Quizás no haya una
sociedad donde se promueva más el nacionalismo, que la sociedad norteamericana.
No es casual que en los estadium de béisbol de las grandes ligas, por ejemplo,
se invoquen y se desplieguen los símbolos patrios sin ningún pudor. Así como en
las actividades culturales, y que a los funcionarios públicos se les haga usar,
en su uniforme, un pequeño escudo con la bandera de los EEUU. Así como tampoco
es casual el mensaje que querían dejar implícito cuando clavaron la bandera en
la luna. Su simbología está viva y se empeñan en hacerla válida.
En Venezuela por el
contrario, nos tildan de aldeanos y de pasados de moda cuando desde una
perspectiva de rebeldía y de sentido patrio, buscamos entender a Bolívar y su
gesta heroica. Y empezamos a asumirlo políticamente, y lo traemos nuevamente al
campo de batalla. Pero incomoda. Y entendemos que doscientos años no bastan
para enterrar en el olvido a un hombre que se eternizó en la rebeldía del
pueblo.
Sin dudas que con
Chávez retomamos a Bolívar; y empezamos a verlo y sentirlo, y empezamos a
interpretar la historia de los pueblos, y del pueblo venezolano en particular,
desde una perspectiva que nos vincula más a la dialéctica pero sin dejar por
fuera la gallardía y el genio de los héroes que con su sangre le añaden un
matiz especial al desarrollo de los acontecimientos.
“El General en su Laberinto” de García Márquez
nos permite “ver” a un Bolívar enfrentado a las miserias, a las dificultades,
pero también al estadista, al hombre que mira por encima de los tiempos. Al ser
humano atrapado en el laberinto terrenal de la muerte.
El oposicionismo de
la oposición está entrampado en si mismo. Todo es una negación. No importa que
lo negado sean nuestros valores históricos; las banderas dignas de nuestro
pasado heroico.
Niegan el carácter
y la denominación bolivariana de la patria. Determinado así en el referendum
aprobatorio de La Constitución Nacional. Niegan las ocho estrellas de La
Bandera Nacional, como que si la inclusión de la octava estrella fuera un
capricho de alguien. Niegan la historia y no les importa, cuando en verdad solo
quieren negar a Chávez y al chavismo. Y se cuidan de no decir bolivariano. Y se
cuidan de que sus banderas y sus gorras no lleven las ocho estrellas. Niegan
tanto que niegan a la patria misma. Niegan a Bolívar y la creación de la octava
provincia.
Y nos preguntamos,
y por que a ningún presidente no se le ocurrió interpretar así a la historia y
su significado? Sencillamente por que el enfoque, lo conceptual, lo ideológico,
determinan el concepto general del lado que ocupan los hombres en la historia.
Hay a quienes les
interesa un Bolívar momificado y a otros un Bolívar vivo en su más amplia
genialidad. Lo interpretaba así Alí Primera magistralmente cuando decía, que
iban al Panteón Nacional era a verificar que estuvieras bien muerto (para
referirse a Bolívar).
Seguramente son muchos
los venezolanos que sienten más el nacionalismo gringo que el nuestro. Quizás
muchos son los que se saben al pelo el himno nacional de los EEUU, pero que
apenas tararean El Gloria al Bravo Pueblo. Y fácilmente se puede identificar
por donde navega la preferencia política de la gente, por que “sobra” o “falta”
una estrella en su indumentaria. Gracias a quienes se empeñan en negar a
Bolívar.
Cuando en el golpe
de Estado del 2002 se quitó y se tiró en el suelo de un baño el cuadro de Bolívar
que adorna El salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, realmente lo que
querían era tirar a la basura los ideales de un pueblo que por esos días ardían
por las calles de Venezuela.
Hoy pasa lo mismo.
Ramos Allup manda a la basura nuevamente a Bolívar. Se empeña en negar a Chávez
y lo que este representa para una gran mayoría del pueblo venezolano. No es al
hombre de carne y hueso de quienes ellos denigran, son las banderas que hombres
como Bolívar y Chávez representan. Y esto vale decir; desprendimiento,
moralidad, ejemplo de lucha y sacrificio, rebeldía, revolución.
Por eso mismo en
fácil toparse con El Che Guevara en cualquier calle del mundo donde la gente
esgrima una bandera de lucha. Su rostro alumbra cualquier calle y cualquier
rincón del planeta. Más allá del idioma y de las distancias. Por allí se deja
oír al compa Alí Primera gritando; “Bolívar bolivariano/ no es un pensamiento
muerto/ ni mucho menos un santo…si vieras el destino de los pueblos que liberó
tu espada/ su mayor libertad/ es la de morirse de hambre…al pueblo tratan de
quitarle la memoria…glorioso capitán navegando hacía Angostura/ con la cara
mojada por el padre río/ jamás en la historia de la patria/ hubo tantos
borrones/ sobre un papel escrito/ y el amor por el pueblo/ llevado a tanta
altura”
Excelente artículo
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