No son casuales los
“caprichos” que utilizan los sectores oposicionistas al gobierno revolucionario
que preside Nicolás Maduro, cuando argumentan, a través de gestos o
vestimentas, hechos sin racionalidad alguna. Es que es sí por que sí. Caso por
ejemplo, La Bandera Nacional con siete estrellas. Esto, para negar las ocho
estrellas que legalmente lleva la bandera. Se olvidan que las razones
históricas datan desde la época de la lucha que emprendió Bolívar por la
independencia de Venezuela. Cada estrella de la bandera simboliza una Provincia
liberada del yugo Español. Entre ellas La provincia de Margarita, Cumana,
Barcelona, Barinas, Mérida, Trujillo y Caracas. Y el 20 de noviembre de 1817 El
Libertador Simón Bolívar ordena, por decreto, la incorporación de la octava
estrella, que representa La Provincia de Guayana. Y es casi 195 años después
que se honró dicho decreto. Y en honor a la verdad hay que decir que ningún
presidente, en todo ese tiempo, tuvo la osadía de honrar la voluntad de
Bolívar. Fue Hugo Chávez quien lo hizo.
Algo parecido
ocurre con el nombre de Venezuela. Se niegan a llamar a Venezuela como
Bolivariana, co o que si eso fuera una vergüenza. Se olvidan que es una forma
de honrar al hombre más grande que ha parido esta patria: Simón Bolívar.
Y así es todo. Niegan
todo, se burlan de todo. A los pobres les han enseñado a sentir vergüenza de
ellos mismos. Logrando en parte que muchos de ellos se desclasen.
Muchos Funcionarios
Públicos se dicen apolíticos, pero firman listas y votan en contra del
gobierno. Como que eso no fuera un acto político.
Y hasta han mutado.
Van a marchas; dizque voluntariamente, y participan en el 1x10 y en las
patrullas, pero siempre alineados con los sectores oposicionistas, tratando de
cuidar el trabajo, o asegurar el apartamento de La GMVV que le ofrecieron (y
que Julio Borges promete convertirlos en preciados bienes inmuebles), o el
carro o los dólares viajeros.
Hay que decirlo.
Ostentar hoy un cargo en La Administración Pública implica un compromiso con el
país. Pues, si no es una contradicción. En una Revolución; y entiendan de una
vez que una Revolución es una ruptura, un cambio de paradigma, es un parto de
una nueva patria; cada persona que conforma el aparato gubernamental, tiene un
rol que jugar, un aporte que hacer.
Muchos funcionarios
se solapan en los mismos mecanismos legales que ofrece el Estado, para divagar,
anónimamente y poder subsistir en la nomina. Tanto La Ley del Trabajo como La
Ley del Estatuto de La Función Pública establecen bondades que benefician y
protegen a los trabajadores. Pues, de ellas se valen para “ocultarse” la mayor
parte del tiempo.
Ah, quieren revocar
a Maduro?, perfecto. Pero es más honesto que renuncien y asuman, desde la acera
de enfrente, asuman la militancia política.
Las recientes
firmas que se recogieron para activar el revocatorio contra Maduro, va a
desnudar a aquellos funcionarios públicos que son anti-chavistas y que odian a
la revolución. Y como dice Diosdado Cabello; “después no vale pedir tiempo”.
Y es que esto no es
un simple gobierno. Esto es una Revolución. Y fíjense que los pueblos y las
sociedades a veces atraviesan por circunstancias donde se exige tomar
decisiones duras. Véase por ejemplo El Decreto de Guerra a Muerte emitido por
Bolívar en 1813, después de la caída de La Primera República, cuando Domingo
Monteverde, junto a otros jefes realistas, se dieron a la tarea de asesinar a
cuanto republicano se atravesara. Bolívar al enterarse sentenció; “Nuestro odio
será implacable y la guerra será a muerte”. Entendía El Libertador que las
circunstancias reclamaban un acto contundente. “Españoles y canarios, contad
con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de
la libertad de Venezuela. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis
culpables”.
Caso parecido
cuando el terremoto de 1812, cuando Simón Bolívar emitió aquella lapidaria
frase; “Aunque la naturaleza se oponga lucharemos contra ellos
(Españoles-Realistas), y haremos que nos obedezcan”. Y esta frase como ustedes
recordaran vino precedida por la arenga que hacían los enemigos de la lucha por
la independencia, para hacer ver que el terremoto era un castigo de Dios por
sublevarse en contra del Monarca Fernando VII.
La Traición a La
Patria es inadmisible. La hora reclama compromiso y entrega. La epopeya que
emprendió Bolívar por la libertad de Venezuela y de la America toda, exigió
mucho empeño, mucha sabiduría de los líderes, pero también mucho compromiso del
pueblo y una activa participación de la gente. O es que acaso alguien puede
pensar que los ejércitos que regaban con sangre los suelos patrios eran traídos
de otros mundos?, pues, no. Eran ríos de campesinos, de jóvenes, de gente común
y sencilla que debían hacer su aporte por la patria.
La hora actual
reclama eso de los conciudadanos, “Por que hay cosas que tenemos que hacer de
cualquier modo; con el filo de la espada o emborronando cuartillas”
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