viernes, 20 de julio de 2018

VEO HUMANOS, VEO HUMANIDAD



  “El socialismo económico, sin la moral comunista no me interesa”
   Esta opinión fue expresada por  El Che Guevara en una entrevista concedida en 1963. Completa la idea afirmando que; “Luchamos contra la miseria pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación”.
 Es innegable el fracaso del Modo de Producción Capitalista. Como nunca, hoy el mundo está sumergido en una peligrosa carrera hacia su propia destrucción. El llamado mundo globalizado, parece empequeñecerse cada día más. Las fuerzas dominantes ejercen su dominio sin ningún escrúpulo. El ser humano parece un extraño en su propio hábitat, en su propio mundo. En plena época moderna el hombre, como nunca antes en la historia, padece la falta de libertad; social, espiritual, política, cultural, etc.
   El Modo de Producción Capitalista trae consigo añadida una especie de enfermedad terrible; La Alienación; esa que lo introduce a la despersonalización y le impone a cada persona la cultura dominante, pero que a la par, lo domestica, lo destruye espiritualmente y lo resigna a aceptar al mundo tal cual es. Sin derecho a soñar y a aspirar uno mejor.
   La Alienación destruye la esencia del hombre. Le roba su condición básica; lo humano. Es una especie de esclavización que lo conduce a la resignación y le roba todo derecho a rebelarse ante lo que lo oprime y disminuye.
  El Socialismo es la esperanza. Es la utopía necesaria. El concentra las herramientas científicas para entender el complejo mundo de la economía política y de entendimiento del entorno. Así  como, la suficiente fuerza  para liberar espiritualmente al hombre. Para estimularlo al altruismo y a la grandeza. Para hacerlo más humano y más sensible para entender a su entorno.
   El Socialismo es una expresión humana que conduce al hombre por el camino de la bondad, de la solidaridad, de la hospitalidad. Conduce al hombre al encuentro del otro. Y Cuando decimos otro, parafraseando un poco a Leonardo Boff, nos referimos a todos los seres vivos. Los animales, los mares, los ríos, el medio ambiente. Y es que a través del “otro”, podemos practicar la hospitalidad, la bondad, la acogida. Y todas estas características humanas se hacen más grandes y valerosas, cuando ese “otro” es un extraño, un inmigrante, un desconocido. O cuando este es portador de toda una estructura cultural, étnica, ideológica o filosófica, diametralmente opuesta a la nuestra. De allí que El socialismo no es solo una compleja “formula” para entender el mundo y para entender a los diversos modos de producción que han antecedido toda la historia del hombre. Es un camino para hacer más humana, la humanidad.
               

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