miércoles, 25 de noviembre de 2015

LA DIESTRA Y LA SINIESTRA

Quizás Carlos Marx nunca se imagino que aquel día cuando afirmó que “la religión era el opio de los pueblos”, estaba “iniciando” un debate que históricamente ha tenido una repercusión importante. Si bien la frase es sacada de contexto, pues, él en verdad hacía un análisis de la alienación, e incluía allí el tema de La Alienación Religiosa. Y decía que el opio; que era considerado una medicina contra el dolor que se le daba incluso a niños, apreciaba que la religión al “calmar” el dolor de los pueblos, podía evitar que estos lucharan para salir de las causas de ese dolor.
En todo caso, las estructuras jerárquicas de la iglesia no a escatimado en señalar el carácter maligno del marxismo, del comunismo y de la izquierda.
 “…Y está sentado a La Diestra de Dios Padre…” Si la Derecha es la diestra, la Izquierda es la siniestra. Es la lucha entre el bien y el mal. La Derecha es buena. La Izquierda es mala. Es la lucha entre Dios y el Diablo. Los Buenos contra los Malos, y viceversa.
Desde otra perspectiva hay que decir que La Epistemología, como conocimiento reflexivo y riguroso, que ya desde Grecia se oponía a la Doxa (conocimiento vulgar), permite que se ocupe de “las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento”. De tal manera que hoy podemos comprender que La Diestra y La Siniestra; La Derecha y La Izquierda, son en verdad dos concepciones, antagónicas entre si, que conciben la vida y las cosas de manera distintas. Por ejemplo, La Derecha empuja hacía el conservadurismo, la Izquierda es revolucionaria. Mientras una concepción pretende sostener y mantener lo establecido, la otra empuja al cambio y a la transformación de las cosas.
La dialéctica por ejemplo nos enseña que todo está sometido al cambio y a la transformación. Todo está en movimiento. Nada está quieto. Así también el pensamiento complejo y la transdiciplinaridad, “como hija de las imperfecciones crecientes en los modos dominantes de construir el conocimiento”, nos permiten mirar la realidad; concebirla y entenderla desde una perspectiva más integral.
El derrumbe del Muro de Berlín y la desintegración del bloque Soviético, a través de la llamada Perestroika, entre otros acontecimientos, le ha permitido a los enemigos de los cambios y de las revoluciones, diseminar la idea en el mundo de que hemos llegado al fin de las utopías, al fin de los sueños, al fin de las ideas. Nuevamente nos invitan a la resignación, a la pasividad, al conformismo.
Desde la izquierda; se impulsa El Humanismo Ecuménico, ese mismo que se encuentra en El Cristo Redentor y que junto al pueblo pobre marchan con la esperanza de un mundo mejor. El mismo que porta la corona de espinas y arrastra la pesada cruz de la desesperanza y de la resignación. Y que sin saberlo, paga con su sangre y con su dolor la acumulación de riquezas que hacen pocas manos. Así pues, que, mientras el mundo se llena de pobres; de niños que mueren por desnutrición, de familias que no tienen un pan que poner en su mesa, o personas que sencillamente buscan los puentes para guarecerse, hay un minúsculo grupo de personas que han logrado acumular riquezas vergonzosas.
Contrario a lo que nos quieren hacer creer hoy está más vigente que nunca; es más, es necesario, que el mundo gire hacía la izquierda. Es desde allí que se puede hacer una revolución de lo humano. De la vuelta al sentido originario de la vida. De la vuelta a la vitalidad; al amor, a la solidaridad entre los seres, al respeto. De la vuelta a encontrarnos como hermanos
La izquierda se nutre del Humanismo Ecuménico, de La teología de La Liberación y de las corrientes filosóficas que encuentra a Dios en la tierra, como Dios justo y humanitario, como Dios esperanza, como Dios soñador.

La lucha entre La Derecha Y La Izquierda está vigente. Pues, es al fin de cuentas, la lucha entre la vida y la muerte. La lucha por la paz y por la humanidad.            

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