Cada día más convencido de que sobre
Venezuela se cierne una cruenta guerra económica y de que la CIA hace sus
mayores esfuerzos por acabar con el gobierno revolucionario. Para ello emplean
recursos incontables; y agentes internacionales y nacionales, y gente que en el
fondo defienden solo sus intereses personales, sin importarles que tras sus posiciones
y acciones, arrastran tras de sí los intereses de la república.
Que el espionaje está más activo que
nunca, que el gobierno está infiltrado en muchas instituciones o círculos de
poder. Convencido estoy de que a Hugo Chávez lo asesinó la CIA, y que para ello
se valió de sus círculos más cercanos; los mismos que posteriormente se
"asilaron" en EEUU y que han preferido su bienestar personal y sus
comodidades, que cuidar y proteger a Hugo Chávez.
Estoy convencido de que el capitalismo,
visto en perspectiva histórica, vive su hora menguada. Si bien vivimos la
globalización del modo de producción capitalista, que es lo mismo decir, la
globalización de la pobreza, el capitalismo está en crisis. Crisis que
lamentablemente pone en peligro la vida humana en la tierra, pues el afán
destructivo de este modo de producción y su incesante explotación de los
recursos naturales, hacen que a cada momento "escuchemos" los
quejidos de la naturaleza, y en muchos casos, el hombre siente su furia, su
fuerza majestuosa.
Crisis sistémica o crisis épocal?, como
sea se impone urgentemente un cambio de paradigma.
Convencido estoy de que los centros de
poder del mundo controlan los hilos de todo cuanto acontece en la faz de la
tierra. El poder de la massmedia es el instrumento perfecto para hacer calar
sus verdades; para destruir naciones o personalidades. O para enaltecer
virtudes inexistentes. He allí por ejemplo el caso de los inmigrantes que a
cada instante se traga por miles el Mar Mediterráneo. Hombres, mujeres y niños
que huyen de la guerra y de las invasiones que EEUU y la OTAN; en su afán de buscar
petróleo y cuanto factor energético le sea útil, no escatiman en inventar
razones para arrasar con pueblos enteros en África y en muchos países árabes.
Este es uno de los casos más vergonzosos para la especie humana. Ah, pero todos
callan.
Estoy convencido de que el carácter
hegemónico del modo de producción capitalista, lo "moraliza" lo
suficiente como para no importarle nada de lo que opine esa figura abstracta
que se llama La Opinión Pública. Con tal, siempre la verdad que vale es la
suya, la de ellos.
Convencido estoy de que la crisis es mundial y siento pena
ajena de los compatriotas que "huyen" de Venezuela, dizque por que
aquí no se puede vivir, para convertirse en buhoneros y en lumpen en otros
países. El mundo se cae a pedazos pero las grandes cadenas de noticias se
empeñan en satanizar a Venezuela. CNN parece una televisora venezolana. De diez
noticias que transmite, ocho son relacionados con nuestro país.
Es necesario que ampliemos nuestra
cosmovisión, que seamos más críticos, que leamos más. Que investiguemos las
noticias y sus fuentes. Que leamos aquí y allá. Que no creamos todo lo que
leemos y que intentemos siempre ir al fondo de las cosas. Sus causas, el por
qué y los intereses que las mueve.
Convencido estoy de que es necesario que
los seres humanos rescatemos el sentido espiritual de las cosas, que sigamos
creyendo en las utopías y en la esperanza. Que rescatemos el sentido humano del
ser; el amor, la solidaridad, la compasión y el altruismo. Que sigamos
albergando la fe y la convicción de que otra sociedad es posible, de que otro
mundo es posible.
Convencido estoy de que la militancia en
el socialismo, pero visto desde la perspectiva del Humanismo-Ecuménico, es el
paradigma que está reservado para salvar a la humanidad.
La fuerza de los cambios debe verse de
manera integral. Desde lo espiritual y lo cósmico, hasta el quehacer cotidiano
del hombre; sus creencias y su comportamiento, pero también su fe en un mañana
promisorio.
Es mi última entrega por este año. Los exhorto a que
por estos últimos días del año, renovemos nuestro espíritu y sigamos empeñados
en ser un tilín mejor. Seamos más humanos!
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