miércoles, 24 de mayo de 2017

LA DICTADURA EN VENEZUELA

Si asumimos que el Gobierno Bolivariano es un gobierno subversivo y rebelde, entonces el statu quo lo representan los sectores oposicionistas que se expresan a través de la MUD. A los que quizás muchos califican de conservadores o radicales. Extrema derecha también les dicen.
El Gobierno Bolivariano se empeña en propiciar transformaciones importantes en la sociedad. Y casi que como eje transversal  de sus políticas públicas, está el hecho, por lo demás cierto, de la inversión social y el diseño de estructuras burocráticas para beneficiar a las mayorías pobres y tradicionalmente excluidas e invisibilizadas del país.
No es casual que Venezuela haya erradicado el analfabetismo o que haya masificado la educación media y universitaria. Como no es casual el plan masivo de viviendas que ha permitido que en 2016 se hayan entregado más de un millón quinientas mil viviendas. O que en el país existan, en una clara acción de justicia social, más de tres millones de pensionados.
Mas sin embargo, Venezuela es objeto de una cruenta guerra económica; guerra de cuarta generación o no convencional, donde los EEUU actuando como “el policía del mundo”, en alianza estratégica con los sectores más reaccionarios de la burguesía nacional, han decidido implar en el país la dictadura del caos y del odio. De la manipulación, de la postverdad y de la massmedia que busca, afanosamente, alterar la psiquis del ciudadano, para luego poder manipularlo a su antojo.
Siembran la idea en el mundo de que el Gobierno Bolivariano es una dictadura cruenta y sanguinaria, de que hay hambruna, de que la fuerza pública reprime las “pacificas” manifestaciones de gente que sale a las calles a protestar por hambre y falta de medicinas. A eso le adicionan, cual mejor escenario de Hollywood, jóvenes “actores” disfrazados de paramédicos, con batas blancas y cascos, para convencer al mundo de que ciertamente en Venezuela hay una guerra entre la población civil indefensa en contra de un gobierno dictatorial y represor.
Las grandes organizaciones musicales y deportivas, que controlan las carreas de muchos venezolanos, hacen lo propio. Es triste ver a muchos ídolos nuestros pronunciarse pidiendo el fin de la dictadura y lanzando un SOS por Venezuela.
Más, a lo interno sabemos que ni hay dictadura, ni hay hambruna ni hay guerra. Que la verdadera dictadura, por calificar de alguna manera la hostilidad, es la que ejercen los sectores oposicionistas violentos hacía todo lo que huele a chavismo (Recomiendo leer el artículo de Luigino Bracci; “Manual para no ser confundido como chavista”. VER: Blogger//lubrio.blogspot.com).
El chavismo es gobierno pero se milita en él “clandestinamente”. Los violentos y fascistas andan a la caza de sus posibles víctimas. Ya ha habido quemados, golpeados, humillados, maltratados.
El fascismo es la verdadera dictadura que empieza a mostrar sus dientes en Venezuela. La MUD y sus operadores políticos tienen luz verde para impulsar el caos y la violencia. El dinero ya está disponible y las instrucciones están impartidas. La orden es el caos total. La impunidad está garantizada. El Ministerio Público hace su colaboración al “suspender” la justicia. Con el foquismo se buscan minar todos los espacios y con pequeños caos, trancas y guarimbas lograr el malestar general. El concepto de democracia queda pospuesto para cuando ellos tomen el poder. Para entonces sí quedará institucionalizada la dictadura.

Como lo dijimos en su momento, la propuesta de constituyente planteada por Nicolás Maduro es una jugada maestra en el tablero del ajedrez político. Pues, al fin de cuentas la coyuntura de la crisis es fundamentalmente política, no es jurídica. Por ello a Nicolás Maduro lo asiste la razón cuando llama a los sectores revolucionarios y progresistas a unificarnos en la idea constituyentista. No es hora de vacilar ni de dudar. Está en juego la democracia.

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