miércoles, 27 de enero de 2016

LA CRISIS DE AYER, LA CRISIS DE HOY

El Martes Negro del Crac del año 29, también conocida como La Gran Depresión; entendida como la mayor crisis económica y financiera que ha sufrido EEUU (y por supuesto, con gran connotación mundial), nos muestra a un país desbastado, con un desempleo que rondaba entre el 25 y el 33%, un aparato productivo totalmente paralizado, quiebra de bancos; miles de personas perdieron sus ahorros, por no existir respaldo para los mismos (los ahorros no estaban asegurados), las cosechas cayeron en un 60%.
A la caída de La Bolsa de Valores (Wall Street), se sumó además una devastadora sequía y un intenso verano, que estimuló una de las inmigraciones internas más grandes de la que se tenga noticias en EEUU. California era el destino esperanzador. Estados como Texas, Nuevo México, Oklahoma, Kansas, parecía vaciarse. Sus caminos polvorientos se llenaban de hombres que buscaban empleo para poder llevar la comida a la casa.
En Venezuela, aquel país del primer gobierno de CAP (1974/1979), no obstante de haber habido un exorbitante aumento en los ingresos petroleros, superiores al 350%. Con un presupuesto estimado en un principio en 9.000 millones de bolívares y reconducido a los pocos meses en 40.000 millones de bolívares, empezó el país a padecer una terrible pobreza.
Muy a pesar que se hablaba de “La Venezuela Saudita”. Recordemos que los conflictos en El Medio Oriente incidieron favorablemente para Venezuela, en los precios del petróleo, y en consecuencia hubo más ingresos, la política económica de Carlos Andrés Perez era calificada como “Intervencionista”, en cuanto golpeaba profundamente a las pequeñas y medianas empresas, pero que favorecía a los grandes conglomerados del sector privado. Incluso se decía que CAP favorecía descaradamente a empresarios de su entorno, que se conocían como “Los Doce Apóstoles”.
Después vino Luis Herrera Campins y dijo que recibió, “Un País Hipotecado” y Jaime Lusinchi que lo engañó La Banca y nos trajo el llamado “Viernes Negro” (profunda devaluación de la moneda).
Las clases populares se empobrecían abruptamente. Nuestros gobernantes se empeñaban a favorecer a la burguesía criolla, y en el caso de Rafael caldera y CAP (en sus últimos gobiernos, al capital extranjero).
La privatización fue ofrecida por El FMI y El Banco Mundial, como la panacea a todos los males del país. Para los pobres todo pintaba feo, desesperanzador. El pueblo se resignaba. Se privatizo La CANTV, se eliminaron las prestaciones sociales, se privatizó gran parte de SIDOR y venían por PDVSA y por la educación pública.
Ya una familia le costaba sostener a un hijo en la universidad. Los jóvenes de La Provincia no tenían otra opción que ir a la universidad más cerca. Así también los comedores universitarios resolvían la papa barata para los estudiantes. El pueblo pasaba trabajo. La alimentación no era balanceada. Había un dicho que se hacía popular; “no todos los días se come carne”. Era un lujo comer carne. La perrarina sustituía el Corn Flakes y el agua de los espaguetis servía para llenar el tetero.
Los gobiernos no parecían comprometidos con el pueblo y su gente. Los nuevos matrimonios parecían destinados a abrir un espacio en la casa de los padres. No se podía comprar una casa o apto. La llamada Democracia Representativa o Democracia de partidos servía de amplia fachada de que en Venezuela se enraizaba la democracia, cuando en verdad, o más bien cuando la triste verdad era que los ricos se hacían más ricos y los pobres tanto más numerosos, como más pobres.
El Caracazo está allí enraizado en la historia como un ejemplo claro (todavía siendo objeto de análisis sociológicos, psicológicos e históricos), de cómo actúa el pueblo cuando es acorralado. Mao decía que; “Se combate mejor para sobrevivir que para sostener”.
La crisis de hoy es muy particular. El capitalismo, como Modo de Producción y como sistema global, afronta su peor crisis, diríamos, en sentido figurativo, que está furioso pero moralizado ante el “fracaso” de modos alternativos de vida (La caída del Muro de Berlín, la desintegración de la URSS, El Fin de La Historia, etc), y a esto se suma la queja del planeta ante su trato injusto y explotador por parte del hombre. La tierra busca su acomodo y amenaza con sacudirse a su peor enemigo: el hombre.
   Venezuela no es ajena a la crisis mundial. Pero simultáneamente, desde Hugo Chávez hasta Nicolás Maduro, se compromete en atender al pueblo-pobre. La burguesía venezolana, dueña de Los Medios de Producción y con el apoyo descarado de la burguesía de la región (de América Latina y El Caribe), y EEUU como centro de poder del mundo, necesitado como está de fuentes energéticas, se empeñan en destruir a un gobierno y un estado que no le es servil a sus intereses.
   Nadie ha construido más casas que este gobierno, y nunca como antes se había institucionalizado tanto la educación gratuita como ahora. Venezuela es modelo en el mundo por su método de erradicación del analfabetismo y está en el top 100 de los países comprometidos con los lineamientos de la FAO.
   No se puede negar La Guerra Económica. Así como tampoco se puede negar que sobre Venezuela  se cierna una cruenta guerra psicológica que pretende debilitar al gobierno y mermar su base popular. El método fue un éxito en La Chile de Allende.
   La crisis de hoy ni siquiera es comparable es comparable con La Gran Depresión de padeció EEUU y mucho menos a la que padeció Venezuela en los mejores tiempos de la Democracia Representativa. Aquella era por hambre. Se estaba matando de hambre al pueblo. Esta es política. Es por el poder. Quieren sacar a maduro a toda costa.

   Es hora de la unidad revolucionaria y de unión de los sectores progresistas del país. Urge la conciencia. Conciencia patria.

1 comentario:

  1. Excelente análisis. Urge refrescar la memoria histórica de los Pueblos...!

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