atacan en su moralidad, en su
orgullo. La llamada Guerra Económica; con sus colas y con el acaparamiento de
productos de la dieta básica, busca humillar al pueblo para que este estalle en
rebelión popular. El cálculo que no ha hecho la burguesía apátrida, es que es
contra ellos que el pueblo puede volcar su rabia y su odio de clases. Y es que
hoy tiene más vigencia que nunca aquella expresión de @dcabellor cuando decía,
que; “Sino nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”