Una de las razones
fundamentales, sino la principal, por la que los sectores oposicionistas al
Gobierno Bolivariano que lidera Nicolás Maduro, se oponen al dialogo, es por
que en sí mismo, el dialogo es una victoria política para el chavismo y para la
visión de país que define El Proyecto “Simón Bolívar” (Plan de La Nación).
Sin duda alguna que El Gobierno Bolivariano
alberga, “peligrosamente”, una connotación universal, que puede echar a andar
una nueva esperanza en el mundo.
Eso es lo que explica la gran resistencia
que han tenido las diversas iniciativas de dialogo en Venezuela. No obstante,
que en el mundo se dan aperturas civilizatorias que en otrora eran impensables.
La Revolución Cubana por ejemplo, después
de resistir por más de 40 años un bloqueo económico inhumano y desproporcionado
por parte de los EEUU. Sometiendo a Cuba y a su pueblo a situaciones criticas y
violatorias de los DDHH. Sin embargo, ambas naciones han dado un salto un salto
hacía adelante y Obama y Raúl Castro han podido estrecharse las manos y
sentarse a dialogar.
Caso parecido ocurre con las FARC-EP y el
gobierno colombiano de Juan Manuel Santos. Más de 50 años de cruenta lucha
armada; con toda la violencia que eso implica y lo complejo de esa realidad,
que quizás avizoraba un futuro poco alentador para Colombia; dado el carácter
radical del conflicto, logran finalmente sentarse a dialogar. La ciudad de La
Habana fue el escenario que puso frente a frente al Secretariado de La FARC-EP
y a representantes del Gobierno de Santos. Con El Vaticano y La ONU como
testigos se firmó, finalmente, el acuerdo de paz.
El dialogo en Venezuela; por el bien del
país y por el bien de todos, requiere de un gran esfuerzo por parte de los
sectores oposicionistas al gobierno. Requiere que estos se despojen de las
ambiciones y de esa perversión de ver y concebir al país como una tajada
dispuesta a repartirse o como una mina de donde pueden obtener sus riquezas.
El dialogo debe ser un encuentro, no una
confrontación. Dos dialogantes que se escuchan. Pero no escuchantes para fingir
educación o fingir ser demócratas.
Este encuentro de dos dialogantes es lo que
autores como Raimon Panikkar denomina; “diálogo dialogal”. Es decir, dialogo no
como confrontación de dos ´logoi´ (personas), sino como ´legein´ (encuentro),
de dos dialogantes que se escuchan recíprocamente, para intentar comprender;
escuchar, oír lo que el otro dice o quiere decir.
Todo encuentro dialogal debe echar por
tierra las fronteras que impiden el verdadero encuentro. Quien gana y quien
pierde, por ejemplo, en la apertura que ha habido en Cuba?. Todos ganan, por
que se han roto las fronteras que antes eran insalvables.
El dialogo en Venezuela pasa por que exista
un reconocimiento a las instituciones; y un respeto a la majestad de las leyes
y a La Constitución Nacional. Y por supuesto, un respeto sagrado a la voluntad
popular.