Ya es una realidad, el
imperio ha decidido apoderarse del mundo. Y no es precisamente una cinta
cinematográfica protagonizada por Harrison Ford; la famosa cinta dirigida por
Irvin Kershner; Star Wars. No, es el modo de producción capitalista en su
máxima expresión. Ahora convertido en imperio.
Concluido el periodo
de la llamada Guerra Fría, el mundo pareció perder el péndulo que servía de
equilibrio para la paz. Una especie de obscurantismo arropo la fe y la esperanza.
El mundo de las ideas y de los sueños pareció llegar a su fin. Y toda esperanza
caída en un abismo. “El fin de la historia y el último hombre”, de Francis
Fukuyama (1992); quien hoy ha confesado su desconcierto, dado que la realidad
le ha dado una bofetada, lleno las librerías del mundo y se convirtió
rápidamente en el best seller del momento.
Con la caída del Muro de Berlín y La
Perestroika de Gorbachov, el socialismo entro en sus días oscuros y más
parecidos a los hijos rebeldes del capitalismo. Perdió su fuerza y su alcance.
Así las cosas, las fuerzas imperiales lograron imponer la doctrina de “La
Seguridad Nacional”, y los EEUU han asumido, sin ninguna desvergüenza, su
condición de Policía del Mundo.
El capitalismo, en
su fase imperial, ahora muestra su verdadero rostro. Ya los cimientos que lo
contenían, que contenían su furia, están debilitados y bajo su merced. El
Derecho Internacional ya está bastante maltrecho y no garantiza la sana
relación de respeto que debe distinguir a las naciones. La Diplomacia ya no
sirve ni para fingir, así sea entre tragos de whisky, que es posible aparentar
ser educados y tolerantes. Las Organizaciones Internacionales, como la ONU y La
OEA, por ejemplo, emiten resoluciones que nadie acata.
El capitalismo,
erguido como el imperio más poderoso que jamás haya visto la humanidad, es un
sistema, aunque depredador y violento, con alcance globalizante. No hay
espacios al que no llegue su furia. Si bien guerrerista, también se expresa
culturalmente, deportivamente, artísticamente, etc. Su discurso se expande
fácilmente a través de las plataformas comunicacionales. La massmedia dominante
es la voz que deja oír al amo. Que si postverdad, o fast new, al final todo
parece ser un recetario sacado de la imaginación de Julio Verne, pero ahora convertido en una
película de terror.
Como lo profetizo
Goerge Orwell en su novela 1984, donde el omnipresente y vigilante de todas las
cosas, El Gran hermano, tiene control de todo. Todo se manipula y quien
transgreda lo establecido, recibe un castigo ejemplar.
Mientras EL IMPERIO
CONTRAATACA y expresa su supremacía, la tierra se convierte en una enorme
cárcel donde el hombre es enemigo del hombre. Donde campea la pobreza y la
miseria y son millones de niños los que “escapan” de la escolaridad. Y otros
millones que se acuestan sin comer. Mientras tanto, la tierra parece colapsar.
Ante eso, hay un mundo que se levanta; que canta, que
sueña, que lucha, que se atreve.
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