miércoles, 7 de junio de 2017

QUIEN TIENE LA RAZÓN?

La MUD impulsa de manera descarada, la política del caos. Al menos  el Este de Caracas y los municipios donde tienen alcaldes afectos, los utilizan como escenario para poder concretar una estrategia de violencia, que obedece a su vez, a una estrategia internacional, para poder activar los mecanismos que justifiquen una “Intervención Humanitaria”. Quienes a lo interno del país acogen y lideran tal estrategia (Operadores  a lo interno: Freddy Guevara y Lilian Tintori. Operador en el Exterior: Julio Borges), vienen haciendo su trabajo con total apego al libreto que previamente se estudió y se decidió para tal fin.
Aquí está corriendo mucho dinero de los verdes. Plata hay, lo que no hay es pueblo. Cuando se miran de cerca las protestas violentas de la MUD, fácilmente se puede observar la poca cantidad de personas que acompañan las mismas. Sin embargo, los pocos actores le imprimen el mayor grado de violencia posible para que la massmedia lo multiplique en el mundo y poder mostrar la “caotización” en que Maduro y el Gobierno Bolivariano han convertido a Venezuela.
La mesa está servida para la intervención. Ya al menos creen que la opinión pública internacional ya está lo suficientemente sensibilizada para dar el zarpazo.
A lo interno del país, los generadores de opinión quieren vender la idea de la polarización. Incluso, algunas figuras claves del discurso, como Vladimir Villegas por ejemplo, a ratos quieren mostrarse como independientes y simples analistas, cuando en verdad no es así. Permanentemente crean matrices de opinión favorables a la MUD y sus intereses, pero luego fungen como objetivos analistas con moral para cuestionar el mismo caos que ellos consuetudinariamente, promueven.
Parte del caos en el que pretenden involucrar a la ciudadanía, tiene que ver con el discurso que emiten, con los mensajes y con la incoherencia de los mismos. Hay una ausencia de sensatez y de sentido común (aunque hay quien dice que “el sentido común no es tan común como parece”). Claro, la estrategia es confundir y que la gente vea y sienta un país dividido, separado, por las razones que sea, un país intolerante, inhóspito, etc.
El país no está polarizado, como se pretende vender. El Gobierno Bolivariano con Nicolás Maduro al frente, tienen su carta de navegación clara. El Plan de La Patria es un programa de gobierno que le permite al país avizorar el futuro, pero que también permite marchar por rutas claras. Aquí no hay improvisación ni caprichos. Y la mejor demostración de ello, es que nuestro país y la paz de la república han podido sortear todos los obstáculos y embates de los enemigos de la patria.
Aquí no hay división ni fractura del alma republicana ni de la democracia. Aquí lo que sí existe es una guerra de altas dimensiones, que emplea todos los mecanismos posibles para fracturar y romper el alma de la patria.
La ley tiene su imperio y Nicolás Maduro tiene la legitimidad. Aquí no hay dictadura. El pueblo; y visto este como  categoría política que en el marco de la lucha de clases sociales, suma a las grandes masas de hombres y mujeres desfavorecidas socialmente; explotadas y marginadas, tienen en el Gobierno Bolivariano, el mecanismo político-militar, de lucha y defensa, de lo que históricamente ha sido una lucha desigual.
La dignidad y la razón son dos banderas que sostienen el alma de la patria. Que sea oportuno recordar aquella estrofa de una canción de Pablo Milanés, que dice; “La historia lleva su carro/y a muchos no montará/pero por encima pasará/de aquel que quiera negarlo”. 

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