No obstante de que la humanidad ha
cargado sobre sus hombros una inmensa deuda para con el hombre mismo; deuda que
involucra a la civilización entera y que sin duda han sido las causas de muchas
de las injusticias que padece el hombre hoy. Nuevamente se cierne sobre el
mundo un “nuevo” peligro que tiene, entre otros objetivos, negar la existencia
de expresiones humanas y del legítimo derecho que asiste al hombre de buscar
nuevos caminos, nuevos paradigmas de vida y de bienestar.
Un fantasma recorre al
mundo. Un nuevo peligro se cierne sobre la humanidad. Y es el afán imperial de
los EEUU. El modo de producción capitalista se ha globalizado. Y tras él, se ha
globalizado también el hambre y la miseria.
El péndulo que hasta ahora ha servido de equilibrio entre las naciones, parece desquebrajarse poco a
poco. El Derecho Internacional, La Autodeterminación de Los Pueblos, Los
Tratados, Las Convenciones. Los mismos organismos internacionales nacidos para
garantizar la paz y el respeto entre
países. Para garantizar la sanidad del planeta y regular las relaciones.
La diplomacia misma; todo luce ineficiente e inoperante. Todo luce obsoleto e
inservible. Los EEUU se empeñan en imponer su supremacía y desde su cuenta de
twiiter el dueño del mundo, Donald Trump, emite sanciones y otorga territorios
(caso reciente, el Golán, territorio Sirio, “asignado” a Israel). Es la
supremacía dando órdenes.
En un ensayo
presentado por el maestro Leonardo Boff; de quien he tomado el título que
ilustra esta entrega, el señala tres ejemplos concretos de LA DESTRUCCION DE
LOS CULTURALMENTE “OTROS”.
En primer término
señala a la cultura Islámica y a la religión musulmana, ambas, fuentes de
sabiduría y de filosofía. La primera, el islamismo con grandes aportes
culturales y su influencia determinante en España y sus grandes centros
culturales. Allí donde los sabios cristianos fueron a buscar las fuentes de la
filosofía y a nutrirse de las ciencias
griegas. Motivado principalmente a que muchos manuscritos habían desaparecido de países cristianos como
Francia, Italia, Alemania, Inglaterra, etc.
Sin embargo, las grandes
diferencias religiosas y principalmente el hecho de que el Islam se ubicara o
controlara en toda la zona conocida como La Palestina Bíblica, precisamente los
lugares más sagrados para los cristianos, produjeron terribles guerras y
cruzadas militares, contra los musulmanes. Y estos a su vez, históricamente,
acusan a Occidente de intolerantes, de estimular la guerra y de desprestigiar
su historia y su idiosincrasia.
Se ha roto la
tolerancia, y más aún, la hospitalidad. Históricamente ha sido así y los recientes
acontecimientos en el Medio Oriente lo que han hecho es alimentar más el odio y la guerra. Lo sucedido en Irak,
Afganistán o la influencia que ejerce EEUU sobre Arabia Saudita. Todo esto
apaga lentamente el valor histórico que el mundo musulmán posee.
En segundo término
señala Leonardo Boff al África Negra. Es impagable la deuda que tiene el mundo
Occidental para con el África; para con su historia, sus hombres, su cultura.
Millones de seres que han sido esclavizados y reducidos a simples objetos o simple
mercancía. Tratados como bestias; subastados, intercambiados, esclavizados.
Y en tercer término se
señala a las culturas indígenas; también llamadas culturas precolombinas, que
abarcan además a América Latina, el Caribe y América del Norte.
Quien puede negar por
ejemplo, el tremendo aporte cultural, arquitectónico, en las artes y en la
agricultura, de los aztecas, de los mayas y de los Incas. Así como también el
aporte de las tribus indígenas de esta parte del caribe. Han sido torrentes de
historia que han desaparecido del mapa.
Un nuevo paradigma
civilizatorio no puede negar al otro. Urge ir a las raíces del
humanismo-ecuménico. Allí donde el hombre se encuentra con el hombre. Con su
hospitalidad, el respeto, la tolerancia. Pero además, un paradigma
civilizatorio que desplace al hombre como el centro del mundo y lo ubique como
una parte del todo. De un todo que incluya a la naturaleza; sus bosques, ríos y
mares. A los animales y al cosmos. Pero también a la religiosidad, la fe, lo
místico, lo mágico, lo asombroso, lo majestuoso.
En este siglo 21.Se le acabó la.mantequilla a los Estados Unidos.que quiere ser el amo del mundo.es casi el mismo estilo que Adolfo Hitler.
ResponderEliminar