FE DE ERRATA:
Este artículo fue publicado originalmente el día
martes 31 de mayo de 2016. El mismo; por “culpa” de ese fantasma que habita
dentro del computador, y que no dominamos, salió publicado con muchos errores
de forma. Aquí lo reproduzco como originalmente fue concebido. Pido mil
disculpas!
Uno de los
resultados más triste que poco a poco va dejando tras de sí la feroz campaña
mediática que sobre Venezuela se cierne, es el odio que se ha incubado en
muchas personas de las llamadas clases sociales media o alta. Peligrosamente
desarrollan un odio muy parecido a la discriminación y al desprecio.
En la ciudad de
Caracas hay zonas; lugares, espacios, donde la irracionalidad de la gente es
lugar común. Es como que a algunas personas les han implantado un chip que les
impide razonar.
Y es que si algo
hemos aprendido de los responsos de
otrora y en esa búsqueda permanente por el entendimiento y la comprensión, y a
la letanía constante de maestros, y a la militancia revolucionaria, es que
siempre debemos ser críticos lectores, reflexivos de nuestro entorno,
comprensivos de las conductas y luchar permanentemente por desechar los dogmas
y los fanatismos.
El Diario El
Nacional era de obligatoria consulta. Claro, al frente de él estaba un hombre
como Miguel Otero Silva y sus plumas brillan; todos eran escritores de primer
orden. Entre otros, Juan Nuño, Arístides Bastidas, Abelardo Raidi, Pedro
Penzini Fleury, Pedro Berroeta. Era una especie de periodismo de calidad. No
obstante, no bajábamos la guardia. Ya en la universidad reforzábamos la
irreverencia y nuestra inmensa necesidad de entender al mundo, guiados por las
exigencias constantes de estudiar, de comprender, de hacer explotar esa
capacidad interna y esa fuerza transformadora de la que estamos hechos, de la
mano de profesores como Cosme Arzolay, Hernán Pineda, Carlos López, Luis
Peñalver, Celso Medina, El Pájaro Bruzual (y muchos otros que se me escapan de
la memoria).
La crítica y la
autocrítica son siempre una línea fina que estamos obligados a transitar.
Aunque incomoda y a veces inalcanzable, es necesaria para combatir la
alienación y la manipulación.
Los tiempos de hoy;
de desarrollo tecnológico, de globalización y de desarrollo de las
telecomunicaciones, colocan al ser humano en un estado tal de vulnerabilidad,
que mayormente no percibimos cuando nos están dirigiendo mensajes que tocan
directamente nuestra capacidad de discernir y de reflexión.
Los laboratorios de
propaganda estudian el comportamiento humano y en función de eso nos “venden”
información que seguramente se expresaran luego en decisiones que tomamos o en
comportamientos que seguramente dejarán alguna satisfacción a quienes están
detrás del monitor.
El odio que muchos
esgrimen es el producto de un trabajo que lleva años. Es más, no es solo el
odio, es también un proceso mediático, psicológico, propagandístico que
persigue domesticar al hombre. Cercenarle su capacidad critica y someterlo con
mayor docilidad.
El Modo de
Producción Capitalista necesita a hombres derrotados espiritualmente; sin
utopías ni sueños. Acríticos, conquistados, derrotados.
Los acontecimientos
de Venezuela no son hechos aislados de todo un acontecer mundial. El
capitalismo atraviesa su peor crisis, pero también expresa sus peores actos de
crueldad. No le importa nada. La llamada Opinión Pública es solo un adorno que
no tiene repercusión alguna en las políticas globales de un sistema que busca
desesperadamente, inmoralmente, chuparse la fuerza y los recursos energéticos
en donde quiera que estén.
La democracia
mundial está amenazada. No basta con que los pueblos hagan verdaderos
ejercicios democráticos. Son los centros de poder del mundo los que han de
decidir cual país o cual nación necesita reprimendas. La libertad nos la pintan
como una ficción y la caotización de la vida como una normalidad.
El mar mediterráneo
se traga a diario a miles y miles de seres que buscan refugio en tierras
prohibidas para ellos. En España el desahucio deja en la calle a seres humanos
que lloran de dolor ante tamaña injusticia. Los bancos no tienen sentimientos.
En México las mujeres corren peligro de violación, secuestro y mutilación. En
EEUU el racismo ha florecido y la violencia y el rechazo a los inmigrantes. El
mundo vive un caos. Y a esto se suma la falta de solidaridad, el odio entre
hermanos y la destrucción sistemática de nuestro habitad.
Del alma nos sale un grito; “Veo humanos pero no
humanidad”
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