miércoles, 12 de agosto de 2015

HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN DÍA…PERO HAY LOS QUE LUCHAN TODA LA VIDA…


   Con todo lo que se quiera decir, La Lucha Armada, en Venezuela, fue sin dudas una gesta heroica y quijotesca. La estirpe rebelde que acompaña al pueblo venezolano; como herencia histórica dejada por los negros y esclavos; en las llamadas luchas precolombinas y la herencia que nos dejo El Hombre más Grande que ha parido esta América; Simón Bolívar y todos los héroes de la lucha independentista, han signado para siempre las luchas revolucionarias, y en consecuencia, la lucha armada que se vivió intensamente en Venezuela en los años 60, 70 y 80. Nuestra tierra está abonada por la sangre de miles y miles de jóvenes que murieron bajo la férrea convicción de sus ideales.

   Pero La Lucha Armada parió también mucha solidaridad, mucha poesía, mucho dolor en el seno de las familias. Las cárceles estaban llenas de presos políticos y las casas y los cementerios, llenos de dolor.
   Alí Primera era un cantante subversivo. Su canto aliviaba el dolor. De modo que era uno más de la casa. Y El Che era ese extraño personaje  que con su mirada de conciencia nos decía que “El Hombre Nuevo” somos nosotros mismos, pero ahora, hombres colectivos, hombres conciencia, hombres transformadores, hombres revolucionarios.

   Pero la lucha revolucionaria trajo también la figura del delator, del traidor, del tránsfuga. Gente que comprometió vidas y sueños y que por alguna circunstancia, cedieron su compromiso y trayectoria, ante el enemigo.

   Hay ejemplos emblemáticos de estos personajes. Gabriel Puerta por ejemplo y Bandera Roja (BR). Y como ellos, muchos que hoy militan en la derecha mas reaccionaria y retrograda. Gente a quien no le ha importado, para nada, la estela de sangre digna que se derramó en Venezuela, de millones de personas que apostaron con su vida en la “aventura” que enaltece más a un ser humano, en esa que se apuesta con la vida misma, cual convicción de que se está haciendo lo correcto.

   A veces creemos que uno de los “infantilismos”  (si se me permite el término), mas grandes de que padeció la guerrilla venezolana, es que pareciera que nunca contemplaron la toma del poder como un objetivo estratégico fundamental, en la lucha por la liberación real del pueblo.

   La lucha cotidiana, a sabiendas siempre de que el enemigo a vencer era un gigante de mil cabezas, colocaba a los revolucionarios en un estado permanente de sobrevivencia. La posibilidad de la muerte era el eslabón más seguro de conseguir. He allí lo gallardo de la gesta.

   Por eso suenan lapidarias las palabras del dramaturgo y poeta Alemán Berthold Brecht (1898-1956), cuando decía, que; “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan unos años y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”

   Por que es que si hurgamos en la necesidad existencial del hombre; en su felicidad y bienestar, aun seguimos arrastrando la utopía más hermosa de la especie humana. Soñar en la alborada, en que el mañana nos ha de deparar un mundo distinto; de progreso, de bienestar, de felicidad.

   Que son unos tontos los soñadores? Más tonto es vivir vacíos, llenos de la nada. Sin perspectivas, sin sueños, sin ese alo de altruismo  que nos hace ser seres elevados y trascendentes.

   Es hermoso y ejemplarizante ver a esos sobrevivientes de La Lucha Armada, portadores, aun, de la bandera más preciada de un revolucionario; la dignidad. Verlos irreductibles y firmes, pero verlos soñadores.
   Caso contrario, a los trásfugas; traidores y desertores; los engañadores de siempre, los que como las serpientes, solo tragan para saciar su hambre, pero que ya están derrotados por su conciencia. Como Judas, han de cargar con el peso histórico de la traición.

   La crisis del capitalismo nos coloca ante un dilema que El Comandante Chávez, haciendo alusión a Rosa Luxemburgo, describía magistralmente; “civilización o barbarie”. La crisis es planetaria, es sistémica, es existencial. El Modo de Producción Capitalista se agotó al punto de poner en peligro la existencia humana.

   El Papa Francisco en su Carta Encíclica sobre  “El Cuidado de La Casa Común”  ha dejado plasmada su preocupación sobre el medio ambiente y los cuidados de la tierra. Ha llamado a mirar el planeta con una nueva visión. Verlo como nuestro hogar.

   El porvenir necesita de militantes por la paz y la vida. Hombres imprescindibles.

       

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