El Dr. Diógenes Escalante fue una especie de
personaje que navegó siempre en el infortunio. Siempre nadando en las riberas
del poder, coqueteando en dos oportunidades con la presidencia de la república,
pero una cosa y otra lo apartaron del camino.
Después de la muerte de Juan Vicente
Gómez (19 de diciembre de 1935);
cumplidos 27 años en el poder, lo sucede El General Eleazar López Contreras,
quien para satisfacer las esperanzas de todo un pueblo que se resignaba a la
pobreza y a la mano dura del Estado, propuso una especie de apertura política,
soltando a todos los presos políticos y reduciendo el mandato a siete años
(reduciéndolos luego a cinco).
Cuando ya López Contreras culminaba su
mandato empezaron a surgir nombres para sustituirlo. Él era una especie de
“gran elector”, si bien existía un congreso bicameral, gozaba de la mayoría
parlamentaria. De modo que el próximo presidente de la república iba a ser
nombrado por éste.
A la larga lista de nombres es sumado
también el del Dr: Diógenes Escalante, quien para el momento cumplía
responsabilidades en el servicio diplomático.
Diógenes Escalante regresa a Venezuela con
su familia y cargado de enseres personales. Toda hace pensar que será una larga
estadía. Vino a recibir el favor presidencial. Pero a pocos días de tal
acontecimiento, viejos militares gomecistas persuaden al presidente y lo instan
a no hacer tal nombramiento. Ellos prefieren que sea un militar. Además de que
a Escalante lo tildaban de comunista.
El otro episodio en que Diógenes Escalante
“coquetea” con la presidencia de la república, tiene lugar en el periodo
presidencial del general Isaías Medina Angarita (1941-1945). Éste, que si bien
se distanció inmediatamente de quien le concedió la gracia presidencial,
promovió una apertura política mayor, aunque se negó siempre a la elección
directa, universal y secreta para elegir al presidente de la republica. De
hecho, vivió en carne propia una cruenta crisis política que lo llevo a buscar
una figura de consenso para sustituirlo en la presidencia de la república. Se
buscaba a un hombre probo, civil, con credenciales morales y con suficiente
capacidad para dirigir los destinos de Venezuela. Surge así una larga lista de
nombres y de candidatos. Pero es en la figura del Dr: Diógenes Escalante donde
recaen las preferencias. Desde los más radicales adversarios del régimen hasta
los factores independientes, conjugan tal preferencia por Escalante.
Su regreso nuevamente a Venezuela es esta
vez más despampanante. Una gran multitud baja hasta La Guaira y una caravana de
gran número de vehículos lo escoltan hasta Caracas. Se hospeda en el Hotel
Ávila y desde allí monta su centro de operaciones políticas. Es el hombre del
momento. Todos quieren saludarlo, todos quieren estrechar su mano. Pero el
destino le tiene guardada una jugada.
Como que hubiera recibido un daño, empieza
Escalante a hablar incoherencias, a vestirse inadecuadamente. Incluso a
comportarse indecentemente. Se prenden las alarmas y una junta médica lo evalúa
y dictamina que está “insano mental”. Lo regresan a EEUU donde pasa el resto de
sus días en un sanatorio.
La Locura de Escalante se me parece
muchísimo a la MUD, que desde hace ya un tiempo intenta la toma del poder en
Venezuela. Han intentado todos los caminos y entre desaciertos y desaciertos,
el poder les luce lejano. Su último triunfo electoral los ubico al frente del
Poder Legislativo, pero cada vez luce más que dentro de la MUD predominan las
corrientes violentas y radicales. Estratégicamente han debido proyectarse a un
triunfo electoral en las elecciones de gobernadores, pero subestimaron la
fuerza de las corrientes bolivarianas y revolucionarias y se empeñaron en
varios esquemas que contemplaban la salida de Nicolás Maduro. Graso error.
Ahora ni habrá elecciones de gobernadores este año, ni Referéndum, ni SALIDA,
ni renuncia, ni ninguna acción que aleje a Maduro de la primera magistratura.
Por el contrario, el chavismo está en la calle, está fortalecido y Diosdado al
frente de la conducción política.
Como Escalante, la MUD queda otra vez por
fuera. Solo les queda la violencia como última carta, pues, ellos mismos se han
encargado de segregar a quien de señales de algún vestigio de democracia (caso
Timoteo Zambrano). Ahora Maduro fortalecido y el pueblo convencido que la MUD es
solo un cartel de pranes que hoy se matan entre ellos por ser el líder de la
oposición. Hay mucho billete corriendo, mucha plata para que tumben a Nicolás
Maduro. Mientras, el pueblo en la calle para defender al gobierno bolivariano.
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