jueves, 23 de junio de 2016

EL PROYECTO FUBELT Y VENEZUELA

Dada la infinidad de documentos que se han desclasificado, hoy sabemos de la alta participación que tuvo el gobierno de los EEUU en el derrocamiento del presidente constitucional, electo por el pueblo Chileno, Salvador Allende.
La Central de Inteligencia Norteamericana (CIA), utilizó como nombre emblemático para concretar el golpe de Estado contra Allende, El Proyecto FUBELT. Todas las explicaciones por el nombre de esta operación conducen a un criptónimo CIA. Es decir, el nombre y apellido que La Central de Inteligencia Norteamericana le puso a sus planes golpistas en Chile. Así tenemos que, FU, representa a Chile en la operación secreta de La CIA. Y BELT, en idioma ingles, significa “cinturón”. De tal manera que podemos deducir que se trata de “el cinturón o correa” sobre Chile.
Hay un documento desclasificado que reza textualmente, “Es una postura firme y continua que Allende sea depuesto por un golpe…antes del 24 de octubre”. Pues, Allende fue derrocado el 11 de septiembre de 1973.
La Doctrina del Destino Manifiesto; desarrollada por los EEUU entre 1812 y 1860 no ha dejado de tener vigencia en la política exterior de Norteamérica (Puerto Rico es un ejemplo de ello). Esta doctrina se cimenta sobre la base de tres aspectos fundamentales; 1) La virtud de las instituciones y de los ciudadanos de EEUU. 2) La misión para extender estas instituciones, rehaciendo el mundo a imagen de los EEUU, y 3) La decisión de Dios de encomendar a los EEUU la consecución de esa misión.
En el Chile de Allende la Guerra Económica fue un arma que le hizo mucho daño al pueblo. Las colas de gente por conseguir los principales productos de la cesta básica, eran interminables. Faltaban muchos productos de la alimentación diaria de los chilenos. Muy a pesar de que el gobierno de Allende intentó detener la crisis alimentaria creando La secretaria Nacional de Distribución. Sin embargo, las fabricas disminuyeron su producción, los estantes vacíos y El Mercado Negro y especulación minan la economía y el estomago de los chilenos.
Un informe confidencial, después de consumado el golpe, decía; “La propaganda fue en Chile la más socorrida de las acciones encubiertas. Era barata”.
Richard Nixon y Henry Kissinger figuran en lo más nefasto de la historia de nuestros pueblos. Ellos fueron los responsables directos del golpe de estado en Chile.
Más de 17 años de dictadura militar sirvieron para que posteriormente se aplicara El Plan Cóndor. Operación esta orquestada en la década de 1970-1980, en el marco de La Guerra Fría y que nos dejó un saldo de más de 50 mil muertos, más de 30 mil desaparecidos y más de 400 mil presos. No había fronteras para las atrocidades. Y Chile, con Augusto Pinochet al frente, lideraba todo El Cono Sur con su política de terror y muerte.
La CIA está en Venezuela, financian el golpe y a los dirigentes de los sectores oposicionistas al gobierno revolucionario. De seguro desde las siete bases militares que hay en Colombia nos monitorean y saben todos los pasos de nuestra clase dirigente.
No sabemos el criptónimo CIA que utilizan en Venezuela. Pero la participación de los aparatos de inteligencia norteamericanos en Venezuela, es innegable. Diríamos que es descarada.
Una reflexión final tiene que ver con las razones que mueven hoy a los EEUU. En El Chile de Allende su afán era no permitir que floreciera el comunismo. En La Venezuela de Chávez y Nicolás Maduro, las razones son energéticas. El fetichismo es una excusa.
La Revolución Bolivariana está parada con dignidad ante el imperio y eso es un problema.

La Revolución Cubana y el gobierno de EEUU hablan de tu a tu y por otro lado la Guerrilla de la FARC-EP negocian la paz con el gobierno de Santos, pero ambos tienen mucho que ganar. Venezuela tiene mucho que perder.    

jueves, 16 de junio de 2016

LA REVOLUCIÓN QUE URGE

Más allá de los dilemas ideológicos de la gente; de la militancia activa en defensa de la humanidad o del ejercicio ciudadano pasivo. De gente que dice no importarle nada. Y más allá de la cosmovisión individual de cada quien y de sus conflictos existenciales, urge una revolución que toque el centro de nuestra espiritualidad y el mero centro de nuestra conciencia. Una revolución que nos haga entender que necesariamente tenemos que ser mejores seres humanos.
Urge rescatar lo “humano” que hay en cada uno de nosotros. Urge pensar y vivir conscientes de que si muere un solo ser en este mundo, de alguna manera, morimos todos. “Nadie es indispensable, todos somos necesarios”.
Urge volver a lo que alguien llamaba “La Micro Escala Personal”. Es decir, encontrarnos en lo “pequeño”. En esa nuestra verdadera vida de todos los días; la que nos permite SER cotidianamente. La que nos hace decir buenos días. La que nos hace darle el asiento, en el metro o en el bus, a la muchacha embarazada, a la viejita, a la madre que carga a su hijo.
Urge encontrar el placer en la compañía ajena; esa que nos topamos en lugares públicos; en los cafés, en las plazas, pero que sin tener vínculos afectivos con ellas, nos permite dispensarles un trato decente, o la galantería de poder hacer sentir bien al otro. Simplemente promoviendo un trato respetuoso y cortes.
Urge volver a la trascendencia. Y no estamos diciendo que debemos creernos superiores a los demás, no. Hablamos de la trascendencia como elevación espiritual y consciente, en cuanto somos humanos y a su vez portadores de sueños, de cosas buenas y hermosas.
La Revolución que Urge pide a gritos la humanización de nuestras actuaciones. Que llevemos a máximo grado la solidaridad, el amor al prójimo, la sensibilidad social y la bondad.
El Che Guevara fue sin dudas un revolucionario que no aparto nunca su base teórica (su pensamiento, sus ideas, su ideología), de su practica cotidiana. Sometido a altas y severas exigencias personales, predicaba la ternura y el amor como esenciales características de un revolucionario verdadero. El Che afirmaba que, “No tomo y si fumo. No voy a ninguna diversión, de ninguna clase. Y soy un convencido de que tengo una misión que cumplir en el mundo, y de que en aras de esa misión tengo que sacrificar el hogar, tengo que sacrificar todos los placeres de la vida diaria de cualquier sujeto, tengo que sacrificar mi seguridad personal y quizás tenga que sacrificar mi vida”. Era un hombre de recio accionar, pero en esencia, un soñador, un paradigma de esta Revolución que Urge.
Urge encontrarnos con nosotros mismos. Y como decía el poeta; mirarnos cara a cara a nosotros mismos, ha de ser el momento más trágico o más feliz para cualquier mortal. Pues, muchas de las batallas que libran los hombres, suelen ser en verdad tragedias que arrastran vidas y mutilan sueños.

“Ningún hombre es una isla entera en sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo…Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquier hombre me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”

jueves, 9 de junio de 2016

LA GRAN FORTALEZA DE MADURO

No ha habido formula que los sectores violentos, oposicionistas al Gobierno Revolucionario; con la participación activa de actores internacionales y del gobierno estadounidense que preside Barack Obama,  que no hayan empleado para tumbar a Nicolás Maduro.
Han fallado todos los ensayos de laboratorio y toda lógica. Incluso, no han podido, pese a la bestial campaña de descrédito que contra Venezuela se cierne a partir de las grandes corporaciones mediáticas.
Es como que en Venezuela se producen los peores eventos y en consecuencia se reclama una intervención.
En el mundo ocurre cualquier barbaridad y de inmediato es minimizada. Lo que ocurre en Venezuela es magnificado. Todo, todo tiene un tratamiento mediático exagerado. CNN por ejemplo se dedica, casi las 24 horas, a divulgar noticias negativas sobre el país.
Mientras tanto, El Mar Mediterráneo se traga a diario casi mil personas que huyen de la guerra, y que prefieren arriesgarse a “poblar” las orillas de las playas con sus cuerpos inertes, a morir de un balazo en una causa absurda que no entienden. Ah, pero las massmedia calla.
En México, a parte de la violencia diaria y desapariciones de mujeres (es alarmante este fenómeno), todavía deambulan las almas de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Estado de Guerrero.
En España, donde La Monarquía (grosera figura), que se sigue sosteniendo pese al precio que tienen que pagar los ciudadanos comunes. Allí existen seres desahuciados por el Estado. Echados a la calle sin importar su dolor. Pesa más lo financiero que lo humano.
En el mismo EEUU la pobreza se esconde debajo de los puentes y en donde el Estado sigue ejerciendo sistemáticas acciones violatorias de los DDHH. Invadiendo naciones, asesinando inocentes, disparando bombas, cazando humanos, violando la privacidad de sus ciudadanos  de los gobernantes del mundo.
En Colombia, nada más el año pasado murieron 100 niños por desnutrición. Esto, sin dejar de mencionar la violencia que genera el paramilitarismo y las drogas.
Pero nada de esto es noticia. La noticia es Venezuela. En el plano internacional se ha generado un desprestigio gigantesco de la imagen del país. No obstante, Nicolás Maduro sigue firme.
Con La Guerra Económica se han jugado su mejor carta. Fue infalible cuando Allende, pero no se explican su fracaso en los efectos esperados aquí en Venezuela.
Los sectores oposicionistas violentos y la burguesía internacional, tienen dos propósitos inmediatos. Uno nacional. Promover hasta la saciedad un estallido social. Una especie de Caracazo, para lo cual promocionan el hambre en el seno del pueblo. Venden la idea en el mundo de que el país padece una hambruna, que hay gente que no come, que mueren de hambre, etc.
Y el otro propósito o estrategia, es de carácter internacional. Por un lado Obama promulga un decreto declarando al país como “una amenaza inusual y extraordinaria” para con sus conciudadanos. Y por otro lado Luis Almagro desde La Secretaria General de La OEA, pretendiendo aplicar la llamada “Carta Democratica” contra Venezuela.
En el plano nacional la realidad económica-social dista mucho a la que vivía el país en el año de 1988, cuando bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez, Venezuela se entregó de cuerpo y alma al FMI. No se hizo esperar El Sacudón o El Caracazo (como también fue calificado), o sencillamente; El Día que Bajaron los Cerros.
Una “pequeña” diferencia de aquella Venezuela a la de ahora, es que Nicolás Maduro no es CAP (Dios nos libre), y que el pueblo ahora es un primerísimo actor político. El mismo pueblo que era invisible cuando CAP. Una simple estadística, un número que solo tenía nombre y apellido cada cinco años cuando habían elecciones. Gracias a Chávez hoy el pueblo tiene rostro, tiene voz, tiene conciencia.
La gran fortaleza de Nicolás maduro es el pueblo y su conciencia política. Es su fidelidad a Hugo Chávez y todas las experiencias que se vivieron junto a él.
Y es que pareciera que no ha bastado la sangre que ha abonado la historia heroica de la patria. Se olvidan que esta tierra es la patria del hombre más grande que ha parido la América toda; Simón Bolívar. Nicolás Maduro se ha montado en el carro de la historia, que a decir de Pablo Milanes; “La historia lleva su carro y a muchos nos montará y por encima pasara de aquel que quiera negarlo”


jueves, 2 de junio de 2016

EL ODIO COMO BANDERA

FE DE ERRATA:
Este artículo fue publicado originalmente el día martes 31 de mayo de 2016. El mismo; por “culpa” de ese fantasma que habita dentro del computador, y que no dominamos, salió publicado con muchos errores de forma. Aquí lo reproduzco como originalmente fue concebido. Pido mil disculpas!



Uno de los resultados más triste que poco a poco va dejando tras de sí la feroz campaña mediática que sobre Venezuela se cierne, es el odio que se ha incubado en muchas personas de las llamadas clases sociales media o alta. Peligrosamente desarrollan un odio muy parecido a la discriminación y al desprecio.
En la ciudad de Caracas hay zonas; lugares, espacios, donde la irracionalidad de la gente es lugar común. Es como que a algunas personas les han implantado un chip que les impide razonar.
Y es que si algo hemos aprendido  de los responsos de otrora y en esa búsqueda permanente por el entendimiento y la comprensión, y a la letanía constante de maestros, y a la militancia revolucionaria, es que siempre debemos ser críticos lectores, reflexivos de nuestro entorno, comprensivos de las conductas y luchar permanentemente por desechar los dogmas y los fanatismos.
El Diario El Nacional era de obligatoria consulta. Claro, al frente de él estaba un hombre como Miguel Otero Silva y sus plumas brillan; todos eran escritores de primer orden. Entre otros, Juan Nuño, Arístides Bastidas, Abelardo Raidi, Pedro Penzini Fleury, Pedro Berroeta. Era una especie de periodismo de calidad. No obstante, no bajábamos la guardia. Ya en la universidad reforzábamos la irreverencia y nuestra inmensa necesidad de entender al mundo, guiados por las exigencias constantes de estudiar, de comprender, de hacer explotar esa capacidad interna y esa fuerza transformadora de la que estamos hechos, de la mano de profesores como Cosme Arzolay, Hernán Pineda, Carlos López, Luis Peñalver, Celso Medina, El Pájaro Bruzual (y muchos otros que se me escapan de la memoria).
La crítica y la autocrítica son siempre una línea fina que estamos obligados a transitar. Aunque incomoda y a veces inalcanzable, es necesaria para combatir la alienación y la manipulación.
Los tiempos de hoy; de desarrollo tecnológico, de globalización y de desarrollo de las telecomunicaciones, colocan al ser humano en un estado tal de vulnerabilidad, que mayormente no percibimos cuando nos están dirigiendo mensajes que tocan directamente nuestra capacidad de discernir y de reflexión.
Los laboratorios de propaganda estudian el comportamiento humano y en función de eso nos “venden” información que seguramente se expresaran luego en decisiones que tomamos o en comportamientos que seguramente dejarán alguna satisfacción a quienes están detrás del monitor.
El odio que muchos esgrimen es el producto de un trabajo que lleva años. Es más, no es solo el odio, es también un proceso mediático, psicológico, propagandístico que persigue domesticar al hombre. Cercenarle su capacidad critica y someterlo con mayor docilidad.
El Modo de Producción Capitalista necesita a hombres derrotados espiritualmente; sin utopías ni sueños. Acríticos, conquistados, derrotados.
Los acontecimientos de Venezuela no son hechos aislados de todo un acontecer mundial. El capitalismo atraviesa su peor crisis, pero también expresa sus peores actos de crueldad. No le importa nada. La llamada Opinión Pública es solo un adorno que no tiene repercusión alguna en las políticas globales de un sistema que busca desesperadamente, inmoralmente, chuparse la fuerza y los recursos energéticos en donde quiera que estén.
La democracia mundial está amenazada. No basta con que los pueblos hagan verdaderos ejercicios democráticos. Son los centros de poder del mundo los que han de decidir cual país o cual nación necesita reprimendas. La libertad nos la pintan como una ficción y la caotización de la vida como una normalidad.
El mar mediterráneo se traga a diario a miles y miles de seres que buscan refugio en tierras prohibidas para ellos. En España el desahucio deja en la calle a seres humanos que lloran de dolor ante tamaña injusticia. Los bancos no tienen sentimientos. En México las mujeres corren peligro de violación, secuestro y mutilación. En EEUU el racismo ha florecido y la violencia y el rechazo a los inmigrantes. El mundo vive un caos. Y a esto se suma la falta de solidaridad, el odio entre hermanos y la destrucción sistemática de nuestro habitad.
Del alma nos sale un grito; “Veo humanos pero no humanidad”

UN GIRO A LA DERECHA

        Hay compañeros que viven en una permanente crítica al gobierno bolivariano. Son implacables, severos y constantes en sus críticas. T...