Los stadium vacíos han aniquilado los espectáculos los
coliseos, tal como El Coliseo de Roma, ya no tiene sangre que ofrecer. Las cuentas
bancarias millonarias, de deportista, de artistas y de todos cuantos viven del
pueblo, hambrientos de sus show, ahora yacen congeladas en frías bóvedas,
inservibles ante una pandemia que se empeña en acabar con los humanos.
Las dramáticas declaraciones de
la hija del Presidente de Banco Santander de Portugal, son una clara
demostración, un claro ejemplo de que hemos llegado a un nuevo tiempo.
Ella afirmo que su padre murió en
su casa, reclamando por un poco de aire para respirar. Que de nada le han servido
los millones de dólares para salvar su vida.
La gente anda más preocupada por
salvar su vida; por protegerse, por cuidarse, por no contagiarse, que por ver su pelotero
favorito o a su ídolo del fútbol anotar su mejor gol. Todo se ha detenido y todo, por
ahora, parece banal.
Las multitudes se han recogido. Y
como arte de magia, la naturaleza parece respirar de nuevo.
La crisis desnuda otro lenguaje. Los
arboles de baten al compás del viento y parecen felices.
Los pájaros
revolotean sus gritos y los mares acogen el arte de delfines, ballenas y de
todo ese ecosistema que subyace en sus profundidades. Los animales vuelven a
tomar la selva y el hombre; como el ser más “racional” no le queda otra que el confinamiento.
La especie humana parece no saber qué hacer. Su comportamiento
es ofensivo la naturaleza. Parece un ser inadaptado, no apto para este mundo.
Sin saber las
respuestas nos vemos en medio de una barbarie que nos tomó de sorpresa. La madre
tierra ha impuesto su lenguaje y nos obliga a aceptar lo que somos. Una íntima
parte de este mundo. Una pequeñísima particular, que desde el punto de vista,
bien sea cósmica o del ecosistema mismo no valemos más que un insecto o una
luciérnaga.
Se derrumba
ante nuestros ojos un modelo de vida que poco a poco convirtió al hombre en
enemigo del hombre. Un modelo que pigmento el valor humano en negros y blancos
y que discrimino la vida; como una especie de peste o de seres inferiores, a
los homosexuales a los gitanos, a los inmigrantes, a los pobres. La especie
negándose a sí misma y echando a un lado valores intrínsecos al ser humano. Valores
como el amor, la solidaridad, la compasión, el altruismo; que hace elevarnos
hasta esos eslabones donde reposa la hermosura y lo bello. Un nuevo tiempo ha
llegado. Aurora o infierno, aun no lo disipamos. Pero lo que sí es seguro es que
la naturaleza cobra su esplendor e impone sus leyes. Ella sigue rauda con su armonía
y su majestuosidad. El espectáculo humano; las multitudes y sus valores, y sus
juegos, y sus burlas, parecen llegar a su fin.
Comparto mi artículo de hoy
ResponderEliminarEl sistema capital ya no es tan eficiente como decian autores clasicos. Sistema como el comunismo y socialismo son los que realmente se necesitan en el mundo. La naturaleza humana pues, hace justicia ante todos los danos causado por el ser humano al medio ambiente en especial a los animales. Doy gracias a dios por nacer y vivir en Venezuela, a pesar de todas las guerras (cibernetica, psicologica, mediatica entre otros) seguimos de pie y con la frente en alto para defender nuestra revolucion contra aquellos que pretendan haverle dano. Finalmente, la furia bolivariana se hara sentir si lleganse a poner un pie fuerzas extrangeras en nuestro territorio, la fuerza chavista esta lista y sepultaremos de una vez por toda el sistema capital. Excelente articulo hector resplandor.
ResponderEliminar"Un estilo bueno debe ser claro."
ResponderEliminarAristóteles.
Felicitaciones Hermanazo. Maravilloso Articulo!
Att. Douglas Torres