No podemos pretender inducir desde estas
instancias, que la gente piense de una forma u otra. O que simplemente abroguen
todos nuestros conceptos y nuestra concepción política, como suya. Cada quien
es libre de pensar y actuar de acuerdo a sus convicciones y de acuerdo a su
cosmovisión. E incluso, de acuerdo a su concepción política-ideológica.
Todo esto viene a colación por lo que a
diario vemos en el acontecer político venezolano. Donde se ha desatado todo un
bombardeo mediático, que raya en lo grosero. Toda una guerra psicológica contra
el pueblo, elaborada en las agencias de inteligencia norteamericana y
laboratorios especializados en comportamiento humano, que buscan inducir
conductas y comportamientos irracionales, con el único fin de preparar un
“ejercito” de gente sin criterio y con el odio a flor a piel, para que en
Venezuela corra la sangre.
Los medios de comunicación venezolanos
sirven de insumo para que CNN globalice “el caos y la crisis humanitaria” que
padece el país. La massmedia es un arma de guerra psicológica. Busca romper el
sano juicio y criterio de las personas. A esto se suman personalidades de
distintos ámbitos de la vida nacional e internacional. Deportistas, artistas,
empresarios e intelectuales. Gentes que ya definidos ideológicamente, revisten
sus criterios con aires de independientes y hasta de altruismo (amenos
verbalmente), caso por ejemplo de Maickel Melamed; que no obstante de manejar
un discurso altruista, se suman a La Mediática Perversa, e incitan desde la
reputación que han alcanzado, el derrocamiento del Gobierno Bolivariano.
Las personas tienen plena libertad de
pensar y actuar, el libre albedrío los asiste, lo que si nos parece intolerable
es que oculten, por una parte, sus reales intenciones y afinidades ideológicas.
Y por otra, que nieguen descaradamente; por solo darle validez a su teoría del
caos, los ingentes esfuerzos que hace este gobierno por los sectores más pobres
y oprimidos de la sociedad.
Hay dos visiones, dos concepciones del
país. Se milita en una u otra. Los sectores oposicionistas dramatizan sus
verdades, la subliman, la teatralizan. Leonardo Padrón Hace el libreto y
aspirantes a actores se cuelan en el Metro pitados de sangre y dolor, y caen a
los pies de los usuarios. Ese acto inmediatamente esta en CNN dándole la vuelta
al mundo.
Chino y Nacho entendieron que para ganar el
Grammy tenían que “contribuir” con Tony Mottola y su imperio mediático musical,
y prestar su imagen y talento a la campaña mediática contra el país.
Los llamados “exiliados políticos”; los
mismos que quieren hacer una analogía con la gusanera que salio de Cuba, son
golpeados día a día por la realidad que implica vivir en un país “ajeno”, donde
hay que trabajar y laborar a diario y además someterse a la rigurosidad de sus
leyes y costumbres, día a día alimentan su odio por la patria. Y se ven
obligados a someterse a lo que aquí eran incapaces de hacer.
Globovisión nuevamente se alinea con el
golpe. Hasta se ve el regocijo en los periodistas que cubren las fuentes de
política. Ellos contribuyen a darle “vida” a un discurso incoherente,
irrespetuoso y chabacano. Desde hace mucho tiempo la tribuna pública no contaba
con unos oradores tan curdos. Que dirían un Andrés Eloy Blanco, un Prieto
Figueroa, un Jovito Villalba, un Miguel Otero Silva…que dirían?
Ramos Allup ha contribuido mucho al
ejercicio rastrero de la política. Da miedo solo pensar que este personaje
llegara algún día a ser presidente de este país. Claro, se ha banalizado tanto
el caos que discursos como este, con el apoyo mediático que tienen, se
generalizan y cobran vigencia.
El Gobierno Bolivariano esta obligado a
asumir la rebeldía y la insurgencia. Y eso significa aplicar con rigurosidad La
Constitución y las leyes. No callar ante el irrespeto y a las violaciones
constante de la paz del país.
La Revolución Bolivariana es referencia
mundial. Todo se conjuga en contra de la patria. Y como siempre, subestiman su
valor más preciado: los millones de hombres y mujeres que están dispuestos a
dar la vida por esta tierra. Somos de estirpe guerrera y rebelde. Cargamos en
nuestros hombros las historias de las luchas libertarias de nuestros
antepasados. Y eso vale!