De entrada debemos
decir que estas reflexiones vienen estimuladas por cuatro personajes que
ejercen vocería política dentro de la oposición venezolana. Son ellos; Delza
Solórzano, Ramón Guillermo Aveledo, Freddy Guevara y Leocenis García. Por
casualidades que brinda la gran “selva de concreto” que es la ciudad de
Caracas, hemos podido ver la soledad que preside a estos personajes.
Son líderes de
mentira, personajes de papel que se han erigido producto de una mediática
mentirosa que en su afán de combatir lo incomodo que les resulta este gobierno
a sus intereses, le ha abierto las puertas a estos fantasma y a su verborrea
solitaria.
Triste para una persona que se dice
líder y cuando camina por las calles de
la ciudad no sabemos si camina o deambula. Le son indiferentes a la gente.
Nadie los saludas, nadie los detiene, nadie los ve.
El liderazgo
político que entendemos como real es ese de la tribuna de oradores, el que
mueve masas, el que convence con su ejemplo. El que se erige desde una
perspectiva de grandeza y de desprendimiento. El que ve por sobre las sombras,
el que se proyecta en el tiempo y abres luces donde reina la oscuridad.
El líder es sinónimo
de gentes. Se es líder porque muchas personas se conjugan en un discurso, en un
camino por andar, en una persona, en una visión de vida que estimula y congrega
conciencias.
Dos veces nos hemos
topado con Ramón Guillermo Aveledo. En ambas oportunidades lo hemos visto
caminar solitario. Ha entrado a un café lleno de gente y parece no ser
reconocido por nadie. Él absorto en su teléfono chateando y apartado del roce
humano. Un hombre que se dijo vocero de los sectores oposicionistas del
Gobierno Bolivariano y de la MUD, un hombre que suponemos líder, sin pena ni
gloria en un café; espacio de charlas y tertulias, pero él aislado y solitario.
A Delza Solórzano la
distinguimos una tarde de beisbol en el Estadio Universitario de Caracas.
Vestía una camiseta de Los Tiburones de La Guaira. Ella como Aveledo, estaba
solitaria en su puesto. La gente transitaba de un lado a otro y la ignoraban.
Ella, más famosa por lo dicho sobre los barriles de petróleo, no sabía que el
término “barril”, se utiliza como unidad de medida (bbl), y que corresponde a
42 galones. Que el barril no es un envase físico, sino una expresión de medida.
Y famosa también por las contradicciones con su progenitor, quien incluso, ha
sido militante de la izquierda.
Delza Solórzano es
una lideresa de la massmedia; del micrófono y la tv. Las masas le son ajenas.
La fama de Freddy
Guevara ha sido efímera. Por los días de las guarimbas que convocaban al odio y
a la muerte, él no cesaba en hacer llamados a enfrentar; matar, destruir,
quemar, etc, al “régimen” de Nicolás Maduro. Terminó escondido en la embajada
chilena. A él también lo vimos en dos oportunidades, transitar solitario, sin
que nadie osara abordarlo. Así como cuando un líder decide ir a un sitio y la
gente inmediatamente lo identifica y lo aborda y le pregunta y desea conversar
con él. Pues, nadie se le acercó. Nadie le preguntó, nadie lo aupó. Triste,
pero real. Un líder de papel.
A Leocenis García,
editor del Grupo 6to Poder, candidato presidencial en estos momentos, creemos
que no lo conocen ni en su casa. A él lo vimos caminar largamente por Chacao,
casi dos cuadras, y no ser ni siquiera saludado por nadie. Ignorado totalmente por la
gente. Increíble. Una persona que se diga LIDER y que nadie le brinde al menos
un saludo. Es la trágica soledad del hombre cuando la mediática lo ignora.
Cuando su voz para poder ser escuchada, pende solo de la massmedia. Sin ella no
existen.
Con Hugo Chávez el
liderazgo cobra un matiz ético que se había perdido en el pasado. El hombre y
la coherencia entre la praxis y el discurso. El líder que desciende al pueblo y
padece junto a él sus dolores y sus sufrimientos. Qué bebe de su sabia y que le
jura lealtad a los avatares del camino.
Chávez dignificó la
política, pero además enseñó a todo un pueblo, y he allí el tamaño compromiso
de los liderazgos por venir, que el liderazgo verdadero se forja en la
identidad, en el compromiso, en la inteligencia, en el ideal, en la moralidad.
El líder debe remar junto al pueblo, y eso el pueblo lo sabe bien.
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