Con todos los defectos, fallas o errores que
puedan haber dentro del proceso revolucionario que lidera Nicolás Maduro, y que
sin dudas, marcha sobre los designios y el legado del Comandante Chávez; los sectores progresistas, revolucionarios y
concientes de este país, y del continente todo, no pueden perder las
perspectivas del significado que tiene el proceso político que se vive en
Venezuela.
Si bien, la critica como herramienta de
crecimiento en el debate que se debe datar hacía adentro del proceso, no la
podemos desechar ni descalificar, no es menos cierto que debemos sopesar la
incidencia de esta en el marco de una coyuntura, que por momentos pareciera que
no es bien interpretada por quienes se ubican en una permanente crítica al
proceso político. Más aun cuando muchos de estos personeros, hasta hace poco,
ocuparon cargos de responsabilidad gubernamental.
El hecho de que muchos de estos críticos,
filósofos u opinadores, hayan ocupado cargos importantes en el gobierno
revolucionario, ha de haberles dado, al menos, la posibilidad de conocer, tal
como lo brinda el ser parte del llamado Alto Gobierno, los planes y artimañas
de los cuales se valen los enemigos del proceso, para acabar con La Revolución
Bolivariana. Lejos de eso, lo que hacen en sumarse a la caravana opositora; con
otro lenguaje, con otro discurso, desde otra trinchera y con posturas
engañosas.
El Comandante Chávez decía en una
oportunidad, sobre esa gente que vivían militando en el camino revolucionario,
pero que parce que nunca se plantearon seriamente el asunto del poder. Es
decir, la posibilidad cierta de ser gobierno algún día, de estar al frente del
Estado. O al menos, de definir, desde una perspectiva de Poder real, la
concepción de Estado más cónsona con su práctica revolucionaria.
Así como El Che decía que la posibilidad
real de morir los golpeaba a todos, en un momento determinado de la lucha
revolucionaria. Así debieron sentir los que hoy se rasgan las vestiduras desde
la crítica, en cuanto a sentir, al menos alguna vez, la posibilidad real de
hacerse del poder político.
El llamado movimiento Marea Socialista; que
quieren hacerse parecer como el ala más radical del chavismo, extrañamente,
guarda silencio ante la llamada Guerra Económica, no dicen nada del
intervencionismo norteamericano en los asuntos de Venezuela; financiamiento,
espionaje, bases militares, etc. Y mucho menos dicen nada ante los ataques
constantes de los sectores más apátridas y radicales de la oposición venezolana.
Dicho sea de paso, se alinean del lado equivocado en el marco de la lucha de
clases sociales que se desarrolla en Venezuela. Pues, si bien es fundamental
filosofar permanentemente, lo es también el lado pragmático de la política.
Pero no de esa política de la que a juicio de Rafael Poleo se hace sin el
estomago, sino de la política que se desarrolla en un tablero de ajedrez. La de
saber mover las piezas; saber atacar, saber defenderse, sin subestimar nunca el
valor de todas las piezas. @NicolasMaduro y @dcabellor, pueden explicarles un
poquito de que se trata eso.
Desde Marea Socialista se asumen preclaros; teóricos
de un socialismo que no es este ni aquel, sino todo lo contrario. Filósofos de
una filosofía que no escucha y no ve el cantar del pueblo; su lenguaje, su
música y las mil expresiones culturales y plásticas que en cada rincón se nos
presentan.
A veces creo que Marea Socialista opina
desde el Este de la ciudad. Quizás desde un centro comercial, en medio de una
tertulia de café, hablando bajito para que no los oigan y disimulando ser
escuálidos para no ser rechazados.
Seguramente desde el Este están bajo mejor
resguardo, así evitan que las palomas que pueblan La Plaza Bolívar les caguen
las ideas, o las voces libres que se gritan en La Patana, perturben sus grandes
ideas de socialismo: no el de aquí, pero tampoco el de allá.
La critica de Marea Socialista olvida que
mucha de las políticas que critican de este gobierno, son las mismas que ellos
abanderaron cuando eran ministros y parte del gobierno chavista.
Desde Marea Socialista callan por las bases
militares que tienen los gringos en Colombia. Casi niegan la llamada Guerra
Económica; el machaqueo, las guarimbas, los planes conspirativos, los
asesinatos. Hay una “ingenuidad” que su filosofía no logra ver.
Las criticas de Marea Socialista, en esta
coyuntura, más sirven a la derecha y a los sectores opositores, a la burguesía
pues, que a la revolución.
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