“Apareciste en la mitología
de mi amor/ de la mano de mi madre/ con un acento raro y una boina tornasol/ un
día me conto que ya no estabas/ Y se me quebró la voz”. Así como lo describe
Frank Delgado ha sido para muchos de nosotros, generación del 60 en adelante,
el encuentro con El Che. Y es que la vida, en muchos casos para que tenga
sentido y rumbo, debe estar pintada de heroicidad e inspirada de grandes
ejemplos y de grandes hazañas. Las cuales en muchos casos superan lo quijotesco
y lo mitológico.
Con El Che
aprendimos la sutil, y a veces difícil y extraña coherencia de la praxis política,
llevada al extremo de coincidir, teoría y práctica. Ya el mismo lo reconocía cuando
en una carta a sus hijos les expresaba; “Su padre ha sido un hombre que actúa
como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones”.
En El Che Guevara se
conjugan de una manera muy especial, su militancia revolucionaria y su condición
de soldado. Y como los grandes hombres; como Bolívar cuando hablaba de la
gloria, en El Che su convicción de que el ejemplo trasciende y fortalece el liderazgo
revolucionario.
No es poca cosa
renunciar a todos sus privilegios ganados con el triunfo de La Revolución
cubana. Incluso con fe ciega de que La Revolución le iba a garantizar a su
familia; a su esposa e hijos, lo necesario para vivir dignamente.
El sin dudas era un
visionario. En su concepción del socialismo, lo concebía más allá de un
territorio, de un país. Su visión era global y lo entendía como un sistema
universal, como una cultura, como una forma de vida. Y más aún, como la única vía
de salvar al planeta de la destrucción voraz del capitalismo.
“creo en la lucha
armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente
con mis creencias. Muchos me dirán aventurero, y lo soy, solo que de un tipo
diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades”.
Pero El Che no solo
era la leyenda. Hay una faceta poco divulgada, que es su crítica al Manuel de Economía
Política de la URSS. Un aporte teórico a la discusión sobre el socialismo. De
hecho, dejo sin concluir un libro, titulado; “Apuntes críticos a la Economía Política”,
donde aborda decididamente dos aspectos, polémicos para el momento, pero también
premonitorios, pues, luego el tiempo se ha encargado de esclarecer. Uno es, la visión
cíclica que sostenía la academia de ciencias políticas de la URSS en torno a la
manera de cómo iban evolucionando los diversos modos de producción y el carácter
determinante de las fuerzas productivas. Lo que supondría, que de manera natural,
después del capitalismo, íbamos a llegar al socialismo. Y el otro aspecto que
abordaba El Che en “Sus Apuntes”, o al menos lo asomaba como una necesidad
imperiosa, era lo relacionado a la relación de los países socialistas (Rusia,
China, etc), con los países subdesarrollados. El sostenía que este análisis,
este aporte, necesariamente, debía ser hecho por un comunista.
En este último
aspecto dejaba El Che plasmada su preocupación por que los países subdesarrollados,
en su proceso de liberación (caso Cuba por ejemplo), no dejaran de ser colonia
norteamericana, para convertirse en colonia de Rusia.
La voz del Che sigue
retumbando por encima de las edades, y es bandera de los pueblos que luchan por
su liberación. “En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea,
siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo,
y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten
a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos
de guerra y de victoria”.
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