Sin dudas que le
debemos a Hugo Chávez esta categorización del socialismo. Una manera de
invitarnos a aterrizar; de hacer real el mundo de las ideas donde navegamos
muchos los revolucionarios.
El Comandante
Chávez lo señalaba firmemente, por que entendió que está revolución tenía que
hacerse tangible. Y tenía que empezar a mostrar lo que desde la agitación
promulgábamos y decíamos. Ahora como gobierno debíamos dar muestras de
concreción. Y no se refería El Comandante solamente a la infraestructura, sino
a profundizar en los niveles organizativos del pueblo y su gente. Los Consejos
Comunales son un gran paso en la concreción de esa idea.
Pero más allá de
eso, el tema, ineludiblemente, toca de manera directa, la militancia revolucionaria.
Y es que ser revolucionario no es cualquier cosa. Ser revolucionario en estos
tiempos significa “construir” desde el entorno más íntimo nuestro, la sociedad
y el tipo de hombre que soñamos y que predicamos. Y esto trae consigo, sin
dudas, el eterno dilema de teoría y praxis.
El propio
Aristóteles trató el tema en su momento, influyendo grandemente en La historia
de la Filosofía. Y el propio Hegel determina en la Lógica el camino de ambos.
Ordenándolos bajo principios puramente
lógicos y teóricos.
Y es que el tema,
aunque sencillo al parecer. Pues, se
trata simplemente de tener una coherencia del pensamiento con nuestro
quehacer diario, en verdad es más complejo de lo que podemos imaginar. Por
ejemplo, la praxis marxista; que es fundamentalmente la base teórica que mueve
a los que militamos en las corrientes socialistas o comunistas, se entiende
como una conjunción de teoría (conciencia), y técnica (obra). He allí por
ejemplo, lo que hizo grande a Ernesto Che Guevara. Un hombre que actuó como
pensó y que además de ello hizo (praxis).
De modo que el
llamado SOCIALISMO DE LO PEQUEÑO, parte entonces a la vida individual de cada
revolucionario. Y he allí la tamaña tarea que nos corresponde. Pues, cabe una
revisión en cada uno de nosotros. En cuanto a qué tanto socialismo hemos
construido en nuestro entorno; en nuestra vida diaria; en nuestra casa, en
nuestra familia, en nuestra vecindad, en nuestro trabajo. Y es que EL
SOCIALISMO DE LO PEQUEÑO también se refiere al liderazgo; a nuestra
responsabilidad individual; nuestra honestidad, nuestro comportamiento, etc.
En esta coyuntura
histórica urge EL SOCIALISMO DE LO PEQUEÑO. Queremos hacer una revolución?,
estamos convencidos que sí. Pero cuanto urge que la misma comience por casa.
Por nosotros mismos.
La militancia
revolucionaria requiere mayores niveles de conciencia. Pues, quien dijo que
la revolución es un camino fácil? Quien dijo que esta está a la vuelta de la
esquina?.
Urge llenarnos de
grandeza, de altruismo. Pero también de conciencia. Pues, el camino
revolucionario, visto en una perspectiva histórica, es como atravesar los andes
(lo que hizo Simón Bolívar con el ejercito patriota), hacerlo nosotros una y
otra vez, bajo la plena convicción de que el sacrificio o los frutos de este,
no serán para nosotros.
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