martes, 30 de julio de 2019

EL OTRO PAIS



       Al pasar la página, hay otro país. Rostros que sudan y cantan; que trabajan y sueñan, voces silenciadas por quienes mueven los hilos de la cotidianidad y por quienes se empeñan en apagar la esperanza. Por quienes niegan la existencia del otro y por quienes se abrogan la voz de la “opinión pública”.
     Caracas, la Caracas cumpleañera y rebelde, nos muestra una perspectiva de lo que es Venezuela. El Este y el Oeste conviven en  una realidad que se niega y en una verdad que se falsea. La lucha de clases sociales adopta múltiples rostros. El más cruel es la negación del ser humano y sus expresiones legítimas de existencia. El hombre como enemigo del hombre.
     Como un rio que corre silente, “escondido” del resto de la vida que se desarrolla arriba, pero como parte vital de ese ecosistema social que es la sociedad toda, así pululan las diversas expresiones humanas que le dan vida a la esperanza. Desde los miles de jóvenes que bajan de todas partes portando en sus hombros, cuales soldados con sus fusiles cuando van a la guerra, sus morrales con sus violines, trompetas, guitarras, violonchelos, cuatros, etc, dispuestos a entrenar su alma y espíritu para la sensibilidad y para los sueños. Así también la “danza de los cuerpos”, de muchos jóvenes, que como escondidos, en esta ciudad que oculta todo, bailan en los sótanos del Teatro “Teresa Carreño”. O los miles de jóvenes que a diario pueblan la plaza Bolívar, los museos y teatros. Y está el trago de ron que marcha en contra corriente. En La Patana y en las tascas improvisadas del Buen Vivir, el cocuy sustituye al Oso, que ya forma parte de las elites. O un buen papelón con limón.
     Los que se empeñan en negarnos, quieren vender un país sin risa y amargado. Sin esperanza y sus sueños. Se empeñan en mostrar al mundo a una Venezuela que en nada se parece a lo que representamos en este momento. Venezuela es, ciertamente, “una amenaza inusual y extraordinaria”, pues, somos la cara rebelde del mundo que no se deja someter. Somos la voz contestaría de los sin rostro, somos el país de los ñangaras y la esperanza de las izquierdas del mundo que han sucumbido ante algunos acontecimientos históricos que han chocado de frente con la esperanza de los pueblos que buscan mejores modos de vida y un mundo más humano. He allí por ejemplo la caída del Muro de Berlín, la desintegración de la URSS y la crisis profunda en la que se vio sumergido el socialismo.
     Como lo dijo El Comandante Chavez en una ocasión; “en Venezuela el genio se salió de la botella”. Los poderes creadores del pueblo, su inventiva, su rebeldía y su conciencia histórica, no cesan en su afán de seguir construyendo el camino de la esperanza y de un mundo mejor.

      
       

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