Nunca el país había tenido una
dirigencia política tan apartada de los intereses nacionales, como la que
representa hoy la oposición venezolana. Y lo que es más preocupante, una
dirigencia inmadura, sin propuesta de país y sumergida en el pragmatismo más
absurdo que hayamos visto.
Sin recato alguno se han encargado de
hundir hasta el fondo la herramienta más civilizada con que contamos las
personas; el verbo; el mensaje transmitido a través de la palabra. El discurso,
la tribuna de oradores.
La oposición política al Gobierno
revolucionario hoy esgrime un argumento y mañana lo niegan. Y qué no decir de
su empeño por salir de Nicolás Maduro. En el pasado solo se les oía decir,
¡fuera Chávez!. Ahora grita; Fuera Maduro¡. Y cada vez que le proponen algo al
país; como cual capricho de niños consentidos, inventan cosas que al parecer
solo las creen ellos.
No han dejado de buscar caminos fuera
de la ley. La Salida, La Renuncia, Referéndum Revocatorio (fuera de los márgenes
legales). Presionan con guarimbas y
acciones terroristas, pero no terminan de calar el mensaje de “Intervención
Humanitaria” difundido hasta la saciedad por la massmedia perversa.
Lo que pasa en Venezuela parece más
una “rebelión de los ricos”, un mandado mal hecho que no cuenta con el apoyo
popular.
Aquellos ríos de gente que en el 2002corrían las calles de Caracas, hoy ya no
existen. Hoy hay más violencia y más acciones para perturbar a la inmensa
ciudadanía que cotidianamente se levantan para acudir a sus quehaceres.
Pequeños grupos de personas, rompen unidades de transporte, queman comidas y
centros de salud y de educación.
Ahora invocan el artículo 350 de La
Constitución Nacional. Pero olvidan de que la interpretación de la ley es la “lex
scripta”, ley escrita, las palabras dictadas por el legislador, que claramente
en su espíritu previó que en el país pudieran ocurrir sucesos como los del año 2002 cuando El Presidente Chávez le
fue dado un golpe de Estado, que aunque el máximo tribunal de la república,
para el momento, haya dicho que hubo “vacío de poder”, el pueblo hizo suyo el espíritu
de ese artículo y en 48 horas restituyó a Chávez nuevamente en la presidencia.
Ni la ignorancia de la ley exime a
nadie de su cumplimiento, ni su interpretación es asunto personal que obedezca
a algún punto de vista individual de alguien. Las leyes tienen un carácter universal
y son, sin dudas, el equilibrio funcional de la sociedad.
El Estado venezolano, en su conjunto,
debe garantizar la estabilidad y paz de la República. Incluso, el Estado debe
romper con el falso dilema de que ejercer la fuerza pública es en sí mismo un
acto de violación de los DDHH. La impunidad no le hace bien a la paz de la
República.
Saludos Dr. Muy cierto,una oposición o unos enfermos desesperados por tomar el poder. Sin duda no razonan,unos disociados hambrientos de las grandes riquezas que el Gobierno Bolivariano a sabido distribuir, a través de las misiones y en beneficio del Pueblo. Ese es el gran dolor de los difieren de nuestra ideología política. Viva Chavez
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