La llamada Guerra
no Convencional tiene como escenario el plano de La Opinión Pública; ese
pequeño mundo de conciencias individuales que se materializa cuando se expresa
en las grandes decisiones o grandes acontecimientos que logran impactar a la
gran mayoría de la sociedad, convirtiéndose como en una sola voz que dice
expresar una idea en común.
La massmedia
pretende canalizar esa opinión y convertirla en verdad. Al menos hacerla valedera.
En el plano de la
Opinión Pública se debate la razón y la sin razón. Se gana la aprobación y
aceptación. Por ello todos van tras ella. Parece el premio a ganar.
Las grandes
corporaciones de las comunicaciones no escatiman para inducir opiniones,
noticias y hechos, que aun que sucedidos o no, se reconstruyen y se pulen como
grandes verdades. Siempre por supuesto para favorecer intereses de personas o
grupos de personas, de corporaciones, de empresarios y de gobiernos que en la
mayoría de los casos, se beneficiarían con el impacto que en La Opinión
Pública, tendrían las noticias o las informaciones que de ella emanen.
Un ejemplo para
ilustrar mejor lo aquí dicho, entre muchos otros, lo tenemos con lo sucedido al
líder Libio Muammar El Kadhafi, o Gadafi, simplemente. Cuando finalmente se
produjo su asesinato, el 20 de octubre de 2011, ya se había hecho un
acondicionamiento de la Opinión Pública mundial, de que tal personaje era una
amenaza pública y que como tal había que asesinar. La massmedia hizo su trabajo
y luego El Consejo de Seguridad de La ONU legitimó la “verdad” y La OTAN con
sus aliados, concreto la captura y posterior asesinato del líder Libio.
Incluso, hubo un
hecho, poco publicitado, que para fortalecer el trabajo que venía haciendo la
massmedia, cual película de Hollywood, la llamada Fuerza Aliada, en un desierto
cercano a la capital de Libia, construyo una replica de Trípoli, y con un
actor, hicieron el doble de uno de los hijos de Gadafi, que lideraba a las
fuerzas rebeldes, fingieron la captura de este, con un mensaje añadido llamando
a sus compañeros a la rendición.
En Venezuela ocurre
una situación muy particular. Si bien nadie en su sano juicio puede negar que
el capitalismo, como Modo de Producción y como ideología, ha sumergido al mundo
en una terrible crisis, de magnitudes inimaginables, que como nunca antes, pone
en peligro de extinción de la especie humana, y a la cual se han sumado voces
que alertan el peligro, como la del Papa Francisco y organizaciones de DDHH. Y
además la baja estrepitosa de los precios del petróleo que suman también en el
deterioro de aquellas economías llamadas rentistas, que como Venezuela,
dependen grandemente del petróleo. Pero que sin embargo, la massmedia se empeña
en sembrar la idea; lo propaga, lo difunde, lo dramatiza, que el modelo
político que lideró Hugo Chávez y que hoy encarna Nicolás Maduro, ha fracasado.
La massmedia le
grita a los cuatro vientos, nacionales e internacionales, que en Venezuela
existe una crisis humanitaria. Ha empezado a satanizar a Nicolás Maduro y
allanan el camino para una intervención multinacional que le ponga en bandeja
de plata a los centros de poder del mundo, las infinitas riquezas que alberga
Venezuela.
El escenario de la
guerra es la conciencia de la gente. Es el empeño por crear Opinión Pública. Es
generar las condiciones para justificar luego cualquier atrocidad.
Se busca
deslegitimar los logros sociales de la Revolución Bolivariana, cuando por el
contrario su mayor fortaleza es la atención social (vivienda, educación, salud
y libertades políticas), a las grandes masas históricamente explotadas y
marginadas.
Es oportuno
levantar un tanto la mirada para ver lo que ocurre hoy en Argentina. El
Presidente Macri en menos de tres meses de gobierno ha puesto en la calle a más
de 15 mil despedidos de La Administración Pública, ha decretado una liberación
de precios, ha eliminado los controles cambiarios, etc.
Argentina y su
situación actual, es como un fantasma que recorre el continente.
Es hora de
estimular el sentido crítico y la conciencia. Cuestionemos hasta nuestros
propios juicios, pero miremos la realidad desde todos los ángulos posibles.
Todo se sigue moviendo, nada permanece inerte y quieto.
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