Con la llegada de Fabricio
Ojeda al Panteón Nacional; una especie de mausoleo gigante reservado a la
heroicidad y a los mártires que han arropado nobles causas. A esos hombres y
mujeres que han empeñado su vida por las causas del pueblo, y por la felicidad
y el bienestar ajenos. Los que por siempre han transitado en el altruismo, como
expresión de trascendencia y encuentran en su reposo final el reconocimiento
eterno de las generaciones futuras. Se abren las puertas de nuestro principal
reservorio histórico para que otros héroes anónimos, olvidados por años y años,
sean debidamente reconocidos en sus luchas y en su entrega.
Y es que, como dato curioso, el mismo sitio donde está ubicado
El Panteón Nacional; Parroquia Altagracia de Caracas, es el mismo lugar donde
estaba ubicada La Iglesia de La Santísima Trinidad, construida en 1744, y
destruida por el terremoto de 1812. Fue Antonio Guzmán Blanco quien decreto en
1874, la construcción del Panteón Nacional.
Si algo ha distinguido siempre y si en algo ha sido coherente la
historia patria, es la heroicidad, la valentía y rebeldía de nuestros hombres.
En muchos casos ha sido un transito quijotesco y en muchos otros, envueltos en
expresiones plásticas y poéticas. Y todos nos han dejado un legado de
trascendencia, que como un ave, ha marchado por encima de las colinas del
tiempo. Y lo más importante, que cada personaje; como prendidos por un aura
mágico y de tiempos futuros, ha tocado la cotidianidad de la vida de cada época
por donde les ha tocado transitar.
El pueblo tiene guardado en su alma a muchos hombres y mujeres
que la llamada “historia oficial” ha relegado al olvido. Héroes anónimos, almas
de pueblo que han dejado esparcida su sangre por los caminos y recovecos de la
geografía nacional y que han hecho aportes vitales para encender la moral, la
rebeldía, la conciencia y hasta el orgullo nacional.
Fabricio Ojeda; y junto a él sin dudas, una nueva concepción;
revolucionaria, que le abre las puertas a las almas populares que reclaman su
sitial en el mausoleo del pueblo. Allí aspiramos tener a Luis Mariano Rivera,
Alí Primera, Hugo Chávez, Argimiro Gabaldón, Américo Silva, Jorge Rodríguez,
Luis Beltrán Prieto Figueroa, Pío Tamayo. A El Poeta Ramos Sucre, Jacinto Convit
y a muchos otros con meritos suficientes para ocupar ese sitial de honor.
La Revolución Bolivariana esta llamada a reconocer a los héroes
olvidados. Pues, allí reposa mucha de nuestra historia más digna y virtuosa.
Ella debe desempolvar la historia dormida y darle vida a la memoria y a la
gesta de cada uno de estos hombres y mujeres.
Y es que si no es en revolución no podemos esperar que un
gobierno alineado en corrientes políticas conservadoras y supeditados a
concepciones neoliberales y hasta represivas, vaya a exaltar la memoria y
legado de nuestros héroes, ya de por sí, olvidados y silentes para la historia
oficial.
Es hora
de hacer justicia popular y de que echemos a un lado esa falsa moral de que El
Panteón Nacional es solo para gente de levita y de corbata. Allí debe estar
sembrada el alma del pueblo; sus héroes, sus hijos descamisados y los hombres y
mujeres que con su arte, con sus aportes científicos, con su ejemplo y
gallardía, han logrado tocar el alma nacional.
Muy cierto Dr.Grandes héroes que dieron lo mejor de si mismo por un pueblo un pueblo que vive y sigue paso a paso la historia.Viva Bolivar ,Zamora y Chavez.Dios le bendiga y Exitos .Este Sábado en a La Carga de 12 a 2 am por RNV 91.1 Caracas,Valles del Tuy 95,toda Venezuela y el mundo por la www.rnv.gob.ve
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