miércoles, 2 de septiembre de 2015

EL CAUCE NATURAL DE COLOMBIA Y VENEZUELA

Así como los ríos son desviados de su cauce por el modernismo y el desarrollismo y en ocasiones, contaminados o desaparecidos; ocultos o tapados por construcciones que hacen la vida más “civilizada”, pero que siempre, inesperadamente, in surgen, de sus cenizas pudiéramos decir; sobre todo cuando la naturaleza, en este caso, tiene la “necesidad” de hacer valer su fuerza, las razones intrínsecas que la hacen ser; así también ocurre con la identidad que une a Venezuela y Colombia.
No en vano Simón Bolívar llenó con su gloria la historia de ambos pueblos. Su sueño de La Gran Colombia era una propuesta visionaria donde no existían las fronteras, ni las diferencias. Por el contrario, somos pueblos idénticos; con la misma cultura, la misma historia, los mismos dolores, las mismas fuentes inspiradoras de lo grande, de lo hermoso; con el mismo canto y la misma rebeldía, y con la misma estirpe.
Bolívar nos enseño a amarnos, muy a pesar de que cuando viajaba a su destierro su carruaje era apedreado y bañado de bosta de ganado, con gritos de longaniza, para endulzar su ofensa. Muy a pesar de que murió en Santa Marta con camisa prestada. Pero su verbo, su genio, su espada incendiaria no cesaron nunca por el sueño más grande que hombre alguna haya atesorado; la libertad de su patria y de sus naciones hermanas.
El Uti Possidetis Juris, como principio de Derecho Hispanoamericano que fue aplicado después de la disolución de la Gran Colombia en 1830, sirvió como guía y base  para que todas estas naciones, integradas en La Gran Colombia, “volvieran” a tener, ya como naciones independientes o unitarias, el territorio que correspondía a La Capitanía General de 1810, decretada por Carlos III en 1777, expresada en El Virreinato de La Nueva Granada, El Brasil y La Guayana Holandesa. No obstante, pudiéramos decir que hay lazos que no se rompen con decretos. Como por ejemplo la identidad cultural e histórica, así como el derecho de toda nación de ser libre y soberana y de desarrollarse de acuerdo a sus capacidades, inventivas y potencialidades
Alí Primera lo cantaba magistralmente: “El Orinoco y El Magdalena se abrazarán/entre canciones de selva/y tus niños y mis niños/le cantaran a la paz…Ven amigo Colombiano/vamos juntos a cantar/por segunda independencia/vamos juntos a luchar… Nuestros lazos de amistad/por siempre perdurarán/somos hijos de la patria/que nos dejó El Libertador/y a defender con amor/su herencia nos llama”
Hoy El presidente Nicolás Maduro es atacado ferozmente por la oligarquía colombiana. Osan incluso colocar su imagen en afiches, en lugares públicos, para cada transeúnte que por allí pasa, le profese un insulto o una afrenta. Como cual delincuente convicto y confeso, la imagen de nuestro presidente es expuesta para las humillaciones que ha bien desee cada quien, ante la vista cómplice de las autoridades colombianas.
Los medios de comunicación colombianos no cesan en sus ataques y en toda una guerra mediática, que busca, sin dudas, un desenlace imprevisible.
Las acciones que ha emprendido el gobierno bolivariano en la frontera con Colombia son legítimas y soberanas. Se basan en la auto determinación del estado venezolano de poner orden, de garantizar la paz, pero sobre todo, de ejercer el gobierno.
Desde la presidencia de Álvaro Uribe los EEUU han instalado en el hermano país, toda una estructura militar y de espionaje, que les permite inferir en la vida diaria de Venezuela.
Hoy nadie puede negar que desde la desaparición física del Comandante Chávez y el arribo de Nicolás Maduro a La Primera Magistratura, las oligarquías, venezolanas y regionales se desataron. La llamada Guerra Económica es el mismo guión que le aplicaron a salvador Allende. Son miles los documentos desclasificados que dan cuenta de los mismos métodos empleados. Todavía se oye el canto digno de Víctor Jara y toda su tristeza expresada en “Te Recuerdo Amanda”
De Colombia hemos heredado el sicariato, el paramilitarismo y el descuartizamiento de nuestros líderes y el uso de las motos como el vehículo preferido de los delincuentes. Todo estimulado por una concepción gubernamental; primero con Uribe y ahora con Santos, que no tienen dentro de sus prioridades, el brindarle atención primaria a sus nacionales. Es ese el principal estimulo de los miles de colombianos a abandonar sus fronteras en busca de mejor vida.
Hoy el país reclama respeto. Pero reclama también de todos los conciudadanos cerrar filas en apoyo a la patria y en apoyo a la tierra que nos ha parido. Nada de esto es casual. Todo es parte de un plan muy bien orquestado. No es momento de vacilar, la patria exige un paso al frente!     

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UN GIRO A LA DERECHA

        Hay compañeros que viven en una permanente crítica al gobierno bolivariano. Son implacables, severos y constantes en sus críticas. T...