jueves, 20 de diciembre de 2018

EN MEDIO DE DOS SIGLOS



    Toda esta generación que respira hoy, somos portadores del privilegio de viajar en el tiempo montados en dos siglos. Uno que feneció, el siglo XX, y otro que se abrió a los nuevos desafíos, el siglo XXI.
      En aquel diciembre del año 2000 el reloj anunciaba no muy buenos augurios. Todo empuja al caos. Las horas amenazaban con detenerse y el mundo temía paralizarse. Parecía que finalmente se iba a cumplir aquello que anunciaba Francis Fukuyama del fin de la historia, del fin de los días. Por fortuna la vida siguió andando. Y si bien la esperanza y la utopía salieron trasquiladas, estas siguen siendo necesidades humanas. Pues, “no nada más de pan vive el hombre”.
       Sin embargo, lo que pareció ser un final de siglo convulsionado; lleno de guerras y de conflictos, también ha servido para que el sistema capitalista, como Modo de Producción y como sistema global, se consoliden. Sus principios, sus leyes y su ética se han diseminado por el mundo y ahora todos le ven el rostro a la bestia.
       El nuevo siglo que está naciendo y del cual solo han transcurrido 18 años, nos augura tiempos muy duros. El carácter imperial que ha asumido el capitalismo coloca al mundo contra la espada y la pared. “Hegemonía o supervivencia” como lo ha definido Noam Chomsky. El mundo arde por los cuatro costados y hasta los programas de conquista del espacio se han acelerado. El Programa de La Guerra de Las Galaxias traslada al espacio la lucha por el dominio del mundo.
       El poder mediático que ha alcanzado el imperio es como una especie de edulcorante para persuadir, convencer y emborrachar con sus verdades a la gente. Las posiciones de dominio echan a un lado la diplomacia. Esta ya no es el argumento civilizado para la resolución de conflictos. El nuevo orden mundial que se quiere imponer rompe con todo argumento civilizatorio y diplomático e impone una especie de dominio global.
       Así como poco a poco se ha ido tejiendo la consolidación del Modo de Producción Capitalista, ha si la esperanza, que se ha tornado silente, persiste y crece como una necesidad humana, a la cual no se puede renunciar, pues, es intrínseca al hombre.
      Este nuevo siglo le plantea al hombre desafíos quijotescos. Nuevas gestas heroicas están planteadas, nuevos desafíos y mucha tinta espera para escribir la nueva historia. La de la generación del siglo XXI que tiene el deber de salvar a la especie humana.
      El Capitalismo poco a poco ha convertido al mundo en un lugar inhóspito y al hombre en una especie errante y sin destino, en humanos sin humanidad. Urge volver a la “matriz utópica”, a ese reducto donde han relegado al amor, la solidaridad, al altruismo y a todas esas expresiones civilizatorias que nos distinguen como humanos. El desafío es la vida digna y la felicidad del hombre.  

1 comentario:

  1. Saludos Dr. Excelente la columna, un mensaje para reflexionar y mantener vivo el legado de Chavez. Dios le bendiga. Éxitos

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