Decía El Comandante Chávez en una de sus múltiples alocuciones, que a la
par de ir avanzando en un proceso revolucionario, de la manera profunda de
incidir en las estructuras que cimientan el viejo Estado, no podíamos descuidar
la cultura que preside y le ha dado fuerza a ese viejo Estado que se pretende
transformar. Es decir, que no podemos descuidar la conciencia que ha de
fomentarse y que debe ir naciendo para respaldar lo nuevo, lo que está
floreciendo, lo que está naciendo.
Es allí en ese aspecto donde precisamente se forja lo que El Che Guevara
definía como “El Hombre Nuevo”…ese que se va abriendo al entendimiento de los
nuevos procesos y que poco a poco va cobrando sentido de lo histórico. No en
vano las corrientes históricas definen como revolucionarios a los que se
empeñan en transformar las sociedades donde viven. Y como conservadores a
aquellos que hacen todo, hasta lo imposible, para que nada cambie. Para que
todo se mantenga tal cual. Es allí incluso de donde nace lo gatopardeano. Los
que se empeñan en cambiar todo para que nada cambie. Para evitar precisamente
los procesos revolucionarios y de transformación de las sociedades. Los que
envejecen a las sociedades y llevan al extremo de la normalidad viejos hábitos,
viejas costumbres y convierten a la cotidianidad en viejas escenas contemporáneas.
Cuando El Comandante Chávez asumió el poder en Venezuela, inmediatamente
empezó a introducir cambios que tocaban directamente el comportamiento
ciudadano. Esto por supuesto precedido de una concepción política-ideológica
que llamaba la necesidad de integración e igualdad social.
Desde su concepción de una
“Democracia Participativa y Protagónica” empezaron las masas-pueblo;
invisibilizadas hasta ahora, a organizarse y a participar activamente en el
acontecer diario del país.
La vieja estructura de la sociedad (que aun hoy se mantiene), diseño una
división política-territorial acorde a sus intereses. Ya el país dividido en
Estados, pasó a dividirse en municipios, parroquias y caseríos. Ya está
estructura traía en sí misma una división clara de clases sociales, donde
incluso le endilgaban el título de ciudadano, tanto a las altas personalidades
como a los que habitaban las ciudades. De modo que lo pueblerino quedaba como cosa
de segunda.
La idea del Estado Comunal; de Las Comunas y de Los Consejos Comunales
rompe radicalmente con los viejos esquemas. Se plantea una revalorización de la ciudadanía y una incorporación más
activa a la construcción del nuevo rumbo de la patria. Con mucha rebeldía y
osadía; pero tomando las banderas de nuestra heroicidad histórica y de las
ideas más luminosas que han alumbrado siempre el altruismo y la grandeza
humana.
A la guerra mediática que han sometido a Venezuela, y que sin dudas trasciende
nuestras fronteras; y a la que se han sumado grandes medios de comunicación,
artistas, deportistas, etc, sin dudas ha hecho mella en un gran número de
venezolanos que incluso han hoyado los más sagrado que debe tener un ciudadano;
como lo es la patria. Algunos se han ido, otros andan en lo propio; como que el
mundo fuera un paraíso y Venezuela fuera un infierno.
Algo parecido pasa en La Administración Pública, tanto, que parece una ESCUELA
PARA ESCUALIDOS. E incluso hasta en cargos de direccionalidad y de
responsabilidad de gobierno, se han colocado personas que no comulgan con la
nueva concepción hacía donde empujamos a la sociedad.
Tenemos que deslastrarnos de la ingenuidad. Pero tenemos, como cual
frente de batalla, cubrir todos los flancos y todas las trincheras. La
Administración Pública es una de ellas. Así como lo es lo cultural, lo
mediático.
Se están haciendo cosas, hay que admitirlo, pero hay que profundizar. El
enemigo no cesa, la revolución no es ya una alternativa, es la única alternativa
por donde debe transitar incluso la humanidad toda. Y al hablar de revolución
es querer hacer más humana a la humanidad. Más justa, más hermosa, más de lo
humano.
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