Peligrosamente la
mediática perversa, la que a diario reproduce la massmedia en su afán de
impactar el sano juicio de la gente, poco a poco ha ido “borrando” la gran
capacidad de las personas de apreciar la belleza y las cosas extraordinarias
que a diario se nos tropiezan.
La massmedia
persigue, en el marco de la llamada Guerra Económica; idiotizar a la
ciudadanía, golpear su autoestima y su esperanza y en consecuencia, aniquilar
para siempre la capacidad de soñar de la gente y la convicción de que viajamos,
inevitablemente, hacía un futuro más provisorio.
El concepto de
belleza; no el que nos han esteriotipado, sino esa belleza que el venezolano
encuentra en el lugar común de la gente cortes, de los buenos días, de la
tertulia, del respeto que nos enseñaron los mayores. La belleza que encierra la
solidaridad entre los hombres y el desprendimiento (como elementos de
trascendencia), y el amor por la amistad y por los amigos. Esa belleza la
quieren matar. Poco a poco la aniquilan, por que pareciera que quieren
convertir a la sociedad en un campo de batalla donde unos hombres se enfrentan
a otros o donde todos nos negamos.
A Venezuela la
quieren pintar como lo peor, pero solo con empinarnos (como decía Prieto
Figueroa), quizás podamos ver el mundo que nos circunda y seguramente mucho de
lo que vamos a ver puede servirnos para hacerle un ejercicio a la vergüenza.
Solo mirar el drama
de los inmigrantes llamados “ilegales” en el Mediterráneo, es para morirse de
la indignación (“vemos humanos pero no humanidad”). Las playas donde se
desemboca el Mar Mediterráneo a diario amanecen “adornadas” por cadáveres, sin
dolientes.
Los mecanismos de
medición del Índice de Desarrollo Humano (IDH); llevados a cabo por El Programa
de Las Naciones Unidas para El Desarrollo (PNUD), ubican a Venezuela entre los
50 primeros países, con el Índice de Desarrollo Humano más elevado. Ah, pero
quieren tapar La Guerra Económica diciendo que en nuestro país hay hambruna.
Por estos días
vimos que en Colombia las empresas privadas donaron 1.500 computadoras a
escuelas ubicadas en zonas marginales y la prensa de ese país lo difunde como
filantropía. Pues, en Venezuela esa es una política de Estado. Hasta el mes de
mayo se han entregado 4.5 millones de computadoras Canaima.
En España, otrora
país del llamado Primer Mundo, el Estado aplica la figura, perversa por lo
demás, del desahucio. Es uno de los países con la más alta tasa de suicidios.
Familias enteras tiradas para la calle y desalojadas de su hogar. En Venezuela
se entregan casas y apartamentos a granel. A finales del 2016 se estará
entregando la vivienda 1.500.000 (un millón quinientas mil).
Mientras la
educación en Chile es privada. Y los estudiantes se movilizan por las calles de
todo el país pidiendo la gratuidad de la educación, la policía ejerce su
función represiva y los carabineros no escatiman para golpear y llevarse presos
a miles y miles de jóvenes. La gratuidad de la educación fue una promesa
electoral de Bachalet, pero efectivamente sólo fue eso, una promesa.
Sin embargo en
Venezuela, la educación es un fenómeno masivo. Se ha universalizado. La
deserción escolar es casi cero, a parte que es gratuita. Es un derecho humano
que las familias ejercen sin ninguna duda. Y hay que decir además que en
Venezuela no hay analfabetas (así ha sido reconocido por La UNESCO).
En países como
México la violación de los DDHH parece política de Estado. La violencia no
tiene comparación. Muertos, desapariciones, mujeres violadas y sometidas a la
prostitución, pero la agrupación musical Maná lanza un SOS por Venezuela.
El Che Guevara
decía que estaremos en revolución, “cuando lo extraordinario se convierta en
cotidiano”… pero la massmedia trabaja para que la gente olvide que un día el
genio salió de la botella.
Un día el pueblo
“descubrió” que urgía una nueva ciudadanía, o mejor, una nueva forma de
relacionarnos. Las grandes masas que no tenían rostro ni nombres empezaron a
fluir y a sentir en carne propia al Bolívar olvidado, a la patria relegada al
olvido.
Un ejemplo sublime,
pero hermoso de la Venezuela que calla, es El Sistema de Orquestas que lidera
El Maestro Abreu, pero que es asumida como una política de Estado. Que permite
que la música clásica, la música académica, viaje barrio adentro; por pueblos y
caseríos. Simplemente una pincelada, una belleza.
Hoy más que nunca
apostamos por Venezuela y por que se siga llenando nuestra cotidianidad de
cosas extraordinarias
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