Seguramente que
quienes padecen de una memoria corta, son quizás los espíritus; alma y
conciencia de gente buena, donde mayor mella hacen los laboratorios de guerra
mediática. Esos mismos que estudian el comportamiento humano y lo inducen a que
asuman determinadas conductas; puntos de vistas y opiniones que seguramente no
obedecen a su conciencia personal.
Es la llamada
Guerra No Convencional o Guerra de Cuarta Generación…esa que ataca la
autonomía, la libertad y la autodeterminación de las personas. Marx lo definía
como Alienación. Ese estado en que el trabajador deja de ser persona para
convertirse en dinero, en mercancía, en mano de obra que puede representarse a
sí mismo en un equivalente en dinero. La persona deja ser ella en su estado
consciente.
Producto de todo
este proceso alienante que han desatado los laboratorios de guerra mediática;
sumado a la Guerra Económica y a un incesante ejercicio de propagar la idea del
caos, es posible que muchos pierdan las perspectivas de lo maravilloso que ha
sido este proceso político que empezó con el liderazgo de Hugo Chávez y que hoy
tiene a la cabeza a Nicolás Maduro.
La llamada
Globalización permite que hoy las burguesías del mundo; que en verdad no son
más que expresión de un sistema y de un modo de producción, como lo es El Modo
de Producción Capitalista, responsable de todo el caos que hoy consume al
mundo; estén unificadas y se muevan sin fronteras, como sin fronteras se
muevan también la pobreza, el hambre y
el deterioro de las riquezas naturales.
Eso explica en
parte por que quieren acabar con La Revolución Bolivariana. Pues, temen que
esta se globalice y se expanda por el mundo como paradigma cierto de que si es
posible un sistema político abierto en la defensa del pueblo y de sus
intereses. De las mayorías necesitadas y de quienes viven en el “designio” de
ser pobres.
Chávez empezó en
Venezuela una revolución social. Los pobres empezaron a ser tratados como
gente, como ciudadanos. Se empezaron a valorar como personas y a darles la
oportunidad de participar activamente en la construcción de una nueva
ciudadanía y en una nueva forma de relacionarnos. Con una concepción distinta
de la institucionalidad pública, y del mismo ejercicio de la política como instrumento
de desnudar a quienes amparados en ella, se empeñan en engañar y mentir.
La revolución
venezolana se nutre de los valores más bellos de que puede estar guiada
cualquier gesta que busque trascender. Ya lo decía el mismo Comandante Chávez,
somos cristianos militantes, somos
rebeldes; por que estamos en contra de las injusticias y somos revolucionarios
por que tenemos conciencia de que es necesario transformar la sociedad; darle
un vuelco, un sacudón al estado actual de cosas, para que la vida marche en el
estado natural de la armonía, la felicidad y el desarrollo.
La llamada
oposición venezolana, los que se expresan a través de la MUD, no son nuestros
verdaderos enemigos, políticamente hablando, en verdad los que se mueven detrás de ellos,
los verdaderos dueños del capital, esos si son peligrosos. Los demás son
simplemente sus peones. Por ejemplo, un Chuo Torrealba, un Pablo Medina, Una
Delsa Solorzano. No son burgueses nada. Burgueses son los Mendoza, Los
Capriles, Los Cisneros. Y los chorros de dólares que ingresan al país para
financiar el caos, la decidía y la idea de que este país y su gobierno no
sirven para nada.
Por los logros en
la educación, en la salud, en el deporte, por las miles y miles de viviendas
construidas, por las carreteras y autopistas, por los pensionados, por el
combate firme contra la guerra económica; el acaparamiento y el contrabando de
extracción. Por la dignidad demostrada internacionalmente, por darle vida a Bolívar
y a nuestra historia patria. Por encender la rebeldía y la conciencia del
tiempo histórico en que vivimos. Por El Plan de La Patria; hermosa carta de
navegación que recoge el sentir histórico de nuestros héroes y nos indica el
camino luminoso por donde debe marchar la patria. Por la poesía que nos regalo El
Chino Valera Mora o Cesar Rengifo; por los discos, por los libros, por el canto
victorioso y adelantado a su época de Alí Primera…hay que defender esta vaina!
No se trata de ser
chavistas o no. Sólo de ubicarnos en un plano de justicia; allí donde la
conciencia es nuestro juez personal, para asumir la defensa de lo que nos ha
dejado Chávez y del gigantesco esfuerzo que hace, seguramente más allá de sus
fuerzas, Nicolás Maduro como portador del estandarte más grande y sublime que
hombre alguno pueda llevar en esta hora venezolana; el firme deseo de Hugo
Chávez; su último deseo quizás, por que el liderazgo de la república reposara
en las manos de un hombre forjado en el combate revolucionario.
Aquí si hay cosas
que defender…por allí está sonando el clarín de la patria…
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