No es nueva, para
nada, la concepción del Estado Comunal, expresada por El Comandante Hugo Chávez.
Han sido diversas
las experiencias, debidamente documentadas, que nos dan conocimiento de que ciertamente
son posible los niveles de organización del pueblo; de la gente, de los
ciudadanos, más allá de las estructuras Estadales o gubernamentales
tradicionales.
Si bien La
Revolución Francesa (1789-1799), abre para el nuevo mundo toda una teorización organizativa;
con expresiones concretas de instancias alternativas y de base verdaderamente
popular; como La Comuna de París por ejemplo; como ayer, todavía hoy retumba
aquella expresión de Carlos Marx cuando pregunta; “Que es La Comuna, esa
esfinge que tanto atormenta a los espíritus burguesas?
Aun hoy sigue
siendo así. La burguesía; esa suerte de ciudadanos portadores de una
“distinción”; de clase social superior, le ha temido históricamente a todo lo
que significa organización popular, pues, si un privilegio los distingue es que
todo viene a ellos por añadidura de clase social. La clase social superior da
por si misma una suerte de privilegios y distinciones que nada tienen que ver
con lo popular.
La Comuna es una
forma de gobierno de abajo hacía arriba. Es un mecanismo incluyente, que se
nutre de la fuerza que emana de la organización de la gente común; los
anónimos, los sin rostro, los que sudan a diario por el pan de cada día, los
que viven en desventajas ante los que si pueden, ante los que si tienen.
La Comuna es
descubrir el poder del pueblo, en la organización conciente de la gente.
Entendiendo pueblo, como concepto político y no geográfico. Pues, Las Comunas
son, esencialmente, no hay que negarlo, una expresión política contestaría; es
un sistema de gobierno de los de abajo, que a la vez que contestatario es
subversivo y revolucionario.
Es una forma de
gobierno que convoca el espíritu de los comunes, pero también el deseo de
generar una mejor convivencia a partir de nuevas reglas de juego. Es la
democratización de la vida de los de abajo.
Hay expresiones de
Gobierno Comunal que la historia registra como experiencias concretas, en un
plano real, que muy bien pueden servir para demostrar que cuando la gente se
organiza concientemente, puede convertirse en un verdadero poder. He allí por
ejemplo Los Sóviets, en Rusia. El alto nivel organizativo que alcanzó la clase
obrera Rusa que posteriormente se convirtió en la expresión del Poder Popular.
Caso similar la
Comuna de Chiliying en China, inspirada por toda esa trayectoria de lucha de
Mao Tse-Tung (citada por El Comandante Chávez en el 2009 en El Teresa Carreño),
donde se da cuenta del proceso de conformación y funcionamiento del
ordenamiento, producción y administración de la economía colectivizada y
socialista en China.
Y así como esas
expresiones de organización y de poder popular se pudieran citar también lo que
ha alcanzado El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en México con Las
Caracolas y Junta de Buen Gobierno, concretamente en la zona indígena de Chiapas.
De tal manera que
cobra validez histórica, vigencia y necesidad impostergable, el que en
Venezuela empujemos hacía Estado Comunal. Es la única forma de lograr una
verdadera unidad popular. De abajo hacía arriba. Desde nuestras costumbres y
tradiciones, desde nuestra conciencia y nuestros valores, desde nuestra estirpe
de pueblo guerrero y libertario.