La globalización,
que no es más que la mundialización del Modo de Producción Capitalista, que si
bien se expresa de modo general, estimula sin dudas los nacionalismos, el
racismo, la xenofobia, la discriminación y el individualismo.
Lo que ocurre hoy
por ejemplo con la ola de inmigrantes que pueblan las orillas o fronteras
europeas; hombres y mujeres que huyen de la guerra y de los conflictos armados
y que arriesgan sus vidas en las aguas fieras del mediterráneo, es la realidad
más cruenta, que choca como una bofetada en el rostro del racionalismo, en el
rostro de la humanidad y que resulta una vergüenza para el hombre. Pues, el
recibimiento es más vergonzoso aun. Como si se tratara de animales que invaden
un terreno ajeno, son atacados con palos, piedras, machetes y armas de fuego. Y
en otros casos, países que construyen muros para aislar a los “invasores”.
Hay un renacer de
la xenofobia y del racismo en el mundo. A los inmigrantes los atacan con palos
y piedras. Ah, pero también a los latinos, a los negros, a los homosexuales, a
los gitanos.
El Mundo se ha
fragmentado y la especie humana cada día acrecienta más su odio contra si
misma. Los llamados países del Primer Mundo; civilizados, avanzados,
desarrollados, no escatiman en mostrar sus mayores miserias humanas.
Por estos días en
Inglaterra una pareja de ciudadanos españoles fue agredida por que estaban
conversando en español, no en ingles. Los “Hooligans” ingleses se han
diseminado por toda Europa. La llamada “Enfermedad Inglesa” corre por todo el
continente.
El mundo fue
testigo de la bajeza en el debate electoral por la presidencia de los EEUU. Los
dos principales candidatos a la primera magistratura, Hillary Clinton y Donald
Trump, “se sacaron los trapitos”. Por una parte Hillary representaba la
continuidad de las políticas de Barack Obama, y Trump “el genuino sentimiento
Americano”.
No es casual que la
campaña de Donald Traump estuvo dirigida básicamente a atacar a los
inmigrantes, latinos y mexicanos principalmente y hasta planteo la creación de
un muro total en la extensa frontera con ese país. Él sabía que sus
declaraciones sacrificaban el voto latino, pero que en lo más profundo de la
sociedad norteamericana, ganaba sus mayores adeptos.
Para nadie es un
secreto que mucha gente “huye” hacía los EEUU en busca del Sueño Americano. Y
es que en los EEUU, en lo más profundo de su sociedad, asumen como forma de
vida, el nacionalismo, el racismo, la xenofobia. Traump es algo así como “la
esperanza blanca”. Por ello sostenemos que quien ganó realmente la elección
estadounidense fue el discurso xenófobo de Trump.
Donald Traump tocó
la fibra del estadounidense genuino, de la raza blanca, de ese que siente que a
su país llega gente a robarle las oportunidades.
Esta vez ganó la
ola de odio que mueve al mundo. El desprecio, la discriminación y toda la
miseria humana que poco a poco se imponen. Lo humano cada día se diluye más. Y
no es que Hillary sea mejor que Trump, no nos referimos a ello. La diferencia
estriba en que Trump no esconde los modales y asume sin decoro el aspecto más
cruel de la crisis del sistema. Esa que deja al descubierto el lado mercenario
del derrumbe del capitalismo.
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