viernes, 26 de enero de 2018

VIENDO LAS ESTRELLAS DESDE LOS ANGELES


   Hace tiempo que el Sueño Americano quedó atrás. Un ejemplo vivo de ello lo constituye la ciudad de Los Angeles, concretamente el poblado de Skid Row y sus calles de llenas de carpas y de cartones, donde la gente se acurruca en las noches para guarecerse del frio y de la intemperie (para ver video y leer más detalles de esta información, consultar: www.cubadebate.cu, “Viendo Las Estrellas desde Los Angeles” , mismo título con que ilustro esta entrega, del 2018-01-24, firmado por: Francisco Arias fernandez). Esta situación se agrava aún más con las políticas migratorias que está impulsando la Administración de Donald Trump, que a parte de las innumerables violaciones a los DDHH, arroja un incremento de 156% en las detenciones ilegales de inmigrantes.
   Las poblaciones más afectadas por estas políticas migratorias son las haítianas, nicaragüenses, hondureños y afganas. El mismo Trump los ha llegado a calificar como sidosos.
   El capitalismo se ha impuesto en el mundo, se ha globalizado. Atrás quedaron La Guerra Fría y la historia ha llegado a su fin. El equilibrio que sostenía al mundo se ha roto. Ahora los centros de poder del mundo no tienen por qué fingir ni por que jugar el ridículo juego de la diplomacia. Con tal, esta solo sirve para jugar a la decencia y comportarnos con modales finos y fingir ser tolerantes.
   La democracia es un concepto decadente y el Estado de Bienestar  ha sido redimensionado. Solo es para beneficiar a las clases dominantes. El Modo de Producción Capitalista, ya instalado en sus dominios, no duda en ejercer su supremacía y su moralidad.
   Poco importa que la intemperie golpee a personas que busquen guarecerse. El lado humano no importa. Solo son desplazados; una especie de calificación estadística que busca reducir a una expresión sin importancia, a quienes se mueven por el mundo como que fueran fugitivos de este planeta, que osaron invadir tierras prohibidas y usurpar espacios ajenos.
   El Modo de Producción Capitalista tiene al mundo sumergido en una de las peores crisis migratorias del planeta. Así como en uno de los peores atentados que contra el bienestar del ser humano hayamos presenciado.
   Por fortuna, y casi como que fueran seres extraños, resurgen voces de esperanza. A lo lejos, allá donde creemos poder ver un pequeño destello, se levanta la esperanza. Oímos voces. Se escucha la poesía, el canto, surge una intelectualidad comprometida, surgen corrientes cristianas que comulgan a Cristo con el pata en el suelo, se ve la polvareda de pueblos, que como Venezuela, avanzan; como en aquellas gestas gloriosas de la Independencia, con el pecho erguido y la sangre hirviendo, hacia la dignidad y la libertad.

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