miércoles, 22 de febrero de 2017

EL DÍA QUE DIOSDADO GRITO QUE CHÁVEZ LOS TIENE LOCOS!

Lo que al principio parecía una consigna de agitación política, poco a poco y con el pasar de los años, nos ha hecho comprender que en el comportamiento, en la conducta y forma de ser de algunas personas que lideran el oposicionismo en Venezuela, hay vestigios de locura y de desequilibrio mental.
Atrás queda el discurso de altura, de buena prosa, de profundidad literaria y de poesía, que llenaban los recintos donde se debatía política. Aunque hombres de derecha, no obstante de rozar la socialdemocracia, no se  les podía negar sus dotes intelectuales y sus capacidades discursivas. Dicen por ejemplo que escuchar a Andrés Eloy Blanco en el antiguo Congreso Nacional, era un deleite. Al mismo Jovito  Villalba, considerado el mejor orador que ha pisado el parlamento. Y así Rómulo Gallegos, Prieto Figueroa, Miguel Otero Silva, Jesús Farias y muchos intelectuales que le daban un aire de altura a la política.
Es terrible la crisis que envuelve a la cúpula oposicionista al gobierno bolivariano y a mucha  dirigencia  que adversa al chavimo. Lo primero que salta a la vista es la perdida de la palabra como documento. Pues, un día dicen una cosa y al otro día lo niegan. No importándoles que todo haya quedado registrado y grabado.
Muchos de los dirigentes oposicionistas no entienden que Chávez trajo a la cotidianidad una forma distinta de hacer política. Una donde el dirigente tiene que estar compenetrado con el pueblo, su gente y sus problemas. O donde el funcionario público deja atrás las muchas barreras y privilegios que dan los cargos, para toparse, cara a cara con el pueblo. Con Chávez ha resurgido la sensibilidad social y el compromiso con el más necesitado. Los problemas de la gente se han individualizado. Y como dice Diosdado; “casa por casa, caso por caso”. Se busca que los problemas de la gente no sean un número, una estadística, una cifra. Estamos obligados a ir a lo humano. A la sensibilidad del pueblo; allí donde la fibra humana se toca. Al abrazo, a la solidaridad, al hacer de uno el problema ajeno.
Cuando la dinámica política nos trae a la palestra a personajes como Ramos Allup, Chuo Torrealba, Freddy Guevara, Capriles, Julio Borges, Corina Machado, Diego Arria, Luis Florido, Ledezma y un largo etcétera, no nos queda más que admitir que en la oposición política venezolana (y allí incluimos a la CEV- Diego Padrón y comitiva), hay una crisis de liderazgo  muy seria.  Como que todo lo delegan al marketing. No les importa lo que la gente piense. De hecho, la mayoría de diputados que hoy conforman la AN, y suena irónico decirlo, no los conocen en ninguna parte.
El discurso se ha tornado incoherente. Hablan más para la massmedia perversa internacional, que para el pueblo venezolano. Es que no les importa lo que piense el ciudadano común.
Hay una especie de locura en el dirigencia oposicionista venezolana. No hay perspectiva de país. Solo un empeño terco de entregar las riquezas a los centros imperiales de poder del mundo. Hasta el término patria lo descalifican en su afán  de querer descalificar al chavismo.
La dirigencia opositora está entrampada. La llamada unidad es como un mecanismo de control interno para garantizar que no abandonen sus posturas a la hora de hacer política. Es una unidad que les garantiza avanzar sin el pueblo.
De verdad que tiene vigencia aquella consigna de Diosdado Cabello; “Chávez los tiene locos, Chávez los tiene locos…”         



























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