Definitivamente @dcabellor, @dcabellorCEMD,
@ConElMazoDando, le ha puesto “el cascabel al gato”, como reza un viejo adagio
popular. Y es el caso de la cantidad de funcionarios públicos que teniendo responsabilidad
de conducción; de instituciones y dependencias del Estado, adversa las políticas públicas y El Plan de La Patria;
que como plan de gobierno, ha jurado cumplir Nicolás Maduro. Vale decir que
este plan es conocido también como Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico
y Social y Social de La Nación 2013-2014, y que en principio fue concebido por
el propio Comandante Chávez.
Nadie puede negar que Hugo Chávez cambio la
historia política de este país. Su irrupción en la palestra política venezolana
no podía ser más oportuna. Pues, el llamado bipartidismo o la llamada
Democracia Representativa habían conducido al país a un despeñadero. Valga
decir, serio deterioro de su aparato productivo, altos niveles de corrupción
administrativas, entrega total de la soberanía del país al capital extranjero a
la trasnacionales.
Venezuela había perdido su soberanía. Los
trabajadores, sus prestaciones sociales y los estudiantes su derecho al
estudio. Todo eran cifras y estadísticas. Se habían “deshumanizado” los
derechos humanos y el país atravesaba por su peor crisis, una gran pobreza; la
perdida de perspectivas rodeaba el alma de todo un pueblo, que ya cansado y
convencido de que el mañana no ofrecía nada bueno, asumía sin saberlo, su
derrota.
Y contrario a lo que muchos puedan creer,
esta Revolución Bolivariana ha costado. La utopía nos ha traído hasta aquí. Los
cementerios de este país siguen llenos de trozos nuestros y nuestras almas han
deambulado lo suficiente para que alguien pretenda arrebatarnos lo que la
herencia de lucha de nuestros muertos mártires nos han delegado.
Claro que Diosdado tiene razón. Pues decir
las instituciones es decir La Revolución. Las instancias de gobierno,
necesariamente, deben estar dirigidas por gente comprometida con el proceso de
cambio y de transformación. No podemos ser ingenuos en eso. Ya pasó en Chile y
el resultado es bien conocido. Este gobierno no es para cinco años. Este es un
proceso; político-social, cultural, etc para toda la vida.
El proceso que definimos como
revolucionario, es en sí un cambio radical de paradigmas; una nueva dinámica
social, con nuevas maneras de relacionarnos socialmente. Más inclusivo; más
humano, de mayor respeto a la condición humana. Y lo que es más importante, un
proceso político alineado, en el marco de la lucha de clases sociales, con el
sector más desfavorecido de la sociedad, el pueblo. Pues, desde el punto de
vista de la concepción marxista de la historia el pueblo es la clase social más
explotada y marginada de la sociedad. He allí el carácter revolucionario del
proceso político venezolano.
Ya Chávez lo decía hasta la saciedad; “Yo
soy un subversivo en Miraflores…”. Precisamente allí radica la esencia de la
bandera que porta Maduro. Y eso no lo podemos perder…
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