Todas las fuerzas poderosas
contrarias al modelo de gobierno bolivariano que lidera Nicolás Maduro,
aprietan fuerte y no escatiman recursos ni esfuerzos por lograr sus objetivos.
La idea es clara; incitar al pueblo a una sublevación o revuelta colectiva,
para poder justificar una intervención de fuerzas militares foráneas, que luego
la mediática se encargara de decir que son fuerzas de acompañamiento al pueblo
venezolano.
Califican a Venezuela como “Estado
Forajido”, es decir, un Estado con un gobierno y un pueblo que han determinado
construir su propio destino. Un Estado que no se acoge a la tutela del F.M.I.
ni del Banco Mundial y que rechaza el carácter hegemónico de los EEUU. Y que
muy por el contrario, se empeña en fomentar mecanismos de cooperación con la
mayoría de los países de la región.
Por estos días la Argentina de
Mauricio Macri se empeña en aplicar las recetas que le ha dictado el FMI y su “Nueva
Ortodoxia Previsional”; bajar los montos de las jubilaciones, aumento gradual
de la edad de las jubilaciones, “racionalización” del gasto público (reducción
de salarios y eliminación de subsidios, etc).
Brasil y su aparato gubernamental
después del golpe de Estado dado a Dilma, ha sido tomado por una red de
corruptos inescrupulosos, quienes sin reparo alguno han sido aceptados por la
llamada “Comunidad Internacional”, solo porque Brasil garantiza ser fuerza
aliada en toda la política hegemónica que se ha dispuesto para el continente
(ya se ha usado su territorio para prácticas militares y también se ha prestado
para sacar a Venezuela del MERCOSUR).
Nuestra vecina Colombia muestra dos
trofeos impresionantes. Es el único país de Latinoamérica que es miembro de la
OTAN y además posee en su territorio, siete bases militares Norteamericanas.
La guerra contra Venezuela aprieta
duro. El Gobierno Bolivariano hace gigantes esfuerzos para garantizarle al
pueblo la satisfacción de sus necesidades. Hay aumentos de sueldos y salarios,
se mantienen los programas sociales (Clap, Misión Vivienda, pensiones,
gratuidad de la educación, asistencia médica y primaria, bono de guerra económica,
etc). Pero los enemigos no ceden espacios. La especulación recorre al país. Los
precios de los productos y servicios están bien distantes de los costos de
producción.
Que estamos a las puertas de un
estallido social?, es posible que sí. Solo que quienes lo estimulan no han
medido que el pueblo arrecho puede ir; no contra el gobierno, que al fin de
cuentas es quien lo protege, sino en contra de los comerciantes que día a día
especulan y roban al pueblo y su gente.
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