viernes, 27 de julio de 2018

ENTRE CRITICAS Y AUTOCRITICAS LACERAN LA ESPERANZA


 Por estos días es común ver a muchos que se dicen chavistas, sumar sus críticas más acérrimas a la gestión de gobierno que lidera Nicolás Maduro. Casi en nada se diferencian de los que militan abiertamente en los sectores oposicionistas  al Gobierno Bolivariano. Solo que afirman ser chavistas y revolucionarios.
  Si bien la crítica y la autocrítica son elementos intrínsecos de todo revolucionario, esta no puede servir para lacerar el alma y la esperanza del militante. La crítica constructiva sirve para mejorar y corregir. Y nos permite “ver” a través de otros, lo que por diversas razones no podemos ver, o no entendemos o no percibimos por nosotros mismos.  Mientras que la autocrítica, acto más difícil aun, casi que raya en lo heroico, es ver dentro de nosotros mismo “la viga que nos atraviesa el ojo”. Es un acto de trascendencia sin dudas, porque nos obliga a “salirnos” de nosotros y tratar de vernos, cual terceras personas, a nosotros mismos, y vernos fallar o errar, para luego enmendar.
 Algo parecido ocurre con la teoría y praxis. Y como la crítica y la autocrítica, muy común ver a ambas marchar muy distante una de otra. Fácil es criticar. Fácil es teorizar. Lo difícil es predicar con el ejemplo.
  Hay muchos compañeros que se dicen chavistas pero que uno los lee en las redes sociales en una crítica permanente a Nicolás Maduro y a La Revolución Bolivariana. Más sin embargo, se percibe también un silencio permanente hacia los sectores oposicionistas y claramente definidos como enemigos del pueblo y de sus luchas.
 Hay compañeros que por ejemplo  desde sus redes sociales denotan una inconformidad tan grande que a veces llegamos a pensar o que tienen un problema de personalidad o grandes carencias o una gran debilidad ideológica, que les impide entender la actual coyuntura política por la que atraviesa el país. Que valga decir, aquí no está en crisis la propuesta bolivariana ni el intento de socialismo. Aquí lo que está en crisis es el capitalismo. Y este se expresa, no nada más en un sistema económico. El capitalismo también es un sistema cultural. Son estructuras mentales, creencias, hábitos, formas de actuar y de pensar. Son pesos ancestrales que nos doblan el alma y el espíritu.
  Esos compañeros que critican y critican, que ni que les bajen una estrella para que se sientan conformes, son los mismos que se alegraron cuando designaron a Diosdado Presidente de la ANC, pero que a los dos días ya lo criticaban,  dizque porque no ha hecho nada. Son los mismos que dicen que Maduro no hace nada, pero critican todas las medidas que toma.
  En el fondo del asunto la lucha pareciera que fuera en realidad, entre revolucionarios y conservadores. En el centro de la centrifuga hay dos fueras poderosas enfrentadas. La que lucha con todas sus fuerzas por nacer y la que se niega, con todas sus fuerzas, por morir. Solo que en una está la vida, y en otra esta la muerte. La masa que sueña por alcanzar un mundo mejor, como decía Silvio, no es solo  un amasijo de huesos y tendones. Ella está llena de dolores, de sueños, de sufrimientos, de llantos, de alegrías, de esperanza y de mucha fe por el mañana que se nos viene.
        

miércoles, 25 de julio de 2018

LA BUENA VOLUNTAD



   Es necesario el Buen Deseo de las personas para echar a andar un mundo mejor. Es necesario ser “un tilín mejores”, como nos los decía Silvio Rodriguez. La Buena Voluntad parece ser el último reducto donde se esconde la esperanza.
    La Buena Voluntad si no es buena, no es buena voluntad. Ella no se puede expresar a medias tintas. Y además ella sirve para reafirmar el lado bueno de la gente. No se puede vivir la vida desconfiando de todo y de todos. En aras del bien común se impone que los seres humanos en general, practiquemos  La Buena Voluntad.
   La práctica política como instrumento de negociación, debe contar con La Buena Voluntad. La suma de buenas voluntades puede hacer una gran contribución a la solución de muchos problemas  y hacer la vida más llevadera en el marco de las relaciones sociales del hombre y su entorno.
   La Buena Voluntad debe imponerse por encima de la desconfianza y del actuar siempre “con una carta debajo de la manga”. Nada se puede lograr en este mundo si se pierde la confianza en la gente y en la palabra. Urge dar la palabra; rescatar su carácter de documento y de verdad.
    

viernes, 20 de julio de 2018

VEO HUMANOS, VEO HUMANIDAD



  “El socialismo económico, sin la moral comunista no me interesa”
   Esta opinión fue expresada por  El Che Guevara en una entrevista concedida en 1963. Completa la idea afirmando que; “Luchamos contra la miseria pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación”.
 Es innegable el fracaso del Modo de Producción Capitalista. Como nunca, hoy el mundo está sumergido en una peligrosa carrera hacia su propia destrucción. El llamado mundo globalizado, parece empequeñecerse cada día más. Las fuerzas dominantes ejercen su dominio sin ningún escrúpulo. El ser humano parece un extraño en su propio hábitat, en su propio mundo. En plena época moderna el hombre, como nunca antes en la historia, padece la falta de libertad; social, espiritual, política, cultural, etc.
   El Modo de Producción Capitalista trae consigo añadida una especie de enfermedad terrible; La Alienación; esa que lo introduce a la despersonalización y le impone a cada persona la cultura dominante, pero que a la par, lo domestica, lo destruye espiritualmente y lo resigna a aceptar al mundo tal cual es. Sin derecho a soñar y a aspirar uno mejor.
   La Alienación destruye la esencia del hombre. Le roba su condición básica; lo humano. Es una especie de esclavización que lo conduce a la resignación y le roba todo derecho a rebelarse ante lo que lo oprime y disminuye.
  El Socialismo es la esperanza. Es la utopía necesaria. El concentra las herramientas científicas para entender el complejo mundo de la economía política y de entendimiento del entorno. Así  como, la suficiente fuerza  para liberar espiritualmente al hombre. Para estimularlo al altruismo y a la grandeza. Para hacerlo más humano y más sensible para entender a su entorno.
   El Socialismo es una expresión humana que conduce al hombre por el camino de la bondad, de la solidaridad, de la hospitalidad. Conduce al hombre al encuentro del otro. Y Cuando decimos otro, parafraseando un poco a Leonardo Boff, nos referimos a todos los seres vivos. Los animales, los mares, los ríos, el medio ambiente. Y es que a través del “otro”, podemos practicar la hospitalidad, la bondad, la acogida. Y todas estas características humanas se hacen más grandes y valerosas, cuando ese “otro” es un extraño, un inmigrante, un desconocido. O cuando este es portador de toda una estructura cultural, étnica, ideológica o filosófica, diametralmente opuesta a la nuestra. De allí que El socialismo no es solo una compleja “formula” para entender el mundo y para entender a los diversos modos de producción que han antecedido toda la historia del hombre. Es un camino para hacer más humana, la humanidad.
               

viernes, 6 de julio de 2018

LA DESTRUCCIÓN DEL ESTADO NACIONAL; LA NUEVA COLONIZACIÓN.

   Era de esperarse; con la desintegración de la URSS, el derrumbe del Muro de Berlín y junto a ellos, la derrota de la esperanza, el fin  de los sueños, el fin de la historia, donde se sostiene el pensamiento único, “las ideologías ya no son necesarias” (Francis Fukuyama, 1992, “El fin de la historia”). La visión bipolar del mundo, que la sostenía el poderío militar y conocido como “La Guerra Fría”, queda rota para siempre.
   Ya “vencido” el enemigo; y con él su verborrea, y sus conceptos, no queda más que imponer su mando, su poder. Así, “el capitalismo es poder, no economía. Usan la economía, pero son otra cosa, concentración de fuerza armada y no armada, capaz de confiscar la plusvalía, los excedentes que produce la sociedad” (Abdullah Ocalan, líder de las milicias Kurdas de Oriente).
 Toda esta sacudida mundial trajo consigo la Globalización; un espejismo moderno para conquistarnos mejor, y la primera víctima es el llamado Estado Nacional y todo cuando en el subsiste y lo caracteriza. Es decir, su cultura, su lengua, sus expresiones políticas, su mercado interno, su policía, su ejército, etc.
   La Globalización, que no es solo convertir al mundo en una Aldea Global, como lo describió el sociólogo canadiense Marschall MaLuhan, en cuando al impacto comunicacional (cambios producidos por la radio, el cine, la televisión, los medios de comunicación en general; el impacto que han tenido la imagen, el sonido, la fotografía). Es en verdad, una guerra de destrucción/reordenamiento. El imperialismo se ha mundializado. Y junto a él, el nacimiento del Estado Supranacional, que a su vez ha creado sus aparatos de control, como El FMI, La Organización Mundial del Comercio, La Organización para La Cooperación y El Desarrollo Económico (OCDE). (VER; “Desarmar Los Mercados”, Ramonet, Ignacio).
 Como quien ya no corre peligro alguno de ser derrotado, el imperialismo impone su fuerza, su cultura, sus postulados, su razón y su lógica. Este no permite que pequeños aldeanos se subleven. Sin vergüenza alguna son sometidos por sus conquistadores.
 El nuevo orden mundial impone la tristeza y la resignación.  Convierte al hombre en un ser escéptico  e incrédulo. Y como “El Ministerio de La Verdad” (Orwell, 1984), castiga a quien se atreve a disentir.
  Los pueblos que osan respirar por cuenta propia; que fomentan su independencia y autodeterminación, y que fomentan su identidad cultural y que reconocen el legado histórico dejado por nuestros héroes (en el caso de Venezuela), son “obligados” a arrodillarse ante el amo del mundo.
   La Revolución Bolivariana es una acción quijotesca y titánica. Es la irreverencia contra el nuevo orden mundial. En Venezuela nos estamos jugando la rebeldía de los pueblos oprimidos del mundo. La fe por la libertad y el derecho que tienen las personas de soñar y de aspirar un mundo mejor, una sociedad mejor.

UN GIRO A LA DERECHA

        Hay compañeros que viven en una permanente crítica al gobierno bolivariano. Son implacables, severos y constantes en sus críticas. T...